#Tragediadelacresta: “Era como estar en los brazos de la muerte”
- José Chacón/@josechacon18



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Luis Contreras, sobreviviente de la tragedia del bus 8-B 06 en La Cresta recuerda aquel infierno desatado por la falla eléctrica de un bus del transporte público. Aquel infierno desatado frente a una de las mayores congregaciones religiosas del país causó también que Contreras, un ebanista de profesión, quedara casi paralítico durante ocho meses posterior al suceso.
17 intervenciones quirúrgicas son solo algunas de las marcas físicas a las que ha sido sometido Luis Contreras, sobreviviente de la tragedia del bus 8-B 06 en la que 18 personas murieron calcinadas tras un incendio provocado por una falla eléctrica del aire acondicionado del vehículo que cubría la ruta Torrijos Carter Corredor Norte.
Aquel infierno desatado frente a una de las mayores congregaciones religiosas del país causó también que Contreras, un ebanista de profesión, quedara casi paralítico durante ocho meses posterior al suceso.
Y aunque asegura que sus heridas físicas han sanado, los recuerdos y temores de ese episodio no dejan de rodar en su mente. “Cada vez que me levanto me acuerdo, cada vez que veo un bus, cada vez que escucho en las noticias que ocurre un accidente pienso que en cualquier momento me puede pasar. Es como si me persiguiera la muerte”, relató.
Por suerte, cuenta, su vida pudo ser salvada gracias a que el conductor de otro bus que se percató del incidente bajó y empezó a romper los vidrios con un varilla de hierro. Sin embargo, su rescate pasó factura inmediata porque restos de su piel quedaron en el borde de la ventanilla por donde fue socorrido. “Los restos de vidrios y metal en esos bordes cortaron mi piel que ya estaba quemada", expresa.
Contreras perdió la conciencia por la inhalación de humo, poco antes de desmayarse palpó el terror que no logró aplastar su moral. Allí dentro no se veía nada, yo estuve 90 segundos en el bus desde cuando empezó a votar humo negro hasta antes de que empezara el fuego, la gente gritaba, los niños lloraban... era como estar en los brazos de la muerte”.
Ya en el hospital los galenos decretaron que había quemaduras en el 68% de su cuerpo, pero estaba vivo.
Y es que a ocho años de la tragedia de La Cresta, Luis Contreras, considera que la mayoría de los panameños pueden sufrir su experiencia. “En cualquier momento puede ocurrir otro 23 de Octubre por la negligencia de los transportistas del metrobús, son los mismos conductores de diablos rojos. El gobierno ha permitido esto”.
Para él, el riesgo de que se repita otro hecho lamentable como el que experimentó esa tarde de octubre de 2006 está tan latente como aquella fecha. “Ese es mi miedo, que otros panameños pasen lo que yo pasé o en el peor de los casos que mueran como los otros 18. Esos buses de ahora no son seguros, imagínese que ocurra un incendio allí dentro”, cuestionó.
Tras las demandas interpuestas contra el Estado, hasta la fecha no han recibido ningún resarcimiento económico, salvo un puesto como ebanista en la Presidencia de la República y apoyo para las operaciones en Estados Unidos por parte de la administración del ex presidente Ricardo Martinelli. “Fueron arriba de los 150,000 dólares, de allí nadie más me ha apoyado”, relató.
Además, el choque emocional de aquellas imágenes también marcó a sus seres queridos, sobre todo a su esposa y a sus dos hijos que en ese entonces tenían 12 y 13. “Ellos también quedaron afectados. Mi esposa sufre de la presión producto de los nervios y mis hijos me llaman preocupados si son las 6:00 de la tarde y aún no he llegado a casa”.
Por último, Contreras contó que Lidia Atencio, otra sobreviviente de la tragedia a la que queríamos entrevistar estaba convaleciente a raíz de las secuelas que le dejó aquel 23 de octubre. “Ella acaba de salir del hospital, la operaron ayer (lunes) en el Santo Tomás del rostro debido a una cicatriz de ese accidente”.
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