Nueva normalidad, no: necesitamos un nuevo Minsa
... no existen verdaderas políticas de salud pública centradas en las circunstancias sociales, políticas, económicas, históricas, incluso geográficas, que son entre muchos otros factores los que determinan el estado de salud de un país.
- Jesus López Aguilar
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- - Publicado: 31/8/2020 - 12:00 am
Los informales en Panamá bordean el 50% de la población económicamente activa. Por consiguiente, un gran segmento que está entre los más golpeados por la pandemia. Foto: EFE.
Uno de los primeros hechos que hemos podido apreciar en Panamá, con motivo de la pandemia del SARS-Cov-2, es que el Ministerio de Salud carece de la capacidad para responder oportuna, contundente y eficientemente, en materia de atención masiva y control de problemas de salud pública.
Más allá de que nos pueden decir que nadie sabía lo que estaba aconteciendo, que era inesperado, y muchos otros motivos más, lo impactante ha sido darnos cuenta de la inoperancia del Minsa. Dicha institución debe ser reformada inmediatamente, mediante una reingeniería que aborde los aspectos más importantes de su estructura institucional.
Centrado más en la enfermedad que en la propia salud, dicho enfoque ha terminado debilitando cualquier iniciativa de tipo preventivo. Dado esto, hemos sido testigos de los efectos que han producido casi 40 años de políticas sanitarias basadas en lo paliativo y curativo, afianzando la idea de que buenas políticas de salud son construir hospitales, estructuras, comprar medicinas, insumos, que en nada equivale a prevenir.
Evidentemente no existen verdaderas políticas de salud pública centradas en las circunstancias sociales, políticas, económicas, históricas, incluso geográficas, que son entre muchos otros factores los que determinan el estado de salud de un país.
A menudo, hago la reflexión de que este nuevo coronavirus llegó a un país llamado Panamá en el que su gente vive del trabajo informal, que no aparecen en las cuentas nacionales, excluidos de la economía, sin pago de impuestos, cotizaciones laborales, acceso al crédito y mucho más, que los vuelven invisibles; los informales, en Panamá, bordean el 50% de la población económicamente activa. Por consiguiente, un gran segmento de la población que está entre los más golpeados por la pandemia.
Este es solo un ejemplo de exclusión social y desigualdad, entre muchos que abundan en el 6to. país más desigual del mundo: Panamá. No obstante, no olvidemos que nuestra población posee un 10% o más de personas con problemas renales, número muy alto que, seguramente, tendría un subregistro importante.
Ni hablar de otras enfermedades crónicas; según un estudio de la OPS-Panamá, publicado en 2018, a finales de agosto de ese año se había encontrado que la prevalencia de la hipertensión arterial era de 36% en la población, 13% para diabetes mellitus, 38% para hiperlipidemias; 45 % para obesidad o sobrepeso. Estas son expresiones de estilos de vida no saludables, sobre los que el sistema de salud no ha actuado preventivamente.
El nuevo coronavirus llegó a un país con una población muy enferma; de hecho, es un problema de la humanidad, con sistemas de salud basados en la lógica de mercado tipo neoliberal; esto explica la situación, aupada por campañas de terror y no de educación, añadiendo problemas de abuso de autoridad, arbitrariedad policial, confinamientos excesivamente largos, que no han producido resultados mejores que en los países que optaron por otras medidas, basados la fortaleza de sus sistemas de salud.
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Está demostrado que ni el miedo ni el autoritarismo, en ninguna circunstancia, han sido eficaces para el aprendizaje humano, es contraproducente; incluso, uno de los asesores llegó a decir que si no le metían miedo a la gente no aprendían: falso. Igualmente, el ministro de Seguridad salía en tono amenazante en las conferencias de prensa diarias. Una gran falla de comunicación.
Por tal motivo, la intervención comunitaria, como acción científica, logrará mayor conciencia, ¿por qué?, pues, Confucio lo dijo hace un par de miles de años: "Lo que oigo lo olvido, lo que veo lo recuerdo, pero lo que hago lo aprendo."
Así de simple: trabajo en las comunidades, pero con todos; eso los lleva a sentirse responsables de lo que hacen, tendrán una idea de la dimensión que conlleva la situación; pero, si se continúa con la postura de que se trata de un tema solo para médicos, y más nadie puede opinar, estamos mal.
Es ahora el momento para que el Ministerio de Salud haga lo que no se ha hecho: Prevenir las enfermedades y Promover la salud, eso es lo que significa prevenir y promover en el campo de la salud. No hay otra vía, así como tampoco se puede pensar que es un trabajo solo de ahora; si se trabajara con la comunidad, como se debe hacer, eso comportará que se piense en tareas de tipo macrosocial, si es solo por la COVID-19, muy mal enfoque, porque este debe ser un punto de partida para transformar al actual Ministerio de Enfermedad en un Ministerio de Salud.
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Hay que sentar las bases para la reforma integral del Estado panameño, empezando por: Ministerio de Salud, Mides (que sigue lejos de su misión), Meduca, Ministerio de Seguridad. No sé si eso esté en los planes actuales, pero es, según mi punto de vista, una labor que hay que empezar a hacer desde ya.
Magíster en psicología social.
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