Gestor de activos tiene un despertar ecológico
El nuevo enfoque podría ejercer presión sobre otros administradores de dinero y firmas financieras grandes en EE. UU. para que elaboren estrategias en torno a la sustentabilidad.
- Andrew Ross Sorkin
- - Publicado: 31/1/2020 - 06:00 pm
Laurence D. Fink, fundador y director ejecutivo de BlackRock, anunció el 14 de enero que su firma tomaría decisiones de inversión con la sustentabilidad ambiental como objetivo principal.
BlackRock es la administradora de activos más grande del mundo con casi 7 billones de dólares en inversiones, y este paso podría transformar la forma en que las corporaciones estadounidenses hacen negocios.
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La carta anual de Fink a los directores ejecutivos de las compañías más grandes del mundo es observada de cerca, y en la del 2020 dijo que BlackRock empezaría a dejar ciertas inversiones que “presentan un alto riesgo relacionado con sustentabilidad”, como aquellas en productores de carbón. Su intención es exhortar a todas las compañías a que replanteen sus huellas de carbono.
“La conciencia está cambiando con rapidez y creo que estamos al borde de una transformación fundamental de las finanzas”, escribió Fink. “La evidencia en torno al riesgo climático obliga a los inversionistas a revaluar suposiciones esenciales sobre las finanzas modernas”.
La firma, escribió, introduciría nuevos fondos que evitan acciones orientadas a combustibles fósiles, votan contra equipos administrativos que no avanzan en sustentabilidad y presionan a las compañías a divulgar planes “para operar bajo un escenario donde el objetivo del Acuerdo de París de limitar el calentamiento global a menos de dos grados se cumpla plenamente”.
La carta anual de Fink, como su consigna hace dos años de que las compañías necesitaban tener un propósito más allá de la ganancias, puede influir en la forma de pensar de ejecutivos en todo el mundo.
Y ahora, Fink emite una alarma sobre una crisis que cree que es la más profunda en sus 40 años en las finanzas. “Incluso si sólo una fracción de la ciencia tiene razón hoy en día, esto es una crisis mucho más estructural y a largo plazo”, escribió.
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BlackRock ha sido criticada por grupos industriales y ambientales por rezagarse en presionar a favor de estos temas. El mes pasado, Christopher Hohn, administrador británico de un fondo de cobertura, dijo que era “atroz” por parte de BlackRock no exigir que las compañías divulguen sus esfuerzos de sustentabilidad.
Los activistas climáticos montaron varias protestas afuera de las oficinas de BlackRock el año pasado y Fink ha recibido cartas de miembros del Congreso de Estados Unidos que lo exhortan a una mayor acción en inversiones relacionadas con el clima.
El nuevo enfoque podría ejercer presión sobre otros administradores de dinero y firmas financieras grandes en EE. UU. para que elaboren estrategias en torno a la sustentabilidad.
Fink pidió a BlackRock que investigara los impactos económicos del cambio climático; descubrió que ya se manifiestan en la forma de primas de seguros más altas para incendios e inundaciones, y anticipa que las ciudades tendrán que pagar más dinero por sus bonos.
A donde quiera que vaya, dijo, es bombardeado con preguntas de los inversionistas sobre el clima.
Escribió que anticipaba un cambio importante, mucho más pronto de lo que muchos pudieran imaginar, en la forma en que se destinará el dinero.
“Al tiempo que billones de dólares pasen a los millennials en las próximas décadas, a medida que se conviertan en directores ejecutivos y de información, en creadores de políticas y jefes de Estado, transformarán todavía más el enfoque del mundo hacia la sustentabilidad”.
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Aun así, Fink dejó en claro que no buscaría una liquidación generalizada de las compañías de energía que producen combustibles fósiles. Simplemente por su tamaño, BlackRock seguirá siendo uno de los inversionistas más grandes del mundo en compañías de combustibles fósiles.
“Pese a veloces avances recientes en tecnología, todavía no existe la ciencia para reemplazar muchos de los usos esenciales de los hidrocarburos actuales”, escribió. “Necesitamos ser conscientes de las realidades científicas, sociales y políticas de la transición energética”.
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