Los autocines son una ruta de escape en medio de la pandemia
- Julia Jacobs
Al ocultarse el sol, asistentes con boletos y cubrebocas hicieron fila en la dulcería para comprar palomitas, manteniéndose diligentemente a 2 metros de distancia unos de otros, para poder disfrutar de películas desde sus vehículos.
WARWICK, Nueva York — Al final fue la lluvia, no el coronavirus, lo que impulsó a algunos de los cinéfilos a retirarse del autocinema en Warwick un viernes reciente al tiempo que una tormenta interrumpía las primeras funciones.
Horas antes, vehículos deportivos utilitarios, automóviles y camiones habían avanzado a lo largo del camino de grava que lleva a las tres pantallas del autocinema Warwick Drive-In, en dirección a un montículo cubierto de hierba donde se estacionaron para ver la doble función.
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“Era esto o el tenis”, dijo Ivonisa Tesoriero, quien celebraba su cumpleaños número 39. Había una pila de cajas de pizza vacías en el piso mientras ella platicaba con familiares y amigos.
Al ocultarse el sol, asistentes con boletos y cubrebocas hicieron fila en la dulcería para comprar palomitas, manteniéndose diligentemente a 2 metros de distancia unos de otros. Niños jugaban. Adultos disfrutaban sus bebidas. Una pareja de más edad comía nieve en sillas para jardín mientras el humo de un asador flotaba hacia ellos. Se sentía como esa primera y eufórica noche de verano del año. Salvo por una nota de cautela que se percibía en el ambiente.
Después de dos meses de confinamiento por la pandemia en Nueva York, en esta noche —la primera en que podían abrir los autocinemas— residentes locales y gente de fuera se agolparon al cine al aire libre de Warwick. Llegó el momento en que miembros del personal tuvieron que empezar a rechazar gente.
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En un momento en que los estadounidenses están recelosos de codearse con desconocidos, el autocinema, un vestigio de baja tecnología de otra era, ha surgido como una popular ruta de escape. Misas y conciertos han sido realizados en ese estilo, sin bajarse del auto.
En Warwick, después de que unos 300 autos habían sido guiados hacia una formación con distanciamiento social, se vio el destello de un relámpago. Fue seguido por un torrente de lluvia más o menos 45 minutos después de que inició el primer grupo de películas. Las tres pantallas —donde se proyectaban “Trolls World Tour”, “Bad Boys for Life” y “Jumanji: The Next Level”— se pusieron negras. En los minutos que tardaron en reaparecer las imágenes, algunos autos se retiraron.
“Hubo algunas fallas eléctricas, pero fue una muy buena noche”, dijo Beth Wilson, dueña del autocinema. “Se agotaron los boletos. La gente simplemente estaba feliz de estar afuera”.
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Le habían avisado con sólo cuatro días de anticipación que se le permitiría reabrir, al tiempo que el gobernador Andrew M. Cuomo también allanaba el camino para otras actividades “de bajo riesgo” como la jardinería y, como señaló Tesoriero, el tenis.
Garrett y Laura Gioe habían llegado con sus cuatro hijos más de dos horas antes de la hora de inicio para asegurar un lugar.
Para Laura Gioe, ir al autocinema brindaba una apariencia de normalidad que no había sentido en mucho tiempo. “Ver gente, la interacción, es para lo que están hechos los humanos”, dijo.
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