El rapero Kanye West da un giro musical hacia temas religiosos
La fe recientemente medular de West en Dios no difiere mucho de la fe que siempre ha tenido en sí mismo. Lo distinto es la presentación.
- Jon Caramanica
- - Publicado: 02/12/2019 - 06:00 pm
Que Kanye West, a sus 42 años, haya dado un giro drástico hacia la música de alabanza podría parecer desorientador. Pero West siempre ha estado haciendo música de alabanza, tanto al acoger literalmente la iconografía y los temas religiosos como también en su creencia de que las canciones deben ser un vehículo para tiras y aflojes morales, las consideraciones filosóficas y la alabanza eufórica. Lo único que ha cambiado es la presentación.
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“Jesus Is King”, su noveno álbum, lanzado en octubre, es muy de la obra de West. Más vívido que “Ye”, del año pasado, aunque ni remotamente con la solidez de “The Life of Pablo” del 2016, es un álbum escueto y eficaz, contundentemente emotivo y estructuralmente austero. Emana un aroma de premura, así como de urgencia.
Desde el 2008, cuando deconstruyó su fanfarronería en “808s & Heartbreak”, pero sobre todo desde el cambio teutónico e industrial de “Yeezus” en el 2013, la paleta de West ha ofrecido más texturas que rimas, temas o melodías. Sus versos se han vuelto más bruscos y feroces, y sus mejores canciones funcionan a nivel visceral.
El resultado es “Yeezus” para Jesús, repleto de fuertes sobresaltos sónicos. West conoce la potencia apabullante de los coros de gospel y hace uso de ello desde la primera canción del álbum, “Every Hour” —simplemente un reloj despertador que sacude la fatiga del último par de años.
El coro aparece de manera recurrente a lo largo de este muy breve álbum de 27 minutos —West anunció recientemente que lanzará en diciembre un álbum completo con su coro Sunday Service— pero no es el único motivo.
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West alterna entre el canto y el rap —su voz es titubeante y a veces tímida, como un niño dando sus primeros pasos. A veces, su manera de rapear es ácida.
Su rap menos ambicioso es apuntalado por cantantes invitados —Ant Clemons en la excelente “Water”, y Clemons y Ty Dolla Sign en “Everything We Need”.
La fe recientemente medular de West en Dios no difiere mucho de la fe que siempre ha tenido en sí mismo. Lo distinto es la presentación. En parte, esa es una respuesta a los últimos años de la vida pública de West, en la que su apoyo expreso al presidente Donald Trump y sus comentarios antihistóricos sobre la esclavitud han alejado a buena parte de sus fans. Su despertar religioso ha sido retratado escéptica y a veces desdeñosamente, como un intento de enmendarse.
West está amplificando la intensidad de su compromiso vía el resto de su producción. Hay una película en Imax también titulada “Jesus Is King” estrenada en octubre, y West ha tenido presentaciones del Sunday Service, cultos cuasirreligiosos en los que él ha dejado que su coro sea el protagonista con canciones clásicas de gospel y éxitos de pop y R&B en versión de alabanza.
La película “Jesus Is King” es más ligera que el álbum, aunque funciona de manera similar, dando prioridad a las texturas y a las imágenes a gran escala por encima de los detalles narrativos. Se trata de una serie de viñetas actuadas, filmadas en el cráter Roden, el proyecto austero de arte terrestre de James Turrell en el desierto de Arizona.
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Está claro que hoy la música absorbe una fracción de la atención de West —está casado y tiene cuatro hijos, dirige una compañía exitosa de ropa y calzado, y está explorando el diseño de viviendas sustentables— pero describió el continuar creando música como una responsabilidad cósmica, un símbolo de su fe.
“Creo que como Dios me ha dado un don por el que oré y que les encanta a tantas personas, si dejo de hacerlo, Él podría comenzar a quitarme otras cosas”, dijo.
En otras palabras, la música es el ancla. Que la incursión de West en la música gospel haya sido recibido con escepticismo no es diferente de la duda que enfrentó durante sus inicios en el hip-hop durante la primera década del milenio. En ese entonces, era un trastocador con carisma y fuerza de voluntad, renuentemente acogido. Pero con el tiempo, su herejía ha terminado por parecerse mucho a la fe. Es curioso cómo funcionan las cosas.
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