Masones dan la cara
La logia se apresta a iniciar una nueva era de la masonería en Panamá, que parece incluir el abandono del hermetismo.
- Moscú
- - Publicado: 02/11/2006 - 12:00 am
LOS ENIMÁGTICOS masones panameños abren su cerrado círculo y gritan a los cuatro vientos sus creencias. Por primera vez en un cuarto de siglo, permitieron la entrada de "no masones" de ambos sexos a La Gran Logia de Panamá, como parte de una renovación de propósitos y cambio de actitud.
Desde las primeras horas de la noche del martes, empezó el habitual peregrinaje de autos lujosos con espesos vidrios ahumados hacia el edificio de Calle 13 de Santa Ana, una pesada estructura de concreto construida en 1925.
El desfile de personalidades por la estrecha callejuela no resultaba ajeno para los vecinos del empobrecido lugar, acostumbrados a ver pasar a importantes personalides. Pero esa noche habían invitados especiales: cámaras, grabadoras, ojos, pluma y papel.
Tuvo que pasar casi una generación para que los masones permitieran que gente ajena a su hermético grupo observara uno de sus rituales. La última vez fue durante el homenaje hecho al poeta y literato Guillermo Andreve, primer gran maestro de la masonería panameña.
Miembros de la logia se quejaron ante los periodistas de que durante años han sido blanco de ataques injustificados por parte de grupos movidos por el "morbo", que han inventado toda clase de enigmáticas historias.
Las puertas del viejo edificio se abrieron esta vez para realizar una "tenida blanca", en honor a los 150 años del natalicio del "soberano gran comendador", el expresidente de la República, Carlos Mendoza.
Los masones permitieron que los curiosos periodistas ojearan cualquier cosa que les llamara la atención. Un cuadro a la entrada de la logia con las imágenes de notables masones a nivel mundial dio la bienvenida. Los libertadores Simón Bolívar y José de San Martín, los líderes de Estados Unidos, George Washington, Harry Thruman, Theodoro Rooselvelt, Franklin Rooselvelt, Gerard Ford y James Monroe adornaban la selecta lista.
A medida que avanzaban, las cámaras se concentraron en masones que ocupan altos puestos públicos. Con la mayor naturalidad, el director de la Policía, Rolando Mirones; los magistrados del Tribunal Electoral, Eduardo Valdés y Denis Allen; el magistrado de la Corte Suprema, Harley Mitchell y el presidente de la Asamblea Nacional, Elías Castillo, revelaron sus creencias.
En el salón estaban, además, el jefe del Cuerpo de Bomberos de Panamá, Mario Ramírez; el exdirector del Tránsito, Pablo Quintero Luna, exfiscales del Ministerio Público, destacados banqueros, abogados, diplomáticos y empresarios reconocidos. Otros destacados masones prefirieron no asistir al evento.
"Los masones no tenemos nada que ocultar. Quiero que mi masonería deje su complejo de inferioridad y salga a la calle. Honremos la memoria de Carlos Mendoza con una masonería militante", pidió en forma vehemente a sus "hermanos" el doctor Carlos Mendoza, exadministrador de la Autoridad de la Región Interoceánica y exembajador de Panamá en Taiwan, durante su discurso de fondo en honor a su abuelo.
"Nos condenan y dicen salvajadas, porque somos distintos", espetó el "venerable masón". Recordó lo difícil que fueron los primeros años de la masonería en Panamá, cuando eran perseguidos.
El orador lanzó otro reto: "Si nos importa la memoria de Carlos Mendoza, tenemos que rescatar la fétida Santa Ana (lugar en donde nació el exmandatario), que es un enjambre de drogadictos, prostitutas, homosexuales, lesbianas y gente despreciable".
Las palabras de Mendoza fueron reforzadas por el gran comendador del Supremo Consejo Nacional de Panamá, Miguel Canales, quien adelantó que harán uso de todo el talento de sus miembros y de sus contactos internacionales para combatir la pobreza, la delincuencia y las drogas, sin buscar publicidad.
"Hemos decidido actuar de manera más directa en la solucion de los problemas de la sociedad", precisó. Paralelamente, anunció que adelantan la creación del Instituto Laico, para contribuir con la educación nacional.
Canales dijo que los masones están preocupados por el "poco importa y el juega vivo" que existe en el país, en donde hay grupos que no reparan en destruir la institucionalidad de la República para conseguir sus objetivos políticos.
Aseguró que no buscan protagonismo, ni poder político y son respetuosos de la institucionalidad del país. "La masonería no es más que la escuela de los valores, aprendemos a amar a la patria y sus símbolos", destacó.
El gran maestro de la Gran Logia de Panamá, Mario Troncoso, aseguró que los masones han jugado un papel importante en la historia del país. "Todos los próceres eran masones y hemos tenido varios presidentes de la República masones", enfatizó.
Recordó que la masonería llegó a Panamá por el año 1856 traída por inmigrantes franceses y colombianos. "Somos discretos y trabajamos para la satisfacción personal", planteó.
Al final de la noche, los periodistas fueron despedidos por Canales. "Vio que no hicimos ningún rito satánico ni descuartizamos a nadie", bromeó.
Los masones se iban acomodando con sus atuendos para empezar el ritual. Gorros morados, guantes blancos, una especie de delantales, mandiles, lanzas, espadas, collares y joyas los identificaban dependiendo de sus funciones y jerarquía.
El salón tiene un piso de madera que hace retumbar cada paso que daban los miembros del ritual. Un juego de bocinas hacía escuchar claramente las notas musicales y las palabras que se pronunciaban.
La tenida blanca es una ceremonia que hace la masonería abierta para todo aquel que no sea masón, incluyendo a las damas. Involucra toda la parte mística de la relación de la masonería con Dios. En Panamá la mayoría de los masones es católica, pero hay hebreos y musulmanes.
Desde las primeras horas de la noche del martes, empezó el habitual peregrinaje de autos lujosos con espesos vidrios ahumados hacia el edificio de Calle 13 de Santa Ana, una pesada estructura de concreto construida en 1925.
El desfile de personalidades por la estrecha callejuela no resultaba ajeno para los vecinos del empobrecido lugar, acostumbrados a ver pasar a importantes personalides. Pero esa noche habían invitados especiales: cámaras, grabadoras, ojos, pluma y papel.
Tuvo que pasar casi una generación para que los masones permitieran que gente ajena a su hermético grupo observara uno de sus rituales. La última vez fue durante el homenaje hecho al poeta y literato Guillermo Andreve, primer gran maestro de la masonería panameña.
Miembros de la logia se quejaron ante los periodistas de que durante años han sido blanco de ataques injustificados por parte de grupos movidos por el "morbo", que han inventado toda clase de enigmáticas historias.
Las puertas del viejo edificio se abrieron esta vez para realizar una "tenida blanca", en honor a los 150 años del natalicio del "soberano gran comendador", el expresidente de la República, Carlos Mendoza.
Los masones permitieron que los curiosos periodistas ojearan cualquier cosa que les llamara la atención. Un cuadro a la entrada de la logia con las imágenes de notables masones a nivel mundial dio la bienvenida. Los libertadores Simón Bolívar y José de San Martín, los líderes de Estados Unidos, George Washington, Harry Thruman, Theodoro Rooselvelt, Franklin Rooselvelt, Gerard Ford y James Monroe adornaban la selecta lista.
A medida que avanzaban, las cámaras se concentraron en masones que ocupan altos puestos públicos. Con la mayor naturalidad, el director de la Policía, Rolando Mirones; los magistrados del Tribunal Electoral, Eduardo Valdés y Denis Allen; el magistrado de la Corte Suprema, Harley Mitchell y el presidente de la Asamblea Nacional, Elías Castillo, revelaron sus creencias.
En el salón estaban, además, el jefe del Cuerpo de Bomberos de Panamá, Mario Ramírez; el exdirector del Tránsito, Pablo Quintero Luna, exfiscales del Ministerio Público, destacados banqueros, abogados, diplomáticos y empresarios reconocidos. Otros destacados masones prefirieron no asistir al evento.
"Los masones no tenemos nada que ocultar. Quiero que mi masonería deje su complejo de inferioridad y salga a la calle. Honremos la memoria de Carlos Mendoza con una masonería militante", pidió en forma vehemente a sus "hermanos" el doctor Carlos Mendoza, exadministrador de la Autoridad de la Región Interoceánica y exembajador de Panamá en Taiwan, durante su discurso de fondo en honor a su abuelo.
"Nos condenan y dicen salvajadas, porque somos distintos", espetó el "venerable masón". Recordó lo difícil que fueron los primeros años de la masonería en Panamá, cuando eran perseguidos.
El orador lanzó otro reto: "Si nos importa la memoria de Carlos Mendoza, tenemos que rescatar la fétida Santa Ana (lugar en donde nació el exmandatario), que es un enjambre de drogadictos, prostitutas, homosexuales, lesbianas y gente despreciable".
Las palabras de Mendoza fueron reforzadas por el gran comendador del Supremo Consejo Nacional de Panamá, Miguel Canales, quien adelantó que harán uso de todo el talento de sus miembros y de sus contactos internacionales para combatir la pobreza, la delincuencia y las drogas, sin buscar publicidad.
"Hemos decidido actuar de manera más directa en la solucion de los problemas de la sociedad", precisó. Paralelamente, anunció que adelantan la creación del Instituto Laico, para contribuir con la educación nacional.
Canales dijo que los masones están preocupados por el "poco importa y el juega vivo" que existe en el país, en donde hay grupos que no reparan en destruir la institucionalidad de la República para conseguir sus objetivos políticos.
Aseguró que no buscan protagonismo, ni poder político y son respetuosos de la institucionalidad del país. "La masonería no es más que la escuela de los valores, aprendemos a amar a la patria y sus símbolos", destacó.
El gran maestro de la Gran Logia de Panamá, Mario Troncoso, aseguró que los masones han jugado un papel importante en la historia del país. "Todos los próceres eran masones y hemos tenido varios presidentes de la República masones", enfatizó.
Recordó que la masonería llegó a Panamá por el año 1856 traída por inmigrantes franceses y colombianos. "Somos discretos y trabajamos para la satisfacción personal", planteó.
Al final de la noche, los periodistas fueron despedidos por Canales. "Vio que no hicimos ningún rito satánico ni descuartizamos a nadie", bromeó.
Los masones se iban acomodando con sus atuendos para empezar el ritual. Gorros morados, guantes blancos, una especie de delantales, mandiles, lanzas, espadas, collares y joyas los identificaban dependiendo de sus funciones y jerarquía.
El salón tiene un piso de madera que hace retumbar cada paso que daban los miembros del ritual. Un juego de bocinas hacía escuchar claramente las notas musicales y las palabras que se pronunciaban.
La tenida blanca es una ceremonia que hace la masonería abierta para todo aquel que no sea masón, incluyendo a las damas. Involucra toda la parte mística de la relación de la masonería con Dios. En Panamá la mayoría de los masones es católica, pero hay hebreos y musulmanes.
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