Cambios en la familia y socialización de la mujer en la actualidad
La realidad que estamos viviendo en nuestro país y en muchos países de América Latina con incrementos de ITS y VIH/SIDA, violencia contra la mujer, discriminación y embarazos no deseados, tiene que alertar a las familias, como agente primario de socialización...
- Nayeli C. Canto P.
- /
- - Publicado: 30/11/2020 - 12:00 am
La familia debe retomar su rol y su integridad, a pesar de los cambios, su loable labor de formar a todos los individuos de la sociedad. Foto: EFE.
La familia ha sido tradicionalmente definida como la base o núcleo de la sociedad, pero nunca nos hemos centrado en profundizar en su verdadero significado e importancia para la socialización y el empoderamiento de sus miembros; en especial de las mujeres.
La familia es la principal organización social a nivel mundial, que cumple la función de formar en valores, reglas y principios, los cuales repercuten en los pensamientos, relaciones sociales y comportamiento de los individuos que integran una sociedad.
Hoy en día ha sufrido cambios en su estructura, función y esencia, producto de diversos procesos sociales, económicos, políticos; además de pensamientos que promueven el interés particular, las uniones libres, la falta de compromiso, la promiscuidad; en fin, un sinnúmero de ideas que apuntan a la falta de amor, tolerancia, empatía y equidad en las relaciones de pareja. Como consecuencia de todo esto, se forman parejas muy jóvenes o madres solteras con hijos no planificados, sin recursos económicos, sin la suficiente educación, ni la adecuada madurez para brindar una educación integral a sus hijos e hijas, además de construir uniones sobre un amor efímero que termina en separaciones muy dolorosas, sobre todo para los hijos e hijas.
La internalización de roles de género diferenciados, sigue persistiendo en el seno de las familias actuales, pero con otros matices, a pesar del aparente discurso de igualdad. La socialización en las familias apunta a una dualidad, que, a mi juicio, no beneficia en nada al empoderamiento de la mujer en la sociedad actual.
Por un lado, se le enseña a las mujeres a mantener ciertas normas tradicionales que espera la sociedad de nosotras; y por el otro, estamos permitiendo el desenfreno y prácticas de riesgo, por pensar que la liberación femenina implica excesos de alcohol, drogas, perder el control, promiscuidad, uso de pastillas anticonceptivas sin ninguna prescripción médica, entre otras situaciones riesgosas. Estos anticonceptivos, en muchos casos, son proporcionados por sus propias madres para que nadie sepa que sus hijas están teniendo relaciones sexuales, en vez de darle la debida educación sexual para que tomen decisiones asertivas. Al final, no le hacen ningún bien a sus hijas porque terminan embarazándose o afectando su sistema; peor aún, contrayendo una infección de transmisión sexual o un Vih/Sida, que solo se puede evitar con el uso adecuado del condón.
Adicional a esto, la violencia contra la mujer crece cada día más en nuestro país, esto nos indica que las mujeres no están empoderadas realmente sobre su potencial, capacidad y amor propio para poder identificar a un posible hombre agresor desde las primeras etapas de su relación (cortejo, noviazgo) y salir a tiempo de ese vínculo que no les va aportar una experiencia de pareja recíproca, satisfactoria y sana.
La familia actual debe ser capaz de cambiar las ideas de la mujer como símbolos sexuales, de evitar socializar a las mujeres como dependientes económicas y emocionales, que las convierten en potenciales víctimas de violencia por parte de sus parejas sentimentales. A través de la educación, se debe eliminar la propagación de falsas creencias como por ejemplo: "el amor no espera nada a cambio", "él va cambiar", "yo no lo dejo por mis hijos/as o porque él me está ayudando", cuando en realidad una relación es de dos y ambos deben tener la voluntad para corresponderse, respetarse y admirarse.
La realidad que estamos viviendo en nuestro país y en muchos países de América Latina con incrementos de ITS y VIH/SIDA, violencia contra la mujer, discriminación y embarazos no deseados, tiene que alertar a las familias como agente primario de socialización, con respecto a cómo están educando sus hijos e hijas, de lo contrario estos problemas seguirán en aumento llevando la peor parte, las mujeres.
VEA TAMBIÉN: Retos y desafíos de los archivos ante la COVID-19
Con esto no estoy diciendo que los hombres no necesitan de una adecuada socialización, claro que debemos enseñarles a respetar y valorar a las mujeres, así como ser responsables de su actos, pero mi mensaje se enfoca a la mujer porque es evidente que la conquista por nuestros derechos siguen siendo vulnerados y tergiversados en muchos sentidos.
La familia debe retomar su rol y su integridad, a pesar de los cambios que ha sufrido en los últimos tiempos, pues esto no es motivo para que deje de cumplir con su loable labor de formar a todos los individuos de la sociedad.
Comencemos por socializar equitativamente a nuestros hijos e hijas y fortalecer el potencial que tenemos todas las mujeres desde valores equilibrados para romper con esquemas que no nos dejan avanzar hacia la sociedad que realmente nos merecemos.
Socióloga, Docente universitaria y estudiante de Derecho.
Para comentar debes registrarte y completar los datos generales.