Familias huyen de Nepal por cambios de temperatura
El agua escasea. La única escuela cerró hace algunos años. Al faltar los alimentos, la mayoría de las familias ha empacado sus pertenencias y se ha ido, expulsada por un enemigo sin rostro creado por los humanos.
- Bhadra Sharma y Kai Schultz
- - Publicado: 20/4/2020 - 03:00 pm
DHYE, Nepal — En lo alto de los Himalayas, en una meseta accidentada salpicada de chozas vacías, ha iniciado un éxodo.
En el poblado de Dhye, tallos cortos y muertos llenan los campos de cultivo. El agua escasea. La única escuela cerró hace algunos años. Al faltar los alimentos, la mayoría de las familias ha empacado sus pertenencias y se ha ido, expulsada por un enemigo sin rostro creado por los humanos.
Son los migrantes del cambio climático de Nepal, y habrá más.
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El cambio climático está transformando a la región de los Himalayas, poniendo en riesgo a millones de habitantes del Sur de Asia que dependen de sus recursos hídricos y llevando a los residentes montañeses del norte de Nepal, hogar de las cimas más elevadas del mundo, a construir nuevos asentamientos a altitudes más bajas.
Tierras alguna vez utilizadas para cultivar verduras se han vuelto infértiles. Los pastores de yaks dicen que batallan para encontrar áreas para pastar.
En un país donde el 70 por ciento de la gente trabaja en la agricultura, una aceleración en el clima extremo podría “revertir y socavar décadas de avances en desarrollo y potencialmente mermar todos nuestros esfuerzos para erradicar la pobreza”, dijo Ayshanie Medagangoda-Labé, representante en Nepal del Programa de la ONU para el Desarrollo.
“Nepal es la zona cero para los impactos del cambio climático”, apuntó. “Como un país con uno de los ecosistemas más frágiles —los Himalayas— y una economía que depende en gran medida de condiciones climáticas favorables, Nepal probablemente es uno de los más expuestos”.
Se desconoce la cantidad de migrantes del cambio climático en los Himalayas de Nepal, aunque los funcionarios locales calculan que ascienden a miles.
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Un ejemplo es el caso de Dhye, en la remota región de Mustang en Nepal, a unos 3 mil 650 metros sobre el nivel del mar. Hace más de una década, las familias de la aldea se reunieron para reflexionar sobre una pregunta agobiante: ¿deberían quedarse? Para cuando terminó la reunión, 17 de 26 familias, alrededor de 90 personas, prometieron irse.
“No podía quedarme”, dijo Tsering Lamke Gurung, de 54 años, líder del poblado y padre de ocho hijos, de los cuales cuatro han muerto. “Mis hijos y yo no podíamos sobrevivir por la mala cosecha”.
Los migrantes sujetaron bultos de alimentos y ropa a sus espaldas y caminaron casi un kilómetro cuesta abajo, a las riberas de un arroyo que todavía tiene agua. Bautizaron a su nueva comunidad Dhye Khola.
Sin embargo, el proceso de asentamiento fue tenso, e ilustró los retos que enfrentan los migrantes para conseguir recursos para poblados no reconocidos donde los residentes no tienen derecho legal a la tierra.
Gurung dijo que abordó a un exprimer ministro de Nepal en busca de orientación y ayuda. Se reunió con legisladores y representantes de embajadas extranjeras.
“No nos apoyaron”, dijo Gurung. “No nos quisieron ayudar a obtener un certificado de propiedad de la tierra.
“A aquellos que dicen que el cambio climático es falso y nos critican por ocupar tierras públicas, les pido que visiten nuestra aldea”, añadió. “Yo soy víctima del cambio climático”.
Algunos se preguntaban cuánto tiempo pasaría antes de su siguiente traslado.
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Tsering Bitik Gurung, de 52 años, una labriega, dijo que el estrés comenzaba a afectarla.
Gurung, quien no es familiar del líder del poblado, estaba angustiada por la muerte reciente de su esposo y por su falta de dinero. El pozo cerca de su hogar se ha secado. Maldijo a oficiales de policía locales que evitaban que vendiera sus hierbas silvestres en una de las ciudades más grandes —en castigo, dijo, por los persistentes esfuerzos de los aldeanos para hacer que Dhye Khola sea reconocido.
“Llegamos aquí debido a adversidad, no por diversión”, señaló. “Ruego a Dios que nos salve”.
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