Mujeres sobresalientes que han dejado huellas
- Isabel Díaz ([email protected])
Han luchado por la paz, la democracia y justicia social y en sus hogares son madres, maestras, esposas, arquitectas, enfermeras, administradoras y más.
Han luchado por la paz, la democracia y justicia social y en sus hogares son madres, maestras, esposas, arquitectas, enfermeras, administradoras y más.
Destacado
- ¡Maestro! Que seas tú sembrador de la paz dentro de la incertidumbre, la zozobra, el desaliento y la violencia síquica y física en que vivimos...
- Sara Sotillo - Educadora panameña
- 8 marzo fue proclamado Día Internacional de la Mujer Trabajadora en el año 1977.
Solo un 8% de mujeres ocupan una curul en la Asamblea Nacional
- En la Asamblea Nacional panameña, el porcentaje de mujeres que han logrado una curul desde 1994 hasta la fecha no ha pasado del 11%.
- Incluso en la actualidad, solo seis de 71 diputados son mujeres, lo que representa un 8%.
- El porcentaje de la mujer en la política, y sobre todo en las postulaciones por parte de los colectivos, se ha debatido en el país en diversos foros, y se ha logrado en las últimas reformas que se le hicieron al Código Electoral que se incluyera en el artículo 239 que en las elecciones internas de los partidos políticos y hasta las primarias, las postulaciones se harán garantizando que, efectivamente, como mínimo, el 50% de las candidaturas sean para mujeres. Se plantea en ese artículo que le corresponderá a la Secretaría de la Mujer de los partidos políticos firmar las listas de postulaciones.
- Informes del Tribunal Electoral revelan que en 1994, solo el 8% de las mujeres lograron una curul en la Asamblea, mientras que en 1999 fue un 10% y en 2004, 11%.
- En cuanto al cargo más importante, que es el de presidente, solo una mujer ha llegado a ser presidenta de la República.
Han luchado por la paz, la democracia y justicia social y en sus hogares son madres, maestras, esposas, arquitectas, enfermeras, administradoras y más. Sus aportes están en la educación, justicia, libertades gremiales, salud, megaobras, asistencia social, arte y cultura.
Una mirada a las dos gestas separatistas de mediados de siglo XIX y principios del XX, y están presentes. Rufina Alfaro, primer grito de independencia de España (1821); María Ossa de Amador, quien confeccionó la primera bandera panameña, tras una estrategia para no ser descubierta.
Hubo quienes como Amelia Denis de Icaza fustigaron con sus versos la injusticia social y derramaron tristeza y rebeldía ante la presencia extranjera en suelo patrio.
A Amelia Denis se le reconoce, en la historia de la literatura criolla, como la primera mujer que escribió versos, cargados de melancolía e ingenuidad, pero de fuerte crítica política y social, como “Al Cerro Ancón”, considerado un canto a la nacionalidad.
En la obra “De la tradición a la participación pública”, tomada del libro “Mujeres que cambiaron nuestra historia”, se reivindica su valía no solo como una de las grandes poetisas de la Patria, sino como una mujer con sentimiento y visión política.
Hubo otras a las que las obras sociales les permitieron tener el primer contacto con la vida pública, tales como Matilde de Obarrio, que fundó la Cruz Roja Nacional, y Enriqueta R. Morales, destacada precursora de la acción social antes de que existiera en el país legislación social.
Según Ángela Alvarado Aguilar y Gladys Miller, en su obra “Las mujeres al otro lado del encierro”, el origen y evolución del movimiento de las mujeres panameñas se debió, en parte, a su protagonismo y participación activa en la educación, a la organización del sistema de asistencia social, a su incorporación en la fuerza de trabajo remunerada y a la producción intelectual.
Las autoras aportan que la filantropía constituía el medio social aprobado para el desarrollo de las que no trabajaban fuera de su casa y para las profesionales.
Mariblanca Staff Wilson, autora de “Mujeres que dejaron huellas”, repasa la influencia de diferentes formas a través de la educación, de la abogacía, periodismo, ciencia, arte, deporte, música, política, literatura, como protagonistas en sus comunidades y dentro de sus familias.
La historia registra a Marina Ucros Recuero como pionera de la educación nacional, al crear la primera escuela privada, colegio San José, que fundó en el barrio de San Felipe en 1889.
Tomasita Esther Casis, quien formó la primera sociedad cultural femenina de Panamá denominada Club Ariel, para mejorar la calidad educativa; Isabel Herrera de Obaldía, que como maestra de grado empezó a escalar posiciones hasta fundar la escuela Profesional que hoy lleva su nombre, y Angélica María Chavez de Patterson, quien dedicó su vida a la solución de problemas de la educación nacional y al avance en las condiciones de las mujeres, hasta su muerte a los 91 años en 1978. Influyó en la modernización y organización de la educación, de bibliotecas escolares y se le señala como la autora del escalafón para maestros.
Lo que Amelia Denis de Icaza es para las letras, Sara Sotillo es para la educación. Educadora consagrada, política, dirigente magisterial y feminista que luchó por mejorar la calidad de la educación y un trato justo para los docentes. Promovió la aprobación de la Ley 47 Orgánica de Educación de 1946, inició y dirigió la primera campaña de alfabetización para adultos, creó la Cooperativa de Ahorro del Educador y la barriada Miraflores para maestros.
También Otilia Tejeira, primera mujer decana de la Facultad de Humanidades de la Universidad de Panamá en 1967, a quien, por la defensa de los derechos humanos de las mujeres y de las minorías étnicas, la Organización de Estados Americanos (OEA) en ese año la distinguió como “Mujer de las Américas”.
La dirigente sindical Marta Matamoros, en 1946, luego de dirigir una huelga en el sector textil, participó en la elaboración del primer Código de Trabajo, con el que se logró la reglamentación de las vacaciones, salario mínimo, la iniciativa del fuero maternal, que concedió 14 semanas de licencia por maternidad para las trabajadoras.
La firmeza de las que partieron, Clara González, que en 1922 formó el movimiento Renovación; Gumercinda Páez, que en 1945 fue diputada por el Partido Nacional Revolucionario; el compromiso democrático de Thelma King, las estampas de Ileana Golcher en “Cien mujeres por la vida y la dignidad nacional”. Igual homenaje rinde a Elsie Alvarado de Ricord, quien fue directora de la Academia Panameña de la Lengua; la compositora Gladys De La Lastra; y a las que sobreviven, como Julia Suira, dirigente de la industria textil, y Alejandrina Lan, “La reina congo”, por mantener vigente la cultura congo.
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