Atrapados en San Sebastián
Publicado 2006/03/02 00:00:00
- Ivis Leonardo Franco C.
De los enormes edificios han caído piedras, que han dañado los vehículos que se estacionan en el lugar.
LA CIUDAD de Panamá evoluciona a pasos acelerados, toda vez que se ha convertido en una "tierra de gigantes", con el aumento de los edificios, de más de 50 pisos de altura.
Las gigantescas estructuras de acero, concreto y vidrio, amenazan cada vez más con desplazar a los pequeños suburbios que se encuentran en la periferia.
Enormes edificios se levantan a lo largo y ancho de la urbe capitalina, dejando casi atrapados en una "selva de concreto" a los residentes de la barriada San Sebastián, en Punta Paitilla.
En el lugar habitan familias humildes, quienes están siendo afectados por las imponentes construcciones, las cuales muchas de ellas están a orillas de las pequeñas residencias.
Alrededor se ubican lujosos y costosas edificaciones que contrastan con la difícil realidad de más de mil familias que viven entre el cerco de los ricos y pobres.
Enilsa Ríos, quien tiene aproximadamente 37 años de vivir en el área, es una de las personas más perjudicadas, pues su residencia está ubicada debajo de una imponente estructura de unos 30 pisos que se encuentra en construcción.
"De allá arriba han caído piedras, tablas, clavos y hierros perjudicando por completo el techo de mi residencia", relató enojada, quien dijo que a esa altura, los materiales caen a una gran velocidad abriendo grietas en el zinc.
Pero, ¿qué hacen los propietarios de las enormes construcciones? Casi nada, manifestó Ríos, sólo le ofrecen la ayuda para las reparaciones de los daños, cuyo personal utiliza materiales como "séllalo todo" para tapar las fisuras.
Otros de los perjuicios ocasionados, es que la vivienda tienen rajaduras, las puertas no cierran como es debido y cada vez que llueve sufren inundaciones a raíz de las construcciones, las cuales permanecen muy cercanas a la residencia.
La moradora expresó que no demora el invierno, por lo que teme que otra vez las aguas ingresen al inmueble, pues ha sido damnificada cuatro veces producto de las inundaciones perdiendo gran parte de los enseres.
Para Noé Nicolás Alvarado Lay la situación es la misma, a diario sufre las consecuencias de estar rodeado de edificios.
Noé de 62 años y quien por circunstancias de la vida quedó paralítico, tiene que soportar el sofocante calor, pues debido a la cantidad de edificios que hay alrededor de San Sebastián, impiden que el aire circule en la barriada.
Dijo que estas edificaciones sirven como una pantalla, por lo que varias personas han optado por colocar aires acondicionados en sus residencias, con la finalidad de minimizar el calor que incomoda a los habitantes del área.
El polvo que emanan de las estructuras de concreto es otras de las dificultades, que han afectado la salud de las personas.
Los residentes de San Sebastián están preocupados, ya que manifiestan que los propietarios de estos edificios pretenden sacarlos, para hacer más construcciones en el área.
Las compañías han intentado negociar con los moradores, por lo que algunos están dispuestos a vender, siempre y cuando les paguen lo que es debido.
Las gigantescas estructuras de acero, concreto y vidrio, amenazan cada vez más con desplazar a los pequeños suburbios que se encuentran en la periferia.
Enormes edificios se levantan a lo largo y ancho de la urbe capitalina, dejando casi atrapados en una "selva de concreto" a los residentes de la barriada San Sebastián, en Punta Paitilla.
En el lugar habitan familias humildes, quienes están siendo afectados por las imponentes construcciones, las cuales muchas de ellas están a orillas de las pequeñas residencias.
Alrededor se ubican lujosos y costosas edificaciones que contrastan con la difícil realidad de más de mil familias que viven entre el cerco de los ricos y pobres.
Enilsa Ríos, quien tiene aproximadamente 37 años de vivir en el área, es una de las personas más perjudicadas, pues su residencia está ubicada debajo de una imponente estructura de unos 30 pisos que se encuentra en construcción.
"De allá arriba han caído piedras, tablas, clavos y hierros perjudicando por completo el techo de mi residencia", relató enojada, quien dijo que a esa altura, los materiales caen a una gran velocidad abriendo grietas en el zinc.
Pero, ¿qué hacen los propietarios de las enormes construcciones? Casi nada, manifestó Ríos, sólo le ofrecen la ayuda para las reparaciones de los daños, cuyo personal utiliza materiales como "séllalo todo" para tapar las fisuras.
Otros de los perjuicios ocasionados, es que la vivienda tienen rajaduras, las puertas no cierran como es debido y cada vez que llueve sufren inundaciones a raíz de las construcciones, las cuales permanecen muy cercanas a la residencia.
La moradora expresó que no demora el invierno, por lo que teme que otra vez las aguas ingresen al inmueble, pues ha sido damnificada cuatro veces producto de las inundaciones perdiendo gran parte de los enseres.
Para Noé Nicolás Alvarado Lay la situación es la misma, a diario sufre las consecuencias de estar rodeado de edificios.
Noé de 62 años y quien por circunstancias de la vida quedó paralítico, tiene que soportar el sofocante calor, pues debido a la cantidad de edificios que hay alrededor de San Sebastián, impiden que el aire circule en la barriada.
Dijo que estas edificaciones sirven como una pantalla, por lo que varias personas han optado por colocar aires acondicionados en sus residencias, con la finalidad de minimizar el calor que incomoda a los habitantes del área.
El polvo que emanan de las estructuras de concreto es otras de las dificultades, que han afectado la salud de las personas.
Los residentes de San Sebastián están preocupados, ya que manifiestan que los propietarios de estos edificios pretenden sacarlos, para hacer más construcciones en el área.
Las compañías han intentado negociar con los moradores, por lo que algunos están dispuestos a vender, siempre y cuando les paguen lo que es debido.
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