[VIDEO] Rinden tributo en Quito a las víctimas del Holocausto
Cerca de 3,000 judíos llegaron al país andino escapando de las leyes y política de exterminio de Adolf Hitler en distintas etapas gracias a la emisión de visados que les permitió radicarse y comenzar una nueva vida lejos de Europa.
- Quito/EFE
- - Actualizado: 26/1/2018 - 07:20 pm
Un grupo de polacos honran a sus antepasados, y recuerdan como sus familiares sobrevivieron al campo de concentración de Auschwitz.
Fanny Macovitz, de 94 años y superviviente del campo de Auschwitz-Birkenau (Polonia), del que salió con su madre, camina con la fragilidad que le otorga su bastón, pero con paso firme, y enciende una vela para honrar a sus antepasados judíos muertos en el Holocausto.
Es una de las seis supervivientes que fueron protagonistas de un acto institucional que albergó la Universidad de las Américas (UDLA) en Quito, un día antes del Día Internacional de Conmemoración en Memoria de las Víctimas del Holocausto, en virtud de una resolución de la ONU de 2005.
Cada una de ellas, la mayoría longevas y acompañadas por nietos, bisnietos, escolares y un alto representante diplomático o institucional, fueron encendiendo cada luminaria colocada sobre cada ángulo de una gran estrella de David, símbolo del judaísmo.
El silencio, solo interrumpido por el ajetreo de los cámaras y fotógrafos a su alrededor, era palmario y reflejaba la solemnidad de un acto que solo simboliza una mínima parte del sufrimiento que arrastran las víctimas a sus espaldas.
"Todo el día recuerdo, no puedo olvidar lo que pasamos con mi madre", explica Marcovitz, originaria de Hungría y que llegó a Ecuador a los 60 años tras haber vivido en Austria y en Chile.
En el mismo campo de concentración y exterminio, Auschwitz-Birkenau, cuya liberación por las tropas soviéticas fue fijada como fecha de la jornada votiva, estuvo el padre de Kitty Janowitzer, de 95 años.
"Vengo de Alemania y después de que liberaron a mi papá del campo de concentración, en el 39 llegamos a Ecuador. Agradecemos mucho a este país porque nos ha salvado la vida", dice embargada por una emoción que apenas le deja hablar, tras encender una de las velas.
Unas 400 personas se dieron cita en el evento, patrocinado por el Sistema de Naciones Unidas, la Embajada de Israel, la Comunidad Judía del Ecuador y el Colegio Alberto Einstein, que cuenta con un centro propio de investigación sobre ese episodio oscuro de la historia de la humanidad.
Una pequeña orquesta compuesta por escolares del centro educativo judío interpretó los himnos de Ecuador e Israel en la conmemoración en la que los ponentes rescataron la importancia de la memoria colectiva en torno a una barbarie que en pocos años dejará de contar con los testimonios directos de las víctimas.
El representante de las Naciones Unidas en Ecuador, Arnaud Peral, enarboló el deber de "recordar para prevenir" y citó al secretario general de la Organización, António Guterres, al subrayar: "Debemos cerrar filas contra la normalización del odio".
Por su parte, el presidente de la Comunidad Judía ecuatoriana, Abraham Vigoda, relató algunas crudas vivencias de sus abuelos maternos en un campo de concentración en Polonia.
"Este tipo de eventos son súper importantes porque necesitamos siempre recordar para que no vuelva a suceder, transmitir a los hijos de uno que sus abuelos vivieron esto, que es muy reciente", aseveró el dirigente judío.
Cerca de 3,000 judíos llegaron al país andino escapando de las leyes y política de exterminio de Adolf Hitler en distintas etapas gracias a la emisión de visados que les permitió radicarse y comenzar una nueva vida lejos de Europa.
"Los crímenes cometidos por los alemanes contra los judíos serán siempre parte de la historia de nuestro país y es una responsabilidad hablar de lo sucedido", refirió Martin Langer, jefe adjunto de misión y consejero comercial de la Embajada de Alemania en Quito.
El diplomático insistió en que Alemania continuará combatiendo toda forma de antisemitismo y mencionó un "renacimiento de la vida judía" en su país "a pesar de lo que sucedió".
La ceremonia fue clausurada por el rabino de la comunidad quiteña, Nir Cohen, quien entonó la plegaria fúnebre hebrea "El Malé Rajamim" para honrar la memoria de las seis millones de "almas y héroes" que perdieron la vida como consecuencia de la política nazi para exterminar al judaísmo europeo, la denominada "Solución Final".
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