El uso de drogas presiona a Irak
Aunque los esfuerzos por reducir el paso de las drogas por los cruces fronterizos oficiales de Irak con Irán han tenido éxito en su mayoría, los traficantes han endurecido sus defensas contra la imposición de la ley, informaron jueces y la Policía.
- Alissa J. Rubin
- - Actualizado: 03/10/2019 - 03:03 pm
BASORA, Irak — Hussein Karim vendió sus tres autos, vendió el terreno donde planeaba construir una casa y gastó todos sus ahorros —varios miles de dólares— en su adicción a la metanfetamina cristal.
Él es uno de los miles de adictos a la metanfetamina en Irak, un país donde los problemas de drogas han sido poco comunes. Pero una creciente adicción aquí es la manifestación más reciente de cómo el orden social se ha desgastado en los años siguientes a la invasión estadounidense del 2003.
Karim, de 32 años, ahora vive en un cuarto sin ventanas con su esposa, sus tres hijos y un hermano discapacitado.
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Dice que ha estado limpio desde hace más de dos años y evita a cualquiera que pudiera ponerlo en contacto con la droga. Ni siquiera abre la puerta por temor a ser empujado de nuevo a su antigua vida.
El año pasado, en la provincia de Basora, la gubernatura más al sur de Irak y con los peores problemas de drogas, mil 400 personas, la mayoría hombres, fueron condenadas por posesión o venta de drogas, principalmente metanfetamina cristal. Más de 6 mil 800 están en prisión a nivel nacional y eso es excluyendo la región kurda, que representa una quinta parte de la población de Irak, de acuerdo con el Supremo Consejo Judicial de Irak.
Aun así, esa cifra es relativamente pequeña para un país de 39 millones de habitantes. Pero es altamente visible debido a que la drogadicción ha golpeado principalmente a Basora y la capital, Bagdad.
Y como es un problema generalmente nuevo en Irak, ni los líderes de las comunidades ni los funcionarios del Gobierno parecen listos para lidiar con ello de otra forma que no sea metiendo a la gente a la cárcel.
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Las drogas contribuyen a la pobreza al tiempo que las familias pierden a los asalariados del hogar a causa de la adicción y la prisión. Entre los musulmanes devotos, el uso de drogas ilegales es considerado una vergüenza que mancha no sólo a una familia, sino a la sociedad.
“Las autoridades son muy tímidas para abordar esta situación”, dijo Abbas Maher al-Saidi, Alcalde de Zubair, ciudad de 750 mil habitantes al norte de Basora. El uso de drogas es alto entre los jóvenes de la ciudad, muchos de ellos desempleados. “No admiten este problema debido a las tradiciones sociales. Incluso los medios no hablan de ello”.
El enfoque del Gobierno es tratar de suprimir cualquier señal externa del problema. Casi todas la noches, docenas de equipos policiacos se dispersan por la provincia de Basora, teniendo en la mira a usuarios y distribuidores.
El aumento en el uso de las drogas en Basora marca la fase más reciente de la larga caída de la región en la criminalidad que empezó en serio después de que EU depuso a Saddam Hussein.
El uso de estimulantes surgió y se extendió hace unos siete años. En ese entonces, bandas criminales entraron al comercio de drogas mientras grandes cantidades de metanfetamina cristal se volvía disponible del vecino Irán, donde numerosos laboratorios habían aparecido, dijo Angela Me, directora de investigación para la agencia de drogas de la ONU.
Desde entonces, Irán ha intentado tomar medidas contra los laboratorios, pero parte de la producción se ha mudado a países cercanos, dijo.
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Aunque los esfuerzos por reducir el paso de las drogas por los cruces fronterizos oficiales de Irak con Irán han tenido éxito en su mayoría, los traficantes han recurrido a rutas alternas y endurecido sus defensas contra la imposición de la ley, informaron jueces y Policía.
Resulta imposible demostrar que algunas de las milicias de Irak, creadas para combatir la invasión del Estado Islámico en el 2014 y conocidas como las Unidades de Movilización Popular, están involucradas en el comercio de drogas. Pero muchos de quienes están en prisión por uso de drogas dicen que creen que algunas unidades trabajan con narcotraficantes y tienen aliados en el Gobierno.
El hecho de que los grandes traficantes nunca sean atrapados o escapen de la cárcel poco después de su captura se suma a las sospechas sobre el papel de las milicias.
Una condena por drogas en Irak dificulta conseguir un empleo asalariado jamás. Para Karim, las posibilidades de empleo lucen desalentadoras. Trabajó como operador de maquinaria pesada en la construcción, luego como combatiente en las Unidades de Movilización Popular. Ahora nadie le dará un empleo, indicó.
Al caer la noche, su hija de en medio, Grasso, de 6 años, se colgó del brazo de su padre.
“¿Podemos comprar un helado?”, preguntó.
Karim se llevó la mano al bolsillo, pero al parecer no había nada en él.
Le dio un beso en la frente a su hija y le dijo: “hoy no”.
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