El Ministerio de Educación no ha reportado los casos oficiales de niñas en gestación durante 2013
Minsa reporta 8,586 casos de adolescentes embarazadas
La ausencia de un plan agresivo de educación sexual en jóvenes aparece como una de las causas de los 8,856 embarazos precoces. La pérdida de los valores es otra de las posibles razones de los embarazos precoces, que provocan en los menores tengan que adoptar roles de adultos.
Claves
- 28,176 mujeres recibieron control de embarazo en los centros de salud pública en 2013
- 8,586 correspondieron a jóvenes en edades de 10 a 19 años.
Claves
- 2 métodos naturales de prevención de embarazos aconsejan las autoridades: el ritmo y el retiro.
- 17 años, los jóvenes tienen la opción de solicitar cédula juvenil.
Los casos de embarazos en edad escolar son para las autoridades un tema que se discute con recelo para evitar la violación de los derechos de los menores y su discriminación. Para otros, las cifras son la prueba fiel de que en la sociedad hay una juventud descarrilada por la ausencia de una política estatal de educación sexual y reproductiva.
Mientras las partes intentan consensuar, y cada uno por su lado defiende las posibles causas y razones de la génesis del problema, en la Contraloría llevan las cuentas claras. Durante 2013, por ejemplo, recabaron información suministrada por el Ministerio de Salud de que unas 8,586 jóvenes embarazadas en edades de 10 y 19 años recibieron atención médica en los distintos centros de atención pública. En 2012 la estadística cerró con 10,502 casos de menores que en estas edades asistieron a control de embarazos.
El reporte oficial -hasta septiembre de 2013- ubicó a la provincia de Panamá en el primer lugar de atención a menores embarazadas con 4,442, seguido de Chiriquí con 3,093 y Coclé con 1,689. La mayoría de los casos se reportaron en Panamá Centro, le siguieron San Miguelito y Panamá Oeste. La estadística de la Contraloría responde al número de atenciones a embarazadas que hasta septiembre de 2013 ingresaron a control en las dependencias del Minsa, y que en total sumaron 28,176, incluidas las menores de edad.
En el Ministerio de Educación (Meduca) hay prudencia en el manejo de la información. Hasta enero de 2014 se desconocía la cifra oficial de menores embarazadas que en el grupo de edades de 10 a 19 años pertenecen al sistema educativo. “Estamos validando la información con la Contraloría y Unicef, pero sin duda, las cifras disminuyeron”, manifestó la ministra de Educación, Lucy Molinar.
Molinar tiene claro que impartir una hora de clases de educación sexual y reproductiva, como lo piden algunos grupos, “es una frivolidad pensar que va a resolver el problema de las niñas embarazadas”.
La titular de Educación está convencida de que es en la familia donde se debe atacar el problema, porque “ni siquiera los padres se atreven a hablar con sus hijos del tema”. Molinar enumeró una serie de estrategias que apuestan ayudarán en la reducción de las cifras de embarazos precoces. Líderes Dejando Huellas y escuelas para padres encabezan la lista para acercar la relación de padres a hijos.
La estadística final del año escolar 2012 reveló que en ese año, 30 niñas embarazadas fueron atendidas por el Meduca. De ese grupo, tres casos se identificaron en áreas urbanas, 14 en área rural y 13 en las zonas indígenas.
Según el informe de Meduca, uno de los casos fue en una menor de 10 años de edad.
Otras dos jóvenes en edad de once años, tres en doce años, 6 en 13 años, 11 de 14 años, 6 en 15 años y uno de 17 años.
Catalina Castro, madre de una menor embarazada en San Miguelito, culpa a la apertura de la tecnología, el abandono de las responsabilidades de los padres dentro del hogar y a la pérdida de los valores en los jóvenes que ignoran los consejos. “Si bien no es un pecado, es necesario que los jóvenes se preparen antes de adquirir compromisos”, destacó la madre de familia
Según dice, existe un factor oculto que impide que los mensajes sobre la sexualidad responsable calen eficientemente en la juventud. No obstante, reconoce que a diferencia del siglo pasado, la juventud del siglo XXI está tomando conciencia de sus roles gracias a la eliminación paulatina de una sociedad machista.
Para el analista y sociólogo Marcos Gandásegui, “todos somos responsables del problema”. “La clase social que dirige el país quizás debe asumir mayor responsabilidad en el descalabro que presenciamos hoy en torno a la cuestión de los embarazos precoces”.
Gandásegui resume el problema en la ausencia de un programa de educación sexual temprana por la vía pública o familiar. La situación retrata el fenómeno como consecuencia de que “en Panamá no existe un solo programa de educación sexual formal, oficial o gubernamental y nunca lo ha habido. Antes, y todavía en muchos países, la educación sexual era exclusivo de la familia y, muchas veces, con la asesoría de la Iglesia (católica)”.
Relata que en la década de 1970, agencias cuestionables de EE.UU. introdujeron al país clínicas con planes de control (Aplafa) para un número limitado de familias de escasos recursos y el Ministerio de Salud se involucró indirectamente. “Ambas iniciativas fueron combatidas ferozmente por sectores ‘conservadores’ muy poderosos, mientras el Ministerio de Educación ignora la formación sexual de los niños y niñas. Las familias pudientes buscan mecanismos variados -incluso ilegales- para controlar o interrumpir los embarazos”, concluye.
A pesar de la tendencia, en el Ministerio de Desarrollo Social hay evidencias de que la juventud masculina está asumiendo su rol. Entre las razones, aparecen el abandono de hogar por parte de la esposa, por muerte, por enfermedad e impedimento para cobrar de la esposa. Por estas causas, unos 3,000 hombres reciben el beneficio de Red de Oportunidades.
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