Según Sinaproc, las playas de Chiriquí y Colón son las más recomendadas y Los ríos Chiriquí y Chame son óptimos para la recreación
52% de los ríos del país es apto para el turismo
Una evaluación realizada por el Laboratorio de Calidad Ambiental, dice que la calidad del agua en los ríos y quebradas ha mejorado. El porcentaje de ríos altamente contaminados disminuyó y aumentaron los de calidad aceptables, así como los poco contaminados.
Monitoreo
- Resultados
- En la parte alta del río es donde se espera la mejor calidad; en la media, si hay poblaciones, se produce el mayor impacto ambiental a la calidad del agua por las descargas domésticas y las aguas residuales; mientras que en la parte baja, la calidad está degradada por el aporte adicional del lavado del suelo producto de la escorrentía.
- Norma
- Según la Ley N.° 41 de 1 de julio de 1998, Ley General del Ambiente, la capacidad de asimilación no es más que la “capacidad del ambiente y sus componentes para absorber y asimilar descargas, efluentes o desechos, sin afectar sus funciones ecológicas.
De todos los ríos del país, los de la provincia de Chiriquí y de la comarca Ngäbe-Buglé son los de mejor calidad y los más aptos para actividades de recreación. Solo se les puede comparar con los ríos de Chame, en el oeste de la provincia de Panamá, y Chepo o Madugandí, al este de la provincia.
Y si se trata de playas en el área del Pacífico se recomiendan Las Lajas, de Chiriquí, por ser planas y sin hoyos; y en el Atlántico, las de la provincia de Colón -sobre todo donde hay salvavidas- por ser planas, de aguas tranquilas y cristalinas y con poco oleaje.
Las recomendaciones están sustentadas en los estudios que cada año se hacen en temporada seca y lluviosa en 93 ríos y varias quebradas, en los que se establecen tres sitios de muestreo: uno en la cuenca alta, en la media y en la baja, lo que suma 385 áreas, según Lineth Arcia, directora de la Dirección de Protección de la Calidad Ambiental de la Autoridad Nacional del Ambiente (Anam).
Con el análisis de estos puntos de muestreo se elabora el índice de calidad del agua (ICA), el que confirma su categoría, siendo los aceptables y los no contaminados los que se pueden utilizar para recreación, porque para consumo humano lo maneja el Ministerio de Salud (Minsa), aseguró Arcia.
De 2010 a la fecha se han realizado estudios del ICA, pero el laboratorio de Calidad Ambiental de la Anam está preparando el informe de los resultados de 2012.
Las clasificaciones establecidas en el ICA están definidas en el Plan Nacional de Gestión Integrada de Recursos Hídricos de la República de Panamá (2010-2030).
De acuerdo con esta clasificación en el año 2011, el 2% de los ríos no están contaminados, el 52.2% es aceptable, el 34% poco contaminado, el 11.6% contaminado y el 0.2% altamente contaminado.
Del informe de 2001, las cifras suministradas por el Laboratorio de Calidad del Agua arrojaron un sitio de muestreo altamente contaminado, 45 contaminados, 131 poco contaminados, 202 aceptables y 6 no contaminados.
En la provincia de Chiriquí, de los 37 sitios monitoreados, uno es de excelente calidad, el río Chiriquí Viejo en el puente Tizingal en Volcán; 18 de buena calidad y 18 de calidad regular.
Chame y Caño Quebrado, en la provincia de Panamá, se encuentran en la categoría de no contaminado.
En Chame se estudiaron tres puntos de muestreo con buena calidad y ocho puntos con calidad regular, que incluyen los ríos Perequeté y Capira.
La especialista sugirió que aunque el río esté certificado como de buena calidad, las personas se bañen en la parte donde no hay asentamientos humanos porque se producen descargas domésticas y hay compuestos químicos o incoloros.
Aunque la calidad del agua es importante también lo es la seguridad, comentó Arcia, por lo que se debe tomar en cuenta las corrientes, la profundidad, si está cerca de áreas protegidas en donde podría haber animales que causen daño, verificar si hay vigilancia de la Policía y si hay presencia de salvavidas.
Prevención
César Lange, jefe de Seguridad del Sistema Nacional de Protección Civil (Sinaproc), recomienda las playas o ríos donde haya “guardavidas”, quienes están pendientes de la seguridad de las personas.
Lo dice porque muchos evaden los lugares donde hay personal de Sinaproc, que son quienes pueden salvar vidas en un momento determinado, y optan por irse a otra playa “allá nadie los podrá salvar”.
El personal está desplegado en diferentes puntos del país, excepto en las playas que están en la ciudad capital (ver infografía de sitios).
Personal voluntario y rentado ofrece este apoyo como algunos que pertenecen a la Policía Nacional y el Servicio Nacional de Fronteras (Senafront).
Los dos mil voluntarios constituyen la columna vertebral porque dan su apoyo en diferentes eventos, aseguró Lange.
A ellos se les imparte capacitación gratuita, se les brinda un seguro de vida y se les apoya con transporte en las capacitaciones porque son su pie de fuerza, pues trabajan en labores de rescate, las que demandan esfuerzo tanto físico como psicológico.
Lange se refiere a las exigencias para pertenecer al cuerpo de rescate, sobre todo de salvamento.
Manifestó que deben pasar un curso de primeros auxilios y luego una serie de pruebas de tipo acuático en las que inician nadando 600 metros hasta lograr en piscina 2,500 sin parar, entrenando con todas las técnicas de rescate para poder salvar a una persona.
Pero advirtió que la más difícil es nadar cuatro millas náuticas, requisito que si no cumplen, no pasan el curso.
Esto dice mucho de la condición física, a pesar de que los rescates no deben superar los 25 metros de la orilla porque es un trabajo rápido, que su cumplimiento demanda menos de cuatro minutos por si la persona está inconsciente.
Para Lange, sin la prevención, Sinaproc tendría más trabajo, razón por la que pidió a las familias que opten por lugares de recreación acuática donde estén los de Sinaproc.
Dijo que se les puede encontrar en playas como Santa Clara, Juan Hombrón, El Palmar, las que catalogó de confiables.
Aconsejó que, antes de ir a la playa, investiguen el estado de las mareas al *335, para descartar situaciones de peligro, como aguaje o fuertes oleajes y mareas superiores a 17 pies.
Además, estar lejos de equipos de motor que pueden lesionarlos.
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