Investigador exhibe engaños de redes sociales
- Adam Satariano
“Cada que atrapamos a un actor de amenazas, puedes apostar que los demás cambiarán sus tácticas para tratar de mantenerse un pie delante”, expresó Ben Nimmo, quien ha sido víctima de engaños cibernéticos.

Ben Nimmo trata de disipar mentiras en medios sociales antes de que se propaguen. Foto / Alexander Coggin/The New York Times.
HADDINGTON, Escocia — En agosto del 2017, Ben Nimmo fue declarado muerto por 13 mil bots rusos en Twitter. “Nuestro querido amigo y colega Ben Nimmo falleció esta mañana”, decía el epitafio, que lucía como si estuviera escrito en la cuenta de Twitter de un compañero de trabajo.
El mensaje fue compartido miles de veces por cuentas automatizadas, aunque Nimmo estaba vivito y coleando. Se había convertido en un blanco tras reportes de que grupos de ultraderecha estadounidenses habían adoptado mensajes pro-Kremlin en medios sociales respecto a Ucrania. La noticia de su muerte fue un intento de desinformación.
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“Eso lo volvió personal”, afirmó Nimmo, de 47 años, cuyo domicilio y otros datos personales, como información bancaria, también han sido posteados en línea.
Durante los últimos cinco años, él ha sido un líder de una comunidad pequeña, pero creciente, de sabuesos en línea que combate los intentos maliciosos por usar información falsa para influir en la opinión pública, sembrar discordia política y fomentar desconfianza en las instituciones.
La labor de Nimmo quedó en primer plano tras las elecciones presidenciales de EE. UU. en el 2016, cuando las agencias de inteligencia concluyeron que Rusia había echado mano de plataformas de internet para influir en los electores.
Su investigación llevó a compañías a vetar miles de cuentas relacionadas con desinformación. Pero sus habilidades son necesarias más que nunca, al tiempo que los engaños cibernéticos han sido adoptados por gobiernos, grupos de activistas y semilleros de contenido sensacionalista en al menos 70 países.
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El objetivo de Nimmo es detectar desinformación desde un principio, antes de que se propague. Ya que Facebook, Twitter y YouTube ahora monitorean sus plataformas de manera más agresiva, es menos capaz de guiarse por pistas obvias, como un número masivo de posts automatizados.
Así que busca en zonas poco conocidas de internet, como sitios noticiosos alemanes que aceptan contenido sin verificar generado por usuarios y servicios iraníes de videos compartidos.
“Cada que atrapamos a un actor de amenazas, puedes apostar que los demás cambiarán sus tácticas para tratar de mantenerse un pie delante”, expresó Nimmo.
En el 2011, empezó a trabajar en la OTAN como oficial de prensa. Estando allí en el 2014, vio cómo Rusia había trabajado para generar percepciones turbias de su invasión de Crimea, al incluso pintar falsamente a soldados rusos como “fuerzas locales de autodefensa”.
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Se convirtió en un investigador independiente y empezó a trabajar bajo contrato sobre Rusia para grupos pensantes prodemocráticos. El año pasado, Nimmo se convirtió en jefe de investigaciones en la compañía de monitoreo de medios sociales Graphika, que ha recibido financiamiento de Facebook.
Nimmo se apoya en herramientas digitales de fuente abierta: la Máquina Wayback, para hallar páginas de internet que han sido eliminadas, y Sysomos, para detectar tendencias de medios sociales.
Lo que resulta difícil, apuntó, es determinar cuando el material proviene de gente común que expresa un punto de vista o de un sistema coordinado vinculado a un Gobierno.
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