Humo amarga la vitivinicultura en Australia
- Jamie Tarabay, Michelle Elias y Matthew Abbott
Las uvas que estuvieron más cerca de incendios se están dejando en la vid. Las que están más lejos están siendo sometidas a prueba para detectar contaminación por humo. En algunos casos, los productores no sabrán si un vino puede venderse hasta que haya fermentado en tanques.

Iain Riggs, en Brokenwood Wines, se ha visto obligado a dejar uvas en la vid por contaminación de humo. Foto / Matthew Abbott para The New York Times.
VALLE DE HUNTER, Australia — Las colinas son exuberantes y verdes, y las uvas están regordetas y maduras. Pero un bocado del producto más preciado de este valle revela la peor pesadilla de un enólogo.
“Es como lamer un cenicero”, dijo Iain Riggs, un vitivinicultor aquí. “Es realmente rancio y amargo”.
Los incendios que se prolongaron durante meses en el sureste de Australia dañaron los viñedos del valle de Hunter, no por las llamas, sino a través de la mancha invisible del humo.
Los enólogos han abandonado las esperanzas para algunas cosechas del 2020. Las uvas que estuvieron más cerca de los incendios se están dejando en la vid. Las que están más lejos están siendo sometidas a prueba para detectar contaminación por humo. En algunos casos, los productores no sabrán si un vino puede venderse hasta que haya fermentado en tanques.
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Millones de dólares, y la buena reputación de las bodegas, están en juego.
“No se puede lanzar un mal producto”, dijo Chris Tyrell, un enólogo de quinta generación. “Todo lo que tienes es tu reputación, y no estamos dispuestos a arriesgarla”.
El Valle de Hunter, al norte de Sydney, es sinónimo de vino, que se ha producido allí durante casi 200 años, comenzando en las primeras décadas después de que los británicos establecieran una colonia penal en Nueva Gales del Sur. Hoy, la región, mejor conocida por sus varietales de sémillon y shiraz, alberga más de 150 bodegas.
El Valle es una parte crucial de una industria vitivinícola australiana que se ha convertido en el cuarto mayor exportador de vino por valor en el mundo.
Aporta cientos de millones de dólares al año a la economía del país, no sólo a través de las ventas nacionales e internacionales, sino también a través del turismo —otra parte del negocio del vino que se vio afectada por los incendios, al evacuar los vacacionistas las áreas cercanas al Valle o abandonar sus planes de hacer recorridos para degustaciones.
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Incluso antes de las llamas, las bodegas del Valle de Hunter habían lidiado con años de sequía. Ahora, después de que un 2019 de sequía sin precedentes ayudó a producir incendios forestales más grandes que cualquiera en la historia del país, la industria anticipa pérdidas en ventas de unos 110 millones de dólares.
En la bodega Tyrell, ricos huertos verdes rodean el sencillo cobertizo que Edward Tyrell, antepasado de Chris Tyrell, construyó después de llegar de Inglaterra a mediados del siglo 19. Pero el 80 por ciento de las uvas no se puede usar, y la pérdida financiera asciende a alrededor de 5 millones de dólares.
La bodega debe desechar cualquier fruta que pudiera estar contaminada, dijo.
“Al tener 60 familias que trabajan para nosotros y un nombre muy antiguo, tenemos demasiado tiempo aquí y hemos trabajado demasiado” como para arriesgarnos, agregó.
Más allá por el camino, en Brokenwood Wines, donde Riggs es el enólogo principal, el olor a uvas trituradas y alcohol fermentado se filtra de cajas y tanques vacíos que normalmente están repletos de fruta que produce las mezclas de shiraz, chardonnay y sémillon del viñedo.
Los enólogos se han convertido en químicos al tratar de determinar qué uvas se pueden salvar.
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Las uvas en sí “se ven fabulosas, por eso es tan insidioso”, dijo.
Los vinicultores tienen formas limitadas de aislarse financieramente de una calamidad como un incendio. El precio por asegurar los huertos es prohibitivo, dicen.
“El costo de la prima es aproximadamente un tercio del valor de la cosecha cada año”, dijo Rob Hawkings, de Beechworth Wineries, en Victoria, cuyos viñedos se salvaron.
Para personas como Hawkings, las próximas vacaciones de Semana Santa serán la siguiente prueba importante. Sigue agradecido de que nada peor le sucedió a su operación.
“Estoy parado aquí, mirando hierba verde y estoy mirando vides que están saludables”, dijo Hawkings. “Tendremos una cosecha el año que viene. Si los incendios hubieran pasado por aquí, habríamos perdido la cosecha y la capacidad de avanzar”.
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