Panameños indiferentes ante abuso a menores
Publicado 2006/09/23 23:00:00
- TElena Valdez
Los panameños no son ciegos ante la Explotación Sexual Comercial (ESC) de niños y adolescentes, pero no darían un sólo paso para acabar con este fenómeno.
A la pregunta "¿Qué haría frente a un caso de explotación sexual comercial de un menor de edad?" un cuarto de la población (25%) respondió que "nada"; según el estudio "Tolerancia en la población frente al comercio sexual con personas menores de edad en Centroamérica, Panamá y República Dominicana", tras una encuesta realizada por la Oficina Internacional del Trabajo y la encuestadora CID-Gallup.
A pesar que se insiste en que los "hilos" de la explotación sexual comercial de menores de edad son movidos por los "clientes", sólo el 24% de los panameños denunciaría a uno. De hecho, otorgan el mismo nivel de responsabilidad a los menores abusados, pues el 22% de los encuestados denunciaría a la propia víctima de abuso.
La coordinadora del proyecto sub regional contra la ESC en la región, Bente Sorensen destaca los esfuerzos panameños por erradicar el problema.
Jorge Sauma, director de la Corporación Bananera Nacional (Corbana) de Costa Rica, dijo a Panamá América que en 1985 los productores de su país atravesaron por la misma problemática que enfrentan hoy los panameño, indicando que la única salida que encontraron fue el diálogo.
"No podemos buscar el desarrollo de este sector con una actitud de confrontación", expresó el bananero tico, agregando que cuando hace dos años visitó Panamá percibió que los sindicatos bananeros están a la defensiva, "actitud que no es la mejor para resolver este problema".
A su parecer, Panamá tiene todo el potencial para salir adelante, aunque considera que hace falta más apoyo del Gobierno para equilibrar las cargas con las transnacionales.
De igual manera, el también productor costarricense, Romano Orlich, indicó que parte del problema en la cadena de exportación de banano es que esta es realizada por una sola empresa.
En Costa Rica el 58% de la producción esta en manos de nacionales independientes, quienes le venden bajo contrato a Chiquita, Dole, Del Monte, Fyffes, Caribana y Rumisel.
Estos dos últimos exportadores son totalmente nacionales y venden por su cuenta en Estados Unidos y Europa, y cuentan con clientes y distribución propia.
Además de la diferencia en el esquema de producción y comercialización de la fruta entre Panamá y Costa Rica, se destaca el hecho de que en el vecino país todos los involucrados en el sector deben aportar a un fondo común unos 5 centésimos por caja.
Este fondo es utilizado para realizar estudios tendientes a mejorar la producción, y en ocasiones para entregar créditos a los productores.
Sauma y Orlich son de la opinión que todos los países de la región deben unirse para lograr que las importaciones latinoamericanas obtengan el precio justo en los mercados internacionales.
A la pregunta "¿Qué haría frente a un caso de explotación sexual comercial de un menor de edad?" un cuarto de la población (25%) respondió que "nada"; según el estudio "Tolerancia en la población frente al comercio sexual con personas menores de edad en Centroamérica, Panamá y República Dominicana", tras una encuesta realizada por la Oficina Internacional del Trabajo y la encuestadora CID-Gallup.
A pesar que se insiste en que los "hilos" de la explotación sexual comercial de menores de edad son movidos por los "clientes", sólo el 24% de los panameños denunciaría a uno. De hecho, otorgan el mismo nivel de responsabilidad a los menores abusados, pues el 22% de los encuestados denunciaría a la propia víctima de abuso.
La coordinadora del proyecto sub regional contra la ESC en la región, Bente Sorensen destaca los esfuerzos panameños por erradicar el problema.
Jorge Sauma, director de la Corporación Bananera Nacional (Corbana) de Costa Rica, dijo a Panamá América que en 1985 los productores de su país atravesaron por la misma problemática que enfrentan hoy los panameño, indicando que la única salida que encontraron fue el diálogo.
"No podemos buscar el desarrollo de este sector con una actitud de confrontación", expresó el bananero tico, agregando que cuando hace dos años visitó Panamá percibió que los sindicatos bananeros están a la defensiva, "actitud que no es la mejor para resolver este problema".
A su parecer, Panamá tiene todo el potencial para salir adelante, aunque considera que hace falta más apoyo del Gobierno para equilibrar las cargas con las transnacionales.
De igual manera, el también productor costarricense, Romano Orlich, indicó que parte del problema en la cadena de exportación de banano es que esta es realizada por una sola empresa.
En Costa Rica el 58% de la producción esta en manos de nacionales independientes, quienes le venden bajo contrato a Chiquita, Dole, Del Monte, Fyffes, Caribana y Rumisel.
Estos dos últimos exportadores son totalmente nacionales y venden por su cuenta en Estados Unidos y Europa, y cuentan con clientes y distribución propia.
Además de la diferencia en el esquema de producción y comercialización de la fruta entre Panamá y Costa Rica, se destaca el hecho de que en el vecino país todos los involucrados en el sector deben aportar a un fondo común unos 5 centésimos por caja.
Este fondo es utilizado para realizar estudios tendientes a mejorar la producción, y en ocasiones para entregar créditos a los productores.
Sauma y Orlich son de la opinión que todos los países de la región deben unirse para lograr que las importaciones latinoamericanas obtengan el precio justo en los mercados internacionales.
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