China quiere que Macao sea modelo para Hong Kong
Comparado con Hong Kong, Macao ha aceptado más fácilmente la máxima autoridad de Beijing sobre asuntos de política nacional bajo la fórmula de “un país, dos sistemas” aplicada a ambos.
- Steven Lee Myers
- - Actualizado: 15/1/2020 - 04:41 pm
MACAO — Cuando Macao, la colonia portuguesa convertida en centro chino de apuestas, recibió a un nuevo jefe ejecutivo en octubre, la votación de un comité electoral fue unánime. Nadie salió a las calles en protesta.
Cuando activistas jóvenes pidieron permiso para manifestarse en apoyo al movimiento de protesta en el territorio cercano de Hong Kong, las autoridades se negaron —cuatro veces. Cuando unas cuantas docenas se presentaron de todos modos en el centro histórico de Macao en agosto, la Policía arrestó a siete personas.
Macao hoy, al igual que Hong Kong, es un experimento político que inició a finales de los 90, cuando China recuperó ambos territorios de potencias coloniales occidentales y prometió que las libertades civiles podrían coexistir con su estilo de régimen autoritario. Ahora, mientras continúan los disturbios políticos de Hong Kong, el Partido Comunista gobernante de China se ha vuelto cada vez más explícito sobre cuánto tolerará bajo esa fórmula, y señala a Macao como un ejemplo brillante de la obediencia.
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“Lo más importante es implementar y salvaguardar el control total del Gobierno central”, externó Li Zhanshu, el tercer funcionario de mayor rango en China, quien preside las políticas para ambos territorios, en un discurso sobre Macao el mes pasado.
Comparado con Hong Kong, Macao ha aceptado más fácilmente la máxima autoridad de Beijing sobre asuntos de política nacional bajo la fórmula de “un país, dos sistemas” aplicada a ambos. Y en gran parte, los 670 mil residentes de la Ciudad han accedido a ello, convencidos u obligados por China continental.
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“Tras 20 años en Macao, es difícil encontrar las líneas claras entre los dos sistemas”, afirmó Sou Ka Hou, un diputado en la Asamblea Legislativa de Macao.
Para los líderes de China, Macao ofrece la respuesta a la obstinación en Hong Kong, donde las protestas que comenzaron en junio se han convertido en una campaña contra la violencia policiaca y la intrusión del Partido Comunista en las libertades de la Ciudad. En Macao, más de la mitad de la población nació en China continental; millones más llegan para apostar en los casinos de la Ciudad, convirtiéndolos en un motor de la economía.
Los líderes políticos de Macao han adoptado leyes que frenan el disentimiento, incluyendo una en el 2009 que convirtió en crimen la subversión contra el Estado chino. En Hong Kong, una legislación similar fue descarrilada por protestas.
En septiembre, el tribunal superior de Macao rechazó una apelación para permitir que varias protestas tuvieran lugar, incluyendo una contra la Policía de Hong Kong. El tribunal falló que ninguna de las acciones tomadas por la Policía de Hong Kong equivalía a tortura o brutalidad, un eco del argumento del Gobierno chino.
Una de las personas que trataron de organizar ese mitin, Jason Chao, dijo que en efecto, el dictamen significaba que cualquier “manifestación o asamblea sobre una opinión no oficialmente reconocida por el Gobierno” podría ser prohibida.
Macao, un grupo de islas y tierra reclamada sumando sólo 31 kilómetros cuadrados, fue el primer asentamiento extranjero en China. Los portugueses lo ocuparon en 1557, casi tres siglos antes de que Gran Bretaña tomara el control de Hong Kong.
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Veinte años después de su devolución a China, tiene su propio poder judicial y moneda.
Las razones por las que las dos ex colonias difieren, de acuerdo con residentes e historiadores, tienen que ver con las diferentes culturas políticas de los Gobiernos coloniales portugués y británico, y cómo manejó cada uno la entrega a la autoridad china.
Cuando se acercaba la reunificación, Portugal otorgó la ciudadanía a cualquier persona nacida en Macao antes de 1982 y sus familiares. Los que se resistían al dominio chino podían irse a Portugal, u otro país de la Unión Europea. Pero en Hong Kong, los residentes recibieron un pasaporte británico especial, pero que no otorgaba la ciudadanía, lo cual ha convertido la resistencia a Beijing en una lucha existencial.
Macao también es diferente porque es el único lugar en China donde los juegos de azar son legales —y eso brinda beneficios económicos. Macao se convirtió en el centro de apuestas más grande del mundo en el 2006. La industria ahora proporciona el 87 por ciento del presupuesto anual de Macao, así como empleos para casi uno de cada 12 residentes, de acuerdo con cifras oficiales.
“La gente de Macao depende demasiado del orden económico establecido”, aseveró Chao. “Oponerse a China significa oponerse a su sustento”.
Pero Sou advirtió que sin más democracia, Macao perdería lo que lo hace único.
“Nos convertiremos simplemente en otra ciudad china”, manifestó.
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