Coronavirus da otro revés a la globalización
El virus ya ha propinado otro golpe a las economías en desaceleración y ha envalentonado a los populistas a revivir los llamados, teñidos de racismo y xenofobia, a controles más estrictos sobre los migrantes, los turistas e incluso las corporaciones multinacionales.
- Steven Erlanger
- - Actualizado: 16/3/2020 - 10:50 am
BRUSELAS — La globalización, ese término que engloba nuestra interconexión, ya estaba siendo atacada por populistas, guerreros comerciales y activistas climáticos, habiéndose convertido en un blanco fácil para muchas cosas que nos aquejan.
Ahora viene el coronavirus. Su propagación, dicen analistas y expertos, puede ser un momento decisivo en los fervientes debates sobre cuánto se integra o se separa el mundo.
Incluso antes de que el virus llegara a Europa, el cambio climático, las preocupaciones de seguridad y las quejas sobre el comercio injusto habían intensificado las inquietudes sobre los viajes aéreos globales y las cadenas de suministro industrial globalizadas, además de reforzar las dudas sobre la confiabilidad de China como socio.
VEA TAMBIÉN: Obras saqueadas están lejos de África
El virus ya ha propinado otro golpe a las economías en desaceleración y ha envalentonado a los populistas a revivir los llamados, teñidos de racismo y xenofobia, a controles más estrictos sobre los migrantes, los turistas e incluso las corporaciones multinacionales.
Entre todos los retos a la globalización, muchos de ellos políticos o ideológicos, este virus podría ser diferente.
“Estamos a merced de la naturaleza, y cuando pasan los episodios nos olvidamos de ello y seguimos adelante”, dijo Ivan Vejvoda, miembro del Instituto de Ciencias Humanas, en Viena. “Pero este virus ha planteado todas estas preguntas sobre la interconexión del mundo como lo hemos construido”.
A medida que el virus se propaga, “hace que China parezca un poco más frágil y la dependencia de China como ‘la fábrica del mundo’ algo más inseguro”, dijo Vejvoda.
Las tensiones políticas entre Estados Unidos y China en materia comercial, así como las preocupaciones sobre el cambio climático, ya habían planteado dudas sobre el sentido y el costo del envío de partes de país a país y el potencial de impuestos al carbono en las fronteras, dijo Robin Niblett, director del Chatham House, la institución de investigación londinense.
Aunado al riesgo de una cadena de suministro que es vulnerable al brote del próximo virus, o las vulnerabilidades de una China cada vez más autoritaria, “si usted es un negocio, tiene que pensar dos veces respecto a exponerse”, dijo Niblett.
La globalización de una enfermedad difícilmente es algo nuevo, señaló Guntram Wolff, director de Bruegel, una institución de investigación en Bruselas, al citar la masiva cantidad de muertos que conllevó la llegada europea a las Américas, o la peste.
“Lo que es diferente es que con el avión las cosas pueden propagarse muy rápido”, dijo.
Los ciudadanos conscientes del clima ya estaban desalentando los viajes aéreos discrecionales, al igual que las tecnologías digitales que permiten la participación remota y la transmisión de información.
“Uno se pregunta si tal vez el pico del auge global de los aviones ha pasado”, dijo Wolff.
VEA TAMBIÉN: Mujeres de raza negra buscan el amor en Italia
Este virus subraya el desequilibrio en la globalización. Las cadenas de suministro del sector privado se han vuelto muy efectivas. Los viajes aéreos son completos e interminables. Por lo tanto, el sector privado se mueve constantemente por el mundo.
Pero cualquier tipo de respuesta gubernamental coordinada es a menudo débil y desorganizada, ya sea en materia de cambio climático, salud o comercio.
La crisis de confianza en China se extiende más allá de la capacidad de China para manejar el virus, dijo Simon Tilford, director del Forum New Economy, una institución de investigación en Berlín.
La falta de confianza “sólo reforzará una tendencia existente entre las empresas de reducir su dependencia y riesgo”, dijo.
Pero la propagación del virus a Europa también tendrá un impacto significativo en la política, probablemente impulsando a la extrema derecha antiinmigrante y antiglobalización, dijo Tilford.
“Ya vemos mucha preocupación populista sobre los méritos de la globalización, ya que beneficia a las multinacionales, la élite y los extranjeros, no a las personas locales y las empresas locales”, dijo.
Los políticos que insisten en el control de las fronteras y la inmigración se verán beneficiados, incluso cuando el virus trascienda las fronteras fácilmente.
“Su argumento será que el sistema actual plantea amenazas no sólo económicas sino también de salud y seguridad, que son existenciales, y que no podemos permitirnos ser tan abiertos sólo para complacer a las grandes empresas”, dijo Tilford.
“Siempre es diferente cuando sucede en tu propio barrio, entre personas como uno”, dijo Stefano Stefanini, exdiplomático italiano. “Cuando sucede en Dinamarca, España o Italia, tienes la sensación de que sucede entre personas que comparten el mismo estilo de vida, por lo que te puedes imaginar sucediéndote a ti”.
Pero el virus también permite a las personas expresar hostilidad hacia los chinos que podrían haber sentido, pero que se habían mostrado reacias a articular, dijo Tilford. “Ya existe una corriente subterránea de temor a los chinos en Europa y Estados Unidos porque representan un desafío a la hegemonía occidental”, dijo.
VEA TAMBIÉN: Industria de armas busca una imagen más suave
Ese temor está siendo avivado por la campaña de la Administración Trump contra Huawei, la compañía de telecomunicaciones de China, pero también por informes de represión y censura chinas a través del uso de tecnología avanzada.
El sociólogo italiano Ilvo Diamanti dijo que la propagación del virus “ha puesto nuestras certezas en tela de duda”, porque “hace que los sistemas de defensa ante las amenazas a nuestra seguridad sean más complicados, si no es que innecesarios”, escribió en La Repubblica el mes pasado. “El mundo ya no tiene fronteras que no puedan ser penetradas”.
Para defenderse del virus, “uno tendría que defenderse del mundo”, ocultándose en casa. “Para no morir contaminados por otros y convertirnos en propagadores del virus nosotros mismos, tendríamos que morir solos”, escribió Diamanti.
Esto, sugirió, es “un mayor riesgo que el coronavirus”.
Para comentar debes registrarte y completar los datos generales.