Brote de dengue azota a Honduras
El dengue es transmitido por un tipo de mosquito llamado Aedes, que abunda en zonas urbanas de las regiones tropicales y subtropicales del mundo
- Kirk Semple
- - Actualizado: 13/1/2020 - 12:03 pm
CHOLOMA, Honduras — Más de 400 personas murieron el año pasado cuando una de las peores epidemias de dengue jamás registradas se extendió por Centroamérica —un tipo de brote que algunos científicos y funcionarios de salud pública advierten que es probable que se vuelva más frecuente y generalizado debido al cambio climático.
En Honduras, que representó más del 40 por ciento de las muertes por dengue en Centroamérica el año pasado, de acuerdo con la Organización Panamericana de la Salud, los efectos del cambio climático han sido agravados por la disfunción gubernamental, el caos político y la apatía pública.
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El año pasado, el país tuvo más de 107 mil casos de la enfermedad —más de 13 veces la cifra registrada en el 2018— y al menos 175 muertes.
El dengue es transmitido por un tipo de mosquito llamado Aedes, que abunda en zonas urbanas de las regiones tropicales y subtropicales del mundo. Decenas de millones de casos ocurren cada año en más de 100 países, y los síntomas incluyen fiebre, hemorragia interna y shock.
Funcionarios de salud de Honduras ubican el origen de la epidemia en el otoño del 2018. Una emergencia de salud declarada en julio del 2019 por el Gobierno del Presidente Juan Orlando Hernández se mantiene en vigor.
El brote azotó en un momento de turbulencia política, con manifestaciones callejeras violentas contra Hernández y llamados a su destitución. La Nación también sufre de altos índices de homicidios y pobreza generalizada.
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El brote de dengue se ha topado con poca resistencia de un sistema de salud pública destrozado por recortes presupuestarios y corrupción.
Los programas creados para detectar brotes de enfermedades transmitidas por mosquitos son ineficaces. Las instalaciones médicas del país no tenían capacidad de manejar las demandas normales de la Nación, mucho menos una epidemia.
La epidemia ha sido particularmente brutal en el norteño Departamento de Cortés, el corazón industrial de Honduras.
Cortés se convirtió en una especie de motor de la crisis nacional, dijeron funcionarios, al tiempo que su numerosa población migratoria de trabajadores de fábrica contribuyó a propagar la enfermedad a otras regiones en visitas a casa, explicaron los funcionarios.
Wendy Carcamo, quien vive en la región, dijo que sabía poco sobre la epidemia el año pasado. Luego, en febrero, su hijo, Jostin Pineda, de 7 años, cayó enfermó.
En los días posteriores, la enfermedad de Jostin fue mal diagnosticada por médicos en tres clínicas privadas, señaló Carcamo. El último doctor remitió al niño al principal hospital público de la región. Pero para entonces la enfermedad estaba muy avanzada y el menor murió a la mañana siguiente.
“Como madre de familia, estaba mal preparada”, expresó Carcamo. “Y como médicos, ellos estaban mal preparados”.
Dinorah Nolasco, la directora de salud regional en Cortés, admitió que uno de los factores principales que contribuyen a la propagación de la epidemia es la escasez de personal capacitado. Pero también dijo que sus equipos batallaban para tener acceso a barrios donde dominan las pandillas.
En el barrio López Arellano en Choloma, una de las ciudades principales de Cortés, los equipos de Nolasco aseguraron acceso regular sólo después de que ella se reunió con líderes comunitarios, quienes negociaron con los líderes de las pandillas. Sin embargo, para entonces, López Arellano se había convertido en un foco del dengue.
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Los científicos también apuntan a otro factor que podría haber contribuido al brote: las condiciones meteorológicas.
El año pasado, Honduras soportó sequías severas junto con rachas de lluvia intensa, parte de un patrón de una creciente variabilidad climática que los científicos dicen que muy probablemente está relacionada con el cambio climático.
En periodos de sequía extrema, los residentes de barrios sin suministro confiable de agua a veces almacenan el líquido en sus hogares, creando potenciales sitios de reproducción de mosquitos. Durante las lluvias torrenciales, las inundaciones pueden crear más entornos de reproducción.
Durante una visita reciente a López Arellano, Nolasco se detuvo en el hogar de una familia que había perdido un hijo a causa del dengue. Inspeccionó un recipiente donde se almacenaba agua y halló cientos de larvas de mosquitos dentro.
“La gente piensa en otros problemas”, dijo Nolasco. “Si soy madre de tres o cuatro hijos, voy a pensar en qué voy a darles de comer, si mi hijo anda con pandillas. En lo último en lo que van a pensar es en el dengue”.
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