Dejar la adicción a las apps depende de uno mismo
- Nellie Bowles
“Los libros que abogan por un mejor autocontrol distraen al público de las problemáticas realmente alarmantes creadas por la tecnología en una época en que necesitamos cambios urgentes”, dijo Tristan Harris, ex director de Ética en Google.
Nir Eyal no se arrepiente de haber escrito la guía tecnológica de Silicon Valley, “Enganchado: Cómo Construir Productos y Servicios Exitosos Que Formen Hábitos”, aún cuando tiene un libro nuevo sobre cómo librarnos de esa precisa adicción.
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En su manual original para construir cautivadoras apps para teléfonos inteligentes, Eyal delineó los trucos “para alentar sutilmente el comportamiento del cliente” y “hacer que los usuarios regresen una y otra vez”. Recorrió las compañías tecnológicas hablando sobre incentivos como recompensas variables, o placeres que llegan a intervalos impredecibles.
Los tecnócratas alabaron “Enganchado”. Dave McClure, fundador de 500 Startups, una incubadora prolífica, lo llamó “un ‘acordeón’ indispensable para cualquier empresa de arranque que busque entender la psicología del usuario”.
Pero eso fue en el 2014. Ahora, Eyal tiene un nuevo libro de grandes ventas titulado “A Prueba de Distracciones: Cómo Controlar Su Atención y Elegir Su Vida”.
Eyal, de 41 años, no está solo en hacer este cambio de 180 grados. Denunciantes como Tristan Harris, ex director de Ética en Google, han popularizado la idea de que los teléfonos son adictivos.
Eyal no cree que la tecnología sea el problema. El problema somos nosotros.
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Así que Eyal ha escrito una guía para liberar a la gente de una adicción que él argumenta nunca tuvieron para empezar. Así que la solución es reclamar la responsabilidad de maneras pequeñas: ponga su teléfono en modo silencioso. Envíe correos electrónicos con menos frecuencia y más rapidez. Añada presión social como sentarse junto a alguien que puede ver su pantalla. Haga “pactos de dinero” con personas de manera que tendrá que pagarles si se distrae.
Algunos detractores desestiman todo ello.
“Estas personas están tratando de regresar vendiendo ahora la cura”, dijo Richard Freed, psicólogo infantil. “Pero ellos son los que han estado vendiendo las drogas en primer lugar”.
En el 2016, Harris popularizó la idea de que la tecnología era singularmente adictiva y que estaba “secuestrando” cerebros. En vista de que la tecnología en sí es adictiva, argumentó Harris, no recae en el individuo corregir esto.
“Los libros que abogan por un mejor autocontrol distraen al público de las problemáticas realmente alarmantes creadas por la tecnología en una época en que necesitamos cambios urgentes”, dijo.
“Hay un desenfreno de desinformación sobre la crisis climática, destruyendo la verdad y obstaculizando la acción. Nuestros procesos democráticos están sufriendo”.
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Eyal no coincidió con el argumento de Harris. El problema estaba en las propias mentes de las personas, y para solucionarlo, había que mirar hacia adentro.
La solución que propone es lenta e involucra la introspección. Él afirma que muchas veces miramos a los teléfonos porque tenemos ansiedad y no sabemos manejar estar solos.
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