Hollywood cambia la revolución de 'streaming'
- Brooks Barnes
La competencia en el ámbito del streaming también crece. Apple lanzó Apple TV Plus el 1 de noviembre. Facebook y Snapchat están resueltos a convertirse en mayores potencias en el campo del video. Y nunca hay que descartar a YouTube, parte de la familia Google.
LOS ÁNGELES —Cada 30 años, o más o menos una vez cada generación, Hollywood experimenta un cambio radical. La transición de las películas mudas a las habladas en los años 20. El surgimiento de la televisión en los 50. El auge de la televisión por cable en los 80.
Está sucediendo de nuevo. La tan prometida revolución del streaming finalmente ha llegado.
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Por supuesto, los servicios de streaming tienen años de estar retando el status quo de Hollywood. Netflix empezó a ofrecer streaming en el 2007 y se ha convertido en un gigante, gastando 12 mil millones de dólares en programación este año para entretener a más de 158 millones de suscriptores a nivel mundial.
Hat 271 servicios de video en línea disponibles en Estados Unidos, de acuerdo con Parks Associates, una empresa de investigación, uno para aparentemente toda predilección existente -Póngalo para telenovelas, AeroCinema para documentales de aviación, Shudder para películas de terror, Horse Lifestyle para contenido con tema equino.
Sin embargo, mientras esto estaba sucediendo, las tres compañías de medios a la antigüita más grandes -Disney, NBCUniversal y Warner Media- se quedaron en gran parte a los márgenes.
Incursionar en grande en el streaming significaría arriesgar miles de millones de dólares en ganancias de los canales de cable. Construir plataformas de video sería costoso. Y dominar la tecnología requeriría una curva de aprendizaje bastante marcada. Cuando se volvió claro que proteger su modelo de negocios existente era más precario que acoger el futuro, tomarían acción.
Ya llegó el momento.
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“A cada rato me preguntan, ‘¿Dónde terminará todo esto? ¿Cuándo terminará?’”, dijo Brett Sappington, analista e investigador senior en parks Associates. “La verdad es que apenas comienza”.
Disney Plus ahora permite que cualquiera con una conexión a Internet de alta velocidad mire instantáneamente películas de Disney, Pixar, “Star Wars” y Marvel, junto con otras series y cintas.
En mayo, WarnerMedia lanzará HBO Max, que ofrecerá 10 mil horas de entretenimiento instantáneo. Peacock, un servicio de streaming de NBCUniversal que también tiene programado hacer su debut en primavera, ofrecerá 15 mil horas de contenido.
La competencia en el ámbito del streaming también crece de Silicon Valley. Apple lanzó Apple TV Plus el 1 de noviembre. Facebook y Snapchat están resueltos a convertirse en mayores potencias en el campo del video. Y nunca hay que descartar a YouTube, parte de la familia Google.
La andanada está trastocando la forma en que Hollywood hace negocios en casi todas las formas posibles.
En lugar de depender de intermediarios (operadores de sistemas de cable, cadenas de cines) para hacer llegar programas y películas al público, las compañías de entretenimiento tradicionales por primera vez están vendiendo contenido directamente a los consumidores. Como resultado, los estudios están estrenando menos películas en los cines.
Tantos cambios se están suscitando con tanta rapidez, que los consumidores se están sintiendo abrumados.
“Los consumidores están molestos respecto a los cambios inminentes en el panorama de los medios”, concluyeron en un reporte investigadores del comportamiento consumidor en el Langston Company, una empresa consultora en Colorado. “Estos sentimientos negativos son alimentados por temores de fragmentación, erosión de valor percibido y la fricción-costo de tener múltiples cuentas de streaming”.
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Sin duda, dicen los analistas, la oleada de nuevos servicios de streaming provocará que más personas cancelen sus suscripciones de cable. En el caso de compañías tradicionales como Disney y NBCUniversal, que tienen inmensas cadenas de cable, eso significa menos ventas de publicidad y negociaciones más álgidas con distribuidores en materia de honorarios.
Bajo el modelo antiguo, a los creadores de programas se les pagaban honorarios desde un principio. Pero el buen dinero llegaba con el éxito: una tajada de las ganancias de las ventas de retransmisiones.
Disney, siguiendo un modelo popularizado por Netflix, hoy ofrece mayores pagos iniciales, pero poco o nada posterior. Otras compañías tradicionales están haciendo lo mismo; dicen que eso permite flexibilidad de distribución dentro de sus ecosistemas corporativos (transmisión, cable, streaming).
Revoluciones raras veces son tranquilas.
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