Esfuerzo francés por construir el Canal de Panamá
Desde la derrota de Francia en la Guerra Franco-Prusiana de 1870-71, existió el deseo de realizar una obra para recobrar poder y prestigio. Repetir el éxito del Canal de Suez, esta vez en Centroamérica, atrajo la atención de los franceses y especialmente del promotor y responsable de aquel logro: el Conde Ferdinand de Lesseps.
En 1876 la Société Géographique de Paris (Sociedad de Geografía de París), presidida por De Lesseps revisó con todas las sociedades de geografía del mundo los planes del canal interoceánico. Con el deseo de promover y financiar las exploraciones, se creó ese mismo año la Société Civile Internationale du Canal Interocéanique du Darién (Sociedad Civil Internacional del Canal Interoceánico de Darién). Como resultado, el Teniente Lucien Napoleón Bonaparte Wyse, y el Teniente Armand Reclus, exploraron varias rutas del Istmo y, en 1878, el gobierno de Colombia otorgó la Concesión Wyse, que autorizaba la construcción de un canal por Panamá.
Un gran evento internacional, el Congrés International d" Ëtudes du Canal Interocéanique (Congreso Internacional de Estudios del Canal Interoceánico), celebrado en París en mayo de 1879, congregó a 135 delegados de diferentes países, quienes analizaron 14 planes presentados para un canal interoceánico. Nicaragua y Panamá merecieron la consideración final. Aunque las mayorías se inclinaban por un canal a nivel, la voz del ingeniero francés Adolphe Godin de Lépinay se alzó enérgicamente en defensa de un canal a esclusas. Conocedor de la topografía y la naturaleza indómita del río Chagres, de Lépinay propuso represar este río y crear un lago artificial a 80 pies de altura que conectara ambos océanos mediante esclusas. Proféticamente, de Lépinay describió el Canal que existe hoy en día. Sin embargo, la recia opinión de Ferdinand de Lesseps a favor de un canal a nivel por Panamá influyó poderosamente la votación final. Enfáticamente, de Lesseps aceptó llevar a cabo este gran reto y expresó: "Si le preguntan a un general que acaba de ganar una batalla si intentaría ganar una segunda, no podrá rehusar".
En agosto de 1879 se organizó la Compagnie Universelle du Canal Interocéanique (Compañía Universal del Canal Interoceánico), para construir un canal a nivel entre la Bahía de Limón y la Bahía de Panamá, con Ferdinand de Lesseps como presidente. Los fondos para la obra eran de inversionistas privadas, a través de suscripciones públicas de bonos y acciones, igual que en Suez, y para facilitar los servicios financieros se fundó el Banco de Panamá en París. Como parte de la campaña para levantar fondos, se publicó la revista Bulletin du Canal Interocéanique (Boletín del Canal Interoceánico) desde el primero de septiembre de 1879 hasta el 2 de febrero de 1889.
Mientras Ferdinand de Lesseps promovía la obra internacionalmente, su hijo, Charles, se encargaba de supervisar los trabajos. El plan general de Lesseps consistía en un canal a nivel de 72 pies de anchura en el fondo y 27.5 pies de profundidad. El canal tendría un costo estimado de 168,000 millones de dólares, con una excavación de unos 75,000 millones de metros cúbicos y un período de construcción de ocho años. Estos valores, sin embargo, eran inferiores a los 214,000 millones de dólares y 12 años de construcción, originalmente estimados en el Congrés International.
El Gran Hotel, construido entre 1874 y 1875 en la Plaza Catedral, sirvió de sede a la Compañía Universal desde diciembre de 1881 y el periódico Panama Star and Herald (La Estrella de Panamá) inició ediciones en inglés, español y francés, en 1882. Ese mismo año, la Compañía Universal estableció un hospital en Colón y otro en las faldas del Cerro Ancón. Ambos atendidos por un cuerpo médico y las Hermanas de San Vicente de Paúl. Cerca de 1885, la Compañía Universal también adquirió el Hotel Aspinwall, en Taboga, y lo convirtió en un sanatorio para convalecientes. Desafortunadamente, al desconocerse el medio de transmisión de la fiebre amarilla y la malaria, los mismos hospitales facilitaban la transmisión de esas enfermedades. Las ventanas carecían de mallas y se colocaban pequeños recipientes con agua debajo de las camas para prevenir la subida de las hormigas.
