Aparece la fuerza laboral femenina, tras caer el carbón
Entre el 2010 y el 2017, el Condado de Letcher vio un mayor cambio en el balance de género de su fuerza laboral que casi cualquier otro condado en Estados Unidos. Hace apenas 10 años, casi tres quintas partes de la fuerza laboral era masculina. Ahora la mayoría es femenina.
- Campbell Robertson
- - Publicado: 21/11/2019 - 06:00 am
FLEMING-NEON, Kentucky — En las horas previas al amanecer, Amanda Lucas inicia el trayecto en auto a su empleo en un hospital a una hora de distancia. En años anteriores, eran los hombres quienes solían irse antes del alba. Todo el día estaban bajo tierra, excavando carbón como lo habían hecho sus padres y a menudo sus abuelos.
Denley, el esposo de Lucas, tenía un empleo con una de las compañías mineras grandes, con buenas prestaciones y un ingreso que se acercaba a los 100 mil dólares al año, incluyendo el pago por horas extras. Ella se quedó en el hogar criando a los cuatro hijos de la pareja. “Teníamos una buena vida”, dijo Lucas.
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Entonces todo cambió. Este verano, el Condado de Letcher se vio afectado por una racha de quiebras y despidos en las minas de carbón. No había mucho qué disputar: el sector del carbón en esta zona se está yendo a pique. La única interrogante era qué mantendría a todos a flote. Entre el 2010 y el 2017, el Condado de Letcher vio un mayor cambio en el balance de género de su fuerza laboral que casi cualquier otro condado en Estados Unidos. Hace apenas 10 años, casi tres quintas partes de la fuerza laboral era masculina. Ahora la mayoría es femenina.
De acuerdo con cifras estatales, la cantidad de empleos de minería en el Condado de Letcher cayó a 100 este verano, de más de mil 300 a principios del 2009. La minería siempre ha sido una actividad de auge y caída, pero el sentimiento era que esta caída podría ser la última. Las mujeres siempre hallaban trabajo remunerado durante los tiempos difíciles, ganando lo suficiente para mantener a la familia hasta que las minas volvían a recuperarse. Cuando eso sucedía, las esposas con frecuencia regresaban al hogar. Pero simplemente sacar a la familia del apuro ya no basta.
Las mujeres en el Condado de Letcher todavía ganan salarios sustancialmente más bajos que los hombres. Pero en un lugar afectado por enfermedades crónicas y sobredosis por opioides, hay una demanda constante de trabajadores en el sector salud. “No tendríamos la mitad de las enfermeras que tenemos si todavía tuviéramos minas de carbón”, dijo Ciara Bowling.
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Desde que tiene uso de razón, quería ser la esposa de un minero de carbón. Pero Bowling, de 25 años, se graduó de preparatoria cuando iniciaba la caída del sector.
Blake Johnson, el prometido de Bowling, buscaba trabajo en las minas cuando ella se inscribió en la universidad local para convertirse en asistente médica. “Todo lo que quieres hacer es cuidar a tu esposo”, dijo. “Pero cuando eso no funciona, tienes que ir a trabajar”.
Lucas y su esposo comenzaron a tener esta charla cuando la industria del carbón comenzó a venirse abajo. Incluso antes de que él fuera despedido, habían visto cómo cerraban las minas. Más de una década después de abandonar sus estudios universitarios, Lucas, de 38 años, planteó la idea de regresar.
Un programa estatal para las familias de mineros pagó la colegiatura y también proporcionó dinero para gastos diarios. Tras graduarse, Lucas comenzó a trabajar como terapeuta respiratoria. El empleo ofrece seguro médico, pero no el salario que solía ganar su esposo en las minas. La familia ha aprendido a vivir con menos. Él trabaja en empleos de construcción cuando puede, pero no ha descartado volver bajo tierra.
Bowling finalmente había hallado una vida que había querido durante mucho tiempo: Johnson había encontrado un empleo en las minas. Entonces, en agosto, fue reajustado.
Él se hacía pocas ilusiones sobre el trabajo en el carbón. También quería regresar a la escuela, dijo, y cuando consiguiera un buen empleo, Bowling ya no tendría que trabajar.
Ella tiene otras ideas. “Las cosas simplemente han cambiado”, dijo Bowling.
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No abandonó los estudios cuando Johnson consiguió su empleo en la mina, como lo habría hecho alguna vez. Ahora existía la posibilidad de independencia real, de no tener que ceder siempre autoridad a un esposo porque él pagaba los recibos. “Las mujeres ahora dieron una probadita de la libertad”, dijo Bowling.
“Todos estos hombres, sencillamente no saben lo que está a punto de suceder”, añadió.
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