La actriz Dolly Parton permanece tan auténtica como siempre
- Lindsay Zoladz
Una razón por la que el índice de aprobación de Parton es tan alto es que todos los atributos que solían hacerla blanco de las críticas. El estilo exagerado e hiper femenino, el colmillo empresarial sin tapujos necesario para realizar con éxito su crossover a fines de los 70 a la música pop.
![A los 73 años, Dolly Parton aún halla nuevos públicos. Un episodio de una serie en Netflix basada en sus canciones. Foto/ Netflix.](https://www.panamaamerica.com.pa/sites/default/files/imagenes/2019/12/13/dolly.jpg)
A los 73 años, Dolly Parton aún halla nuevos públicos. Un episodio de una serie en Netflix basada en sus canciones. Foto/ Netflix.
La popularidad de Parton ha perdurado porque, aún después de 50 años de estrellato, sigue siendo un enigma a plena vista. Llámenlo la Paradoja Parton.
“Muy a menudo alguien puede dejarte boquiabierto, pero al tiempo que vas conociéndola, el misterio se desvanece. Una de las cosas que simplemente me deja asombrada de Dolly es la cantidad de misterio que posee”, dijo Jane Fonda, coestrella de Parton en la cinta feminista “Cómo Eliminar a su Jefe” (“9 to 5”) a la revista Rolling Stone en 1980.
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Y en este momento, los mágicos misterios de Dolly Parton parecen estar cautivando a toda una generación nueva. La cantante, de 73 años, está volando alto gracias a un trío de hitos: es tema de un podcast popular (“Dolly Parton’s America”), es la inspiración de una nueva serie de antología de Netflix (“Dolly Parton’s Heartstrings”) y es vocalista invitada en una canción de música electrónica (“Faith”, del dueto sueco Galantis, en la que Parton aparece con un rapero holandés llamado Mr. Probz).
Sin embargo, en cierto modo, el 2019 es un momento raro para un renacimiento Dolly. Es fácil ver por qué alguien como Jane Fonda —algo así como una Greta Thunberg octogenaria— está viviendo un repunte en apoyo intergeneracional de un grupo políticamente consciente que es demasiado joven para recordar sus días de activismo antiguerra.
Parton, por otro lado, sigue renuente a ofrecer el más mínimo dejo de declaración política.
Una razón por la que el índice de aprobación de Parton es tan alto es que todos los atributos que solían hacerla blanco de las críticas —el estilo exagerado e hiper femenino; el colmillo empresarial sin tapujos necesario para realizar con éxito su crossover a fines de los 70 a la música pop; incluso la admisión sin reparos de su propia cirugía cosmética— ya no son tabúes.
Una generación que ha crecido con selfies y el feminismo del pop parece tener un entendimiento innato de que el artificio no neutraliza la autenticidad, y que una predilección por las pelucas altas y las uñas de acrílico no evita que alguien sea una compositora genio.
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Quizás esa sea la razón por la que su DNA de piedras falsas es visible en artistas jóvenes tan variadas como como Kacey Musgraves y Cardi B. —sin mencionar siquiera a su ahijada, Miley Cyrus. Hizo un dueto con Kesha en el álbum de 2017 “Rainbow”, éxito de Parton de 1980 que fue coescrito por la mamá de Kesha. En los Grammy de este año, cuando Parton fue honrada como la Persona del Año MusiCares por su filantropía, interpretó un conmovedor popurrí de sus éxitos acompañada de sus herederas millennials, como Katy Perry, Maren Morris y Musgraves.
Al igual que Cher, otro ícono multitalentosa de 73 años, Parton ha ascendido a un nivel enrarecido de celebridad intergeneracional: una abuelita con chispa de las redes sociales. Cuando Lil Nas X, el sheriff de la Generación Z y la mente detrás de “Old Town Road”, preguntó en voz alta, en Twitter, “¿creen que pueda poner a dolly parton y megan thee stallion en un remix de old town road?”, Parton rápidamente respondió con un muy apropiado emoji de un unicornio.
“Me alegré tanto por él”, dijo Parton de Lil nas X. “No me importa cómo presentemos la música country o la mantengamos con vida”, dijo. “La aceptación es lo mío”.
Parton nació en enero de 1946, hija de padre tan pobres que le pagaron en harina de maíz al doctor que atendió el parto.
De niña —una de 12 hijos- no tuvo exposición al cine o a la televisión, así que sus ideas iniciales del glamour vinieron de dos fuentes aparentemente disímiles: los centellantes reyes y reinas que había oído descritos en los cuentos de hadas y los versículos de la Biblia, y de las “mujerzuelas” y “damas de la calle” que veía cuando su familia iba al pueblo.
“Me causó gran impresión lo que llamaban ‘la basura’ en mi pueblo natal”, reflexionó más tarde. “No sé qué tan perdidas estaban estas mujeres, pero se decía que eran basura porque tenían el cabello rubio y usaban esmalte para uñas y usaban ropa ceñida. Yo pensaba que eran hermosas”.
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La otra noche, una amiga me texteó que #DollyParton era trending topic en Twitter. Mi corazón dio un sobresalto al tiempo que la vida de Dolly pasó ante mis ojos, pero era respecto a una entrevista de una hora de duración que estaba siendo transmitida por la ABC, con todas las leyendas musicales que hemos perdido en los últimos cuantos años, es alentador ver que esta potranca del espectáculo reciba su vuelta de la victoria mientras aún está presente como para disfrutar plenamente de la gloria.
No que esté planeando ir a ninguna parte. Siempre que se le pregunta cómo le gustaría ser recordada dentro de 100 años, Parton saca a relucir una de sus mejores frases a la Dolly: “Quiero que digan, ‘aíjole, ¡de veras que luce bien para su edad!’”.
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