Exhiben obras de arte falsificadas de Elmyr de Hory
- Max Horberry
Forgy posee la mayor colección de obras de uno de los falsificadores de arte más tristemente célebres del siglo 20. Se cree que en las décadas de 1950 y 1960, De Hory falsificó más de mil obras de artistas importantes.
ST. PETER, Minnesota — La casa de Mark Forgy en las afueras de Minneapolis parece un museo. Obras de arte cuelgan de piso a techo. Cuelgan en las escaleras, en los closets y detrás de las puertas. En la sala, un busto en bronce del artista que hizo todas estas piezas sonríe irónicamente desde la esquina, admirando su trabajo: un Matisse, un Modigliani, un puñado de Picassos.
Forgy posee la mayor colección de obras de Elmyr de Hory, uno de los falsificadores de arte más tristemente célebres del siglo 20. Se cree que en las décadas de 1950 y 1960, De Hory falsificó más de mil obras de artistas importantes. Muchas han sido retirados de los museos. Otras, dicen algunos expertos, no lo han sido.
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Forgy, de 70 años, ha pasado años dedicado a la memoria de De Hory. Ha escrito un libro, ofrece conferencias y contribuye a exposiciones sobre falsificación. Todo lo ha llevado a su nueva empresa: exhibir la obra original de De Hory.
“Es obra donde trata de no ser nadie más que él mismo”, dijo Forgy. “No hay pretensiones”.
La exposición, en el Museo de Arte Hillstrom en St. Peter, Minnesota, se centra en los retratos de De Hory. Es el primer vistazo al artista debajo del falsificador.
A lo largo de su vida, De Hory luchó por inspirar interés en su propia obra. Artista húngaro, llegó a Estados Unidos en agosto de 1947, y para 1948 exhibió algo de obra en Nueva York. Sólo una pieza se vendió.
Sin embargo, De Hory había vendido falsificaciones en Europa. Durante la siguiente década, se hizo pasar por un aristócrata en tiempos difíciles después de la guerra. Vendió falsificaciones de algunos artistas que aún estaban vivos —Picasso y Matisse— y un sin fin de falsificaciones de Amedeo Modigliani. Cientos de falsificaciones más tarde, varios comerciantes de arte lo descubrieron y lo expulsaron del país.
Forgy conoció a De Hory en España, en 1969, y entablaron una estrecha amistad. “Fue más padre que mi verdadero padre”, dijo Forgy.
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Seis años más tarde, enfrentando la extradición a Francia, De Hory se quitó la vida. Le dejó todo a Forgy, quien regresó a Minnesota con alrededor de 300 de las obras de De Hory. Forgy prestó obras a exhibiciones sobre la falsificación de arte y relató la historia de De Hory. Surgió un pequeño mercado para las falsificaciones y pastiches de De Hory. Forgy dijo que en el 2014 un De Hory al estilo Matisse se vendió en 28 mil dólares.
Forgy cree que esta nueva exhibición puede brindarle a De Hory el reconocimiento que buscó durante su vida. Las pinturas se hicieron en España y muchas son instantáneas rápidas de amigos, incluyendo varias de Forgy. Algunas están sin terminar o extraídas del cuaderno de bocetos de De Hory. La variedad de estilos es sorprendente.
Julia Courtney, quien fue curadora de una exhibición de falsificaciones en los Museos Springfield, en Massachusetts, dijo que podía ver en la obra de De Hory su afinidad con Modigliani.
Una tendencia similar a alargar los razgos podría señalar por qué recurrió De Hory a Modigliani con tanta frecuencia.
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“Su obra original realmente abre la puerta a quién era”, dijo Courtney. “Hay un nivel de habilidad que es evidente. Ver la mano del artista es algo intemporal”.
La variedad de estilos de De Hory es a la vez una indicación de talento y de incertidumbre. Después de una vida de suplantación y mentiras, es difícil definir a De Hory en su propia obra.
“Se sobreestima la virtud de la originalidad”, insistió Forgy. Una vez, cuando le preguntó a De Hory si sentía que carecía de herramientas artísticas, el hombre mayor dijo: “Tal vez imaginación”.
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