Artistas se apoderan de las calles en Senegal
- Anemona Hartocollis
El arte callejero parece darse con naturalidad en Senegal, donde muchas tiendas están adornadas con imágenes de lo que venden. Pinturas de tijeras significan sastres; cabezas con peinados elaborados anuncian peluqueros, entre otras.
DAKAR, Senegal — En una pared, la pintura de un marabout, un hombre santo musulmán, se asoma desde detrás de un tendedero con ropa lavada colgada. Cerca de ahí, un póster de una mujer africana ha sido pegado a una casa. Todavía más allá, unas mujeres socializan frente a una pared cubierta con un intrincado patrón abstracto en blanco y negro.
Éstas son las casas pintadas de la Médina, un barrio pobre de clase trabajadora cerca del Centro de Dakar. El vecindario ha dado la bienvenida a artistas callejeros para que practiquen su oficio en lo que el fundador del proyecto llama el museo a cielo abierto.
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Artistas no sólo de Senegal, sino de Burkina Faso, Argelia, Marruecos, Congo, Francia e Italia han llegado para pintar sobre estas paredes. Han contribuido a la floreciente escena de arte internacional en Dakar y traído a amantes del arte y turistas a un barrio donde fuera de eso tal vez no irían.
El arte callejero parece darse con naturalidad en Senegal, donde muchas tiendas están adornadas con imágenes de lo que venden. Pinturas de tijeras significan sastres; cabezas con peinados elaborados anuncian peluqueros; una oveja señala la presencia de un vendedor que sirve carne a la parrilla.
El arte de las tiendas es encargado por los propietarios de éstas, y a veces también pintado por ellos. Pero para pintar sobre una casa en el barrio de Médina, ayuda hacerlo a través de Mamadou Boye Diallo, conocido como Modboye.
Diallo, de 31 años, nació y fue criado en la Médina. Abandonó la escuela a los 15 años para convertirse en bailarín de breakdance y patinador en línea. Llegó a conocer la escena del arte al trabajar como mensajero, entregando volantes sobre patines para galerías.
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En el 2010, creó Yataal Art, colectivo de las artes sin fines de lucro, y pintó la primera pared en la Médina con unos amigos.
“Tienes que contactarte con él para trabajar en la Médina”, dijo una de los artistas callejeros, Doline Legrand Diop, de Diallo. “Él funciona un poco como un curador”.
Al principio, no siempre era fácil convencer a los propietarios de casas a dejar que la gente pintara sobre sus paredes.
Pero cuando el proyecto se popularizó, querían tener lo mismo que sus vecinos.
Lo que los residentes esperan y lo que los artistas entregan no siempre es lo mismo. Giacomo Bufarini, un artista italiano que usa el nombre Run, pintó la pared de una casa con una silueta gigantesca de la mujer que vivía allí. Incorporó una ventana en su cabeza, como una ventana a su mente.
En lugar de quedar impresionada, se quejó de que había dejado la pintura descarapelada en el marco de la ventana. “Le dije que no soy como un decorador”, recordó Bufarini, con un tono a la vez molesto y culpable.
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El proyecto ha crecido tanto que este año, Delphine Buysse, una curadora belga, ha hecho arreglos para que los artistas en residencia vivan en un hotel de lujo en Dakar durante una semana mientras pintan en la Médina.
Una reciente pintura de pared fue una colaboración entre Kouka Ntadi, artista congolés-francés, y Barkinado Bocoum, un artista senegalés. Ntadi pintó retratos abstractos en blanco y negro, y Bocoum agregó retratos más rústicos en colores brillantes.
“No es como en Francia o EE. UU. , donde hay un esnobismo sobre arte”, dijo Ntadi.
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