Pintor de arte precolombino, en la BINAL
- Yessika Valdés
No demerita las técnicas de otros pintores, pero prefiere hacerlo a su manera, pues eso del misterio y el equilibrio mental para que florezca su arte le ha funcionado.
Aunque nació en Panamá se considera chitreano porque fue allí, al abrigo de la naturaleza, donde se hizo patente su amor por el arte pictórico.
A los 63 años, este pintor autodidacta que hizo sus primeros trazos en la infancia puede jactarse de que su arte se ha exhibido en Panamá, Costa Rica, Holanda y Estados Unidos. En 2003 participó en una exposición de la Casa de Subastas Christie´s, el 14 de mayo y en 2005 obtuvo el Segundo Premio del Concurso Nacional del INAC.
"Agustín Mendoza sabe descubrir la naturaleza de manera insólita, nos hace cuestionar de donde venimos y hacia donde vamos...El busca en lo rupestre, en lo primitivo, en la textura de la tierra, estas formas y dibujos que van desde recordar las figuras de Nazca hasta el fondo del mar que se traslad´´o a la superficie de una tela , o un papel..", aparece escrito en el catálogo de la exposición suya de 25 cuadros y dos esculturas que exhibe hasta el 3 de octubre en la Biblioteca Nacional Ernesto J. Castillero, BINAL, organizada por Weil Art.
Arte precolombino que los críticos ven con buenos ojos es el que presenta en obras como "El cazador" y "El pescador".
Un año le tomó armar la muestra, nos dice riéndose, porque, explica, "se vendían y se vendían y tenía que volver a pintar una y otra vez y yo decía cuando pues, voy a terminar..."
Él pinta todo el día, todos los días. Desde las ocho en adelante está con sus pinceles creando arte.
Acerca de las esculturas nos dijo que le resultó difícil conseguir el material, porque no acumulaba suficientes espinas de pescado.
"La gente que se come el pescado creo que se lo come con todo y el hueso, he estado recogiendo hueso dos años", exclama.
Agustín Mendoza tiene tres hijos, Susan Walquiria (de 34 años), Agustín (de 33 años) y Adelaida Maité (de 30 años).
Él considera que el factor suerte ha estado presente en su vida. Fue un Suizo, Christof, quien le compró el primer cuadro que pintó. A raíz de ello, vino su buena racha, ya que fue elegido para un curso de cerámica histórica y empezó a restaurar las huacas.
Sus colores favoritos son el verde, el rojo y el azul. Le pedimos que nos explique las razones.
"El verde es el follaje de la luz de la naturaleza, por eso me gusta mucho. El rojo porque es caliente, amor; el azul porque es frío".
Cuando empezó a pintar fue viendo óleos para formarse una idea de cómo se trabajaba ese arte, nos dice y aclara "pero yo tengo lo mío, pero quise ver las composiciones, porque las composiciones influyen mucho para que una obra salfa a flote y diga lo que siente uno, para que trascienda y yo quiero trascender hasta el mismo universo, que me conozcan mucho no solo aquí en Panamá".
Para triunfar en el arte - y en todo, hace la salvedad- "hay que creer en sí mismo, en lo que uno hace y si eso pasa por la cabeza es una buena sabiduría para hacer el arte", nos dice este pintor autodidacta que da otras luces a la juventud para que siga caminos rectos, que no torcidos.
Él tiene sus propias técnicas, confiesa: "es equilibrio mental, de misterio. Sencillamente lo hago".
Añade que les aconseja "a los que están detrás de lo que es la cultura que se pongan en las filas, porque nadie se muere de hambre, porque el caso mío ha sido muy dramático, porque si yo vuelvo hacia atrás no quisiera decirle a usted porque se trata de los militares y eso es el pasado, estoy en el presente y yo no desmayo hasta alcanzar la meta. En Chitré hay muchos poetas, escritores, pintores...No se pongan obstáculos ustedes mismos"
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