Buscan confrontar y sanar con un experimento sudafricano
Algunos miembros de la comunidad afrikáner buscan tener un impacto social mientras procesan la culpa de la era del apartheid. “Muchos afrikaners liberales serios quieren cambiar desesperadamente el paradigma”, dijo Francé Beyers.
- Siddhartha Mitter
- - Publicado: 17/4/2020 - 06:00 pm
STELLENBOSCH, Sudáfrica — Para los turistas, esta ciudad colonial es la puerta de entrada a una espectacular región montañosa salpicada de fincas vinícolas.
Sin embargo, para la mayoría de los sudafricanos es el reducto de la élite afrikáner, una ciudad calvinista cuya universidad formó a los artífices del apartheid y donde viven los multimillonarios bancarios. En una tierra que es marcadamente desigual a pesar de 26 años de democracia, el dinero y la blancura se sienten concentrados aquí.
Es un lugar inesperado para una exhibición de arte contemporáneo de la variedad panafricanista experimental, con artistas de todo el continente, ninguno de raza blanca, explorando temas económicos y culturales.
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A cargo de la curadora titular con sede en Ciudad del Cabo, Khanyisile Mbongwa, quien está impregnada de la espiritualidad xhosa, y secundada por el curador ghanés Bernard Akoi-Jackson, la Trienal de Stellenbosch incluyó a figuras destacadas en el circuito africano, como Ibrahim Mahama, Victor Ehikhamenor, Bronwyn Katz y Donna Kukama, junto con 20 artistas y colectivos menos conocidos.
Durante seis semanas, la trienal, que inició en febrero, atrajo a más de 6 mil visitantes, antes de que el evento fuera suspendido tras la llegada del brote de coronavirus a Sudáfrica.
Los artistas y su obra trajeron un optimismo y una energía que confundieron incluso a los cínicos. “No es un despliegue natural”, dijo Jay Pather, profesor en la Universidad de Ciudad del Cabo. “Se presenta de manera extraña”.
La Universidad de Stellenbosch durante mucho tiempo impartió clases sólo en afrikáans, el idioma de los colonos derivado del holandés, y apenas agregó oficialmente el inglés y el xhosa en el 2016. “The Stellenbosch Mafia: Inside the Billionaires’ Club” (2019), un libro de investigación del periodista Pieter du Toit documentó el funcionamiento de esta élite empresarial muy unida.
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Para el partido de oposición izquierdista Luchadores por la Libertad Económica, Stellenbosch denota fuerzas oscuras que los miembros creen que controlan al Gobierno del presidente Cyril Ramaphosa.
“La mayoría de mis amigos de raza negra no vienen aquí”, dijo Andi Norton, miembro del consejo de Stellenbosch Outdoor Sculpture Trust, el grupo cívico detrás de la trienal.
Norton y Francé Beyers, su amiga y co-miembro del consejo, fueron las principales iniciadoras del evento. Reclutaron a Elana Brundyn, directora de la Fundación Norval, y a Mike Tigere Mavura, un artista y educador zimbabuense, lo que fortaleció su consejo con redes de artistas africanos y conocedores del mundo del arte.
La trienal tenía un presupuesto de 8 millones de rands (unos 600 mil dólares), más contribuciones en especie, dijo Beyers.
“Somos mucho más que comida y vino”, dijo Jeanneret Momberg, directora del consejo de turismo de la ciudad y ex ejecutiva vinícola. “Creo que es muy fresco y necesario que traigamos personas jóvenes, progresistas e inclusivas a la zona.
“Colonialismo, esclavitud, todos esos son temas de los que no es agradable hablar, pero son parte de nuestra herencia”, agregó.
Algunos miembros de la comunidad afrikáner buscan tener un impacto social mientras procesan la culpa de la era del apartheid. “Muchos afrikaners liberales serios quieren cambiar desesperadamente el paradigma”, dijo Beyers.
Mbongwa, la curadora, sugirió el título de la trienal, “Mañana Seremos Más”, sugiriendo que el cambio es inevitable. Ella dijo que sus valores esenciales eran “cuidado y cura”.
“Cuidado en términos de cuidar a los artistas y el espacio”, explicó. “Y cura, porque la realidad del mundo es que hay tantas heridas que tenemos que no entendemos”.
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Ronald Muchatuta representó a su natal Zimbabue, a través de paneles pintados y dibujos colgados en tendederos, en referencia a líderes y eventos políticos.
A Kaloki Nyamai, un artista de medios mixtos de Kenia, se le ocurrió una instalación que era una de las más fuertes de la muestra, que incluía cuerda de sisal y cajas de dinero suspendidas del Banco de Uganda, en una estructura tipo choza en la que los visitantes podían entrar, teniendo cuidado del gran montículo de estiércol de vaca en su centro.
La obra, dijo, fue conformada por la incomodidad entre las personas blancas que conoció en la Ciudad, y su propia incomodidad al experimentar la de ellas.
“Éste es el arte real de Stellenbosch”, dijo Nyamai. “Es de ellos y se quedará”.
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