Trastornos alimenticios en una época de trastornos
La comunidad suele ser un componente fundamental para curarse de un trastorno alimenticio, por lo que el aislamiento durante la pandemia ha sido especialmente difícil.
- Emma Goldberg
- - Actualizado: 18/6/2020 - 11:21 am
Para Emily Roll, una artista de espectáculos performativos en el sureste de Míchigan, el inicio de 2020 le ofreció algo de esperanza en el proceso de recuperación de la anorexia que había padecido durante mucho tiempo. Después de quince años de luchar con un trastorno de la alimentación, Roll comenzó a consultar a un nutriólogo y terapeuta. Todos los días se mantenía ocupada: practicaba yoga, era parte del personal médico en un hospital y barista en una cafetería. Eso significaba que tenía poco tiempo o energía para excederse con el ejercicio o restringirse la comida.
“Entonces ocurrió la pandemia y eso le dio un gran giro a mi recuperación”, afirmó Roll. “El racionamiento de la comida, la falta de un horario reglamentado. Todo sucedió muy rápido. Fue el terreno perfecto para que las estrategias poco saludables empezaran a absorberme”.
Ahora que Roll no está trabajando, sus días están desestructurados y perdió el consuelo de las comidas con los vecinos. Roll se siente ansiosa cