Sin manos y sin pies espera una decisión justa
Publicado 2003/10/25 23:00:00
- Marcelino Rosario
La vida para Roger Acosta nunca volverá a ser la misma. A sus 43 años sólo le quedan los recuerdos de cuando practicaba deportes, podía comer con sus propias manos, pues nunca pensó que una descarga eléctrica terminara con sus sueños.
Ilusionado con trabajar en el proyecto Hidroeléctrico Estí, que construye la empresa SKANSKA, en el distrito de Gualaca, trató de entrar pero no fue posible al principio. Sin embargo, con la influencia de un conocido logró un empleo como ayudante.
Sólo pasaron ocho meses desde que entró a laborar, cuando le fue asignado junto a un albañil construir una casa para el personal de AES PANAMÁ a escasos tres metros de los transformadores que tiene la empresa para hacer los trabajos, expresó con suma tristeza Roger.
"El soldador me mandó a buscar tres varillas de 3/8 porque estábamos poniendo una malla expandida, al intentar subirlas donde estaba el constructor, sentí una presión sobre ellas. Las varillas estaban pegadas al transformador y quedé pegado", dijo.
Las palabras de Roger salían entrecortadas, era como un trauma lo que estaba recordando.
Explicó que el transformador recibe unos 134 mil voltios y mientras trataba de soltarse una fuerza superior se lo impedía, la mano izquierda se le explotó y quedó luchando por soltar la derecha. De repente la varilla se enterró en la tierra, la presión lo botó, y perdió inmediatamente el conocimiento.
A Roger le fueron amputadas las dos manos y un pie, ahora tiene que comer como perro, agarrar las bebidas con los codos.
Con tristeza recuerda las cosas que podía hacer con sus manos, las que ni la cantidad más grande de dinero en el mundo se las podrá devolver.
Ilusionado con trabajar en el proyecto Hidroeléctrico Estí, que construye la empresa SKANSKA, en el distrito de Gualaca, trató de entrar pero no fue posible al principio. Sin embargo, con la influencia de un conocido logró un empleo como ayudante.
Sólo pasaron ocho meses desde que entró a laborar, cuando le fue asignado junto a un albañil construir una casa para el personal de AES PANAMÁ a escasos tres metros de los transformadores que tiene la empresa para hacer los trabajos, expresó con suma tristeza Roger.
"El soldador me mandó a buscar tres varillas de 3/8 porque estábamos poniendo una malla expandida, al intentar subirlas donde estaba el constructor, sentí una presión sobre ellas. Las varillas estaban pegadas al transformador y quedé pegado", dijo.
Las palabras de Roger salían entrecortadas, era como un trauma lo que estaba recordando.
Explicó que el transformador recibe unos 134 mil voltios y mientras trataba de soltarse una fuerza superior se lo impedía, la mano izquierda se le explotó y quedó luchando por soltar la derecha. De repente la varilla se enterró en la tierra, la presión lo botó, y perdió inmediatamente el conocimiento.
A Roger le fueron amputadas las dos manos y un pie, ahora tiene que comer como perro, agarrar las bebidas con los codos.
Con tristeza recuerda las cosas que podía hacer con sus manos, las que ni la cantidad más grande de dinero en el mundo se las podrá devolver.
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