Crecen las tensiones entre estudiantes nacidos en Hong Kong y los de china continental
- Emma Goldberg
Los planteles en EE. UU. aún no han reportado ataques físicos, pero manifestaciones solidarias y conferencias se han degenerado en enfrentamientos a gritos y obras de arte pro Hong Kong han sido vandalizadas.
Frances Hui ha seguido las manifestaciones en Hong Kong desde el Colegio Emerson, en Boston, al tiempo que los choques se tornaban violentos para sus compatriotas. Pero cuando protestó en el campus en apoyo al movimiento el mes pasado, no esperaba temer por su vida.
Estudiantes de la China continental la confrontaron con maldiciones, dijo. Poco antes, un compañero de clases había subido un editorial que ella había escrito, titulado, “Soy de Hong Kong, no de China”, junto con un comentario en Facebook: “Quien quiera que se oponga a mi grandiosa China, independientemente de lo lejos que esté, debe ser ejecutado”.
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Al tiempo que continúan las manifestaciones en Hong Kong, el conflicto se está derramando a los campus por todo Estados Unidos y subrayando las crecientes tensiones entre los estudiantes nacidos en Hong Kong y sus compañeros de clase de China continental. Los funcionarios universitarios enfrentan la retadora tarea de apoyar la libre expresión sin alienar al grupo demográfico más numeroso de estudiantes internacionales en los campus estadounidenses.
Los planteles en EE. UU. aún no han reportado ataques físicos, pero manifestaciones solidarias y conferencias se han degenerado en enfrentamientos a gritos y obras de arte pro Hong Kong han sido vandalizadas.
En Emerson, Hui dijo que un miembro de la administración la había contactado para asegurarse de que ella se sintiera segura. Pero cuando solicitó que se hiciera una declaración pública condenando las amenazas en su contra, no se dio.
“Comprendo que la escuela no quiera asumir una postura política”, dijo Hui. “Pero definitivamente no deberías representar a estudiantes que hacen comentarios amenazadores y de odio”.
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Los estudiantes de Hong Kong dicen que los valores del movimiento parecen ideales para despertar apoyo en los campos estadounidenses: democracia, libertad de expresión y el derecho a manifestarse. Sin embargo, en vista de las considerables poblaciones chinas en las universidades de EE. UU. , la interrogante de cómo deben los planteles abordar la problemática no ha sido sencilla.
De los 1.1 millones de estudiantes extranjeros en Estados Unidos, un tercio proviene de China. Los estudiantes extranjeros típicamente pagan la colegiatura completa, por lo que sirven como una fuente crítica de fondos para las universidades: contribuyeron más de 30 mil millones de dólares a la economía estadounidense en el año escolar 2014-15.
“Como un chico asiático de veintitantos años, es buena onda ver lo que están haciendo los manifestantes”, dijo Kevin Zou, estudiante de último año en la Universidad de Princeton y originario de Beijing.
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Pero Rongcong Xu, un estudiante de postgrado en la Universidad de Michigan, dijo que sus compañeros de clase estadounidenses alababan el movimiento pro democracia sin abordar sus tácticas violentas.
“Destruyen el metro y amenazan las vidas de ciudadanos inocentes”, dijo Xu. “Lanzan piedras y provocan incendios. Los medios en Estados Unidos ocultan la violencia a la mayoría de los ciudadanos estadounidenses”.
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