Las plagas son molestas, aunque no hagan daño
- Caroline Arbour
El departamento de agricultura de Pennsylvania ha tomado algunas medidas para evitar la propagación de las criaturas parecidas a las palomillas, poniendo en cuarentena a 14 condados y estableciendo una línea telefónica para reportar avistamientos.
A la mayoría de la gente no le gusta vivir con bichos, y hace lo todo posible para matarlos. Pero afuera, somos seriamente superados en número por ellos.
En Pennsylvania, la suela de un zapato no es rival para las hordas de bichos linterna moteados que devoran cultivos, roen viñedos y plagan las aceras de las calles citadinas.
Las autoridades han suplicado a los residentes que mantengan bajo los pies al invasivo insecto, nativo de Asia.
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“¡Mátenlo!”, instó el Estado en su sitio oficial en internet. “Aplástenlo, háganlo pedazos... simplemente acaben con él”.
Los residentes de Pennsylvania se han vuelto creativos, pulverizando a los bichos con “bates de beisbol, soluciones químicas cuestionables y hasta pilas de libros de texto”, escribió Nicholas Bogel-Burroughs en The Times.
El departamento de agricultura de Pennsylvania ha tomado otras medidas para evitar la propagación de estas criaturas parecidas a las palomillas, poniendo en cuarentena a 14 condados y estableciendo una línea telefónica para reportar avistamientos.
Pese a estos esfuerzos, a principios de este mes llegó un bicho que se cree que era una linterna moteada por barco a Brooklyn, reportó The Times.
Éste no es el primer encuentro de Brooklyn con un diminuto visitante no bienvenido, y potencialmente costoso.
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El enorme muelle en el Puente de Brooklyn muestra cuatro décadas de esfuerzos ordenados por la Federación para limpiar el Puerto de Nueva York. Las aguas más limpias han atraído nuevos desarrollos frente al río, así como visitantes. Y una peste devastadora, otrora disuadida por las aguas contaminadas, también ha regresado: el barrenador marino.
“La mejorada calidad del agua ha sido una señal de ‘bienvenido de regreso’ para los barrenadores marinos”, declaró a The Times Eric A. Goldstein, abogado senior para el Consejo de Defensa de Recursos Naturales.
Los dos tipos más comunes de barrenadores marinos, que reciben su nombre porque dejan a su paso estructuras llenas de agujeros, son una almeja parecida a un gusano y un diminuto crustáceo. “Están causando estragos en muelles, embarcaderos y puentes de madera más antiguos, a todo lo largo de los 836 kilómetros de ribera de la ciudad”, escribió Winnie Hu, en The Times.
Pero una agencia de la ciudad está contraatacando. Ha gastado 6.2 millones de dólares para recubrir con concreto 294 pilotes de madera debajo de tres muelles de Brooklyn, y el Parque Brooklyn Bridge está emprendiendo un proyecto de 114 millones de dólares para cubrir 11 mil pilotes de madera con resina epóxica para prevenir más daños, reportó The Times.
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No todas las invasiones invertebradas son destructivas. En Las Vegas, una plaga de saltamontes que descienden del cielo evocaron imágenes de la plaga bíblica de langostas. Pero vienen en son de paz, aseguró Jeff Lockwood, profesor en la Universidad de Wyoming.
Al igual que millones de turistas que visitan la ciudad, estos intrusos de patas largas son cautivados por las deslumbrantes luces de Las Vegas. Esas luces, y un año inusualmente húmedo en la ciudad, ocasionaron que los insectos migraran de los desiertos secos del sur de Nevada en busca de alimento.
Las nubes de saltamontes pueden ser molestas, pero son inofensivas, afirmó Jeff Knight, entomólogo del departamento de agricultura de Nevada.
“No muerden”, declaró a The Times. “No pican. A la gente no le gustan. Eso es comprensible”.
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