La fuerza laboral durante el período francés provino principalmente de las Antillas, en especial de Jamaica. La cifra más elevada se alcanzó en 1884 con 19,243 empleados, de los cuales 16,249 eran antillanos. Para los empleados de pico uy pala, los salarios oscilaban entre un dólar y uno cincuenta al día y eran considerados muy buenos. Los trabajos de excavación se realizaron por contratos: de 1881 a 1882 un sólo contratista realizó las excavaciones; de 1883 a 1885 numerosos pequeños contratistas se distribuyeron los trabajos; de 1886 a 1887 media docena de grandes contratistas continuaron las labores; y en 1888 se suspendió indefinidamente la obra.
En 1884, un joven ingeniero francés, enérgico y ambicioso, Philippe Bunau-Varilla, ingresó a la fuerza laboral del Canal como ingeniero jefe de la división responsable del Corte Culebra, obstáculo principal en los avances de las excavaciones. Para 1887 los deslizamientos de tierra en el Corte, la inhabilidad para controlar las crecidas del río Chagres, la falta de fondos, los gastos excesivos y el tiempo transcurrido sin lograr el progreso correspondiente, logró que se modificara el plan original de un canal a nivel a uno de esclusas temporales propuesto por Bunau-Varilla, lo cual representó una disminución considerable en las excavaciones y los costos.
Los rumores de una crisis financiera se intensificaron en 1888 e informes de una bancarrota de la compañía francesa precipitaron un escándalo político en Francia. A pesar de todos los esfuerzos, incluyendo el desesperado intento por emitir un bono de lotería, la Compañía Universal se disolvió el 4 de febrero de 1889. En mayo de ese año se suspendió toda actividad en el Istmo y el gobierno francés efectuó procesos legales en respuesta a las acusaciones de fraude, mala administración y corrupción de oficiales públicos. Ferdinand de Lesseps, su hijo, Charles, y muchos otros oficiales fueron enjuiciados y sentenciados a prisión Debido a su avanzada edad y por razones de salud, Ferdinand nunca cumplió su sentencia. Por fortuna para él, su estado mental tampoco le permitió percatarse de lo que sucedía a su alrededor. Murió el 7 de diciembre de 1894, a los 89 años.
En 1894 una segunda compañía francesa, la Compagnie Nouvelle du Canal de Panamá (Nueva Compañía del Canal de Panamá), retomó el esfuerzo de construir un canal por Panamá. Un comité técnico recopiló valiosa información acerca de la topografía, geología e hidrología del Istmo y realizó estudios para proseguir con las labores de la construcción del canal. Las recomendaciones finales propusieron la utilización de esclusas, con el objeto de controlar las crecidas del río Chagres y disminuir el grado de excavación requerida en el Corte Culebra. Las esclusas propuestas eran de 738 pies de largo, 82 pies de anchura y unos 32 pies de profundidad. El costo estimado de la obra era de 101,850 millones de dólares. Esta segunda compañía no contaba con el apoyo financiero del gobierno francés ni el respaldo económico de inversionistas privados. Con gran parte de sus recursos agotados y sin posibilidad de incrementarlos, no quedó más que vender sus derechos y propiedades sobre el Canal al gobierno de los Estados Unidos.
Varios factores contribuyeron al fracaso del esfuerzo francés. No cabe duda que las enfermedades tropicales y el desconocer sus medios de transmisión jugaron un papel importante, sin embargo, esto, tal vez, no fue lo decisivo. Las condiciones geográficas y climatológicas de Panamá, que contrastaban marcadamente con las desérticas de Suez, no permitían aplicar los mismos criterios. Ferdinand de Lesseps sólo visitó el istmo de Panamá en dos ocasiones y durante la estación seca. Ello le impidió observar el efecto que las lluvias torrenciales y el río Chagres tenían sobre las excavaciones. Al no examinar en detalle la escena real de trabajo, por estar levantando fondos, no vio las fallas y no pudo corregirlas. Por estas razones y al no considerar seriamente otras alternativas como las recomendaciones de Godin de Lépinay, de Lesseps subestimó los costos y el grado de excavación requerido. Por otra parte, la falta de respaldo económico del gobierno, junto con los gastos desmedidos, acabó rápidamente con los pocos recursos disponibles.
Esta combinación de factores adversos, incluyendo el de las maquinarias livianas del siglo XIX, contribuyeron al fracaso del intento francés. Sin embargo, es innegable el enorme y valioso esfuerzo realizado por los franceses. Su empeño, tenacidad y valentía, por encima de muchos obstáculos, fue el primer paso e impulso inicial de perseverancia en la construcción del Canal de Panamá.
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