El enojo provocado por el hambre es diferente
- Benedict Carey
Numerosos estudios han demostrado que un bajo nivel de glucosa en la sangre —o hambre— está asociado con señales de agresión, un estado de ánimo conocido en inglés como “hangry”.
![Foto/The New York Times](https://www.panamaamerica.com.pa/sites/default/files/imagenes/2019/12/18/ref_06_hangry-0_0.jpg)
Foto/The New York Times
Los científicos apenas han empezado a explorar los efectos emocionales y sociales del hambre aguda. Pero ya saben una o dos cosas. Numerosos estudios han demostrado que un bajo nivel de glucosa en la sangre —o hambre— está asociado con señales de agresión, un estado de ánimo conocido en inglés como “hangry”, combinación de “hungry” y “angry” (hambriento y enojado).
La “hangriness” es una marcada sensación de urgencia y creciente impaciencia, familiar para cualquiera que haya esperado en una larga fila en una cafetería o restaurante. Pero el enojo tiene muchos matices, y los psicólogos ahora intentan analizar cómo, exactamente, difiere el “hanger” (hambre y enojo).
LEA TAMBIÉN: Escuelas vacías en Venezuela por el hambre
Jennifer K. MacCormack, candidata de doctorado en psicología y neurociencias en la Universidad de Carolina del Norte, en Chapel Hill, encontró que la gente, cuando tiene hambre, se describe a sí misma como más enojada y con menos control de sus emociones. Pero ese comportamiento surgía sólo en circunstancias específicas, descubrió MacCormack.
En un estudio, probó la paciencia de más de 230 estudiantes hambrientos al deliberadamente hacer fallar sus computadoras cuando estaban en medio de una tarea tediosa. MacCormack había dividido a los participantes en dos grupos, uno que se enfocaba en su estado emocional mientras trabajaban en la computadora y otro que no. Sólo los individuos del segundo grupo, presuntamente menos conscientes de su creciente agitación, mostraron señales de estrés y enojo cuando se trabó la computadora.
“Tener hambre claramente sí cambia nuestro afecto, nuestro estado emocional”, señaló MacCormack. “Sin embargo, esta evidencia sugiere que no lleva automáticamente a estar enojado o a ser más egoísta”.
LEA: Crisis del agua paraliza a India
Un experimento reciente, encabezado por Jan Hausser, de la Universidad Justus-Liebig en Alemania, y Nadira Faber, de la Universidad de Oxford, llegó a una conclusión similar. Los investigadores reclutaron a más de 600 participantes en una cafetería, la mitad antes de comer y la otra mitad después de la comida. Cada participante recibió ya sea dinero (10 dólares) o alimentos (paquetes de nueces y fruta deshidratada) y poco después se les acercó un desconocido con una petición: ¿tiene una moneda que me dé, o algo de comer? Tengo hambre”.
Los participantes hambrientos compartieron la misma cantidad de su dinero o comida que aquellos que acababan de comer, reveló el estudio. “Encontramos que esta gran sensación de hambre no afectaba lo pro-social y cooperadores que eran estos estudiantes”, indicó Paul A.M. Van Lange, psicólogo en la Universidad Libre de Ámsterdam y uno de los autores del estudio.
Michael Bang Petersen, politólogo en la Universidad de Aarhus, en Dinamarca, ha hallado que la gente con hambre tiene las mismas probabilidades de respaldar programas sociales generosos que los individuos que han comido.
INTERESANTE: La Mansión Embrujada, un terror divertido, pero peligroso
“El problema que enfrentamos actualmente es entender cómo podemos tener estos sentimientos de mayor irritabilidad y una percepción de falta de autocontrol y, sin embargo, a menudo no actuamos de esa forma”, dijo Petersen.
Para comentar debes registrarte y completar los datos generales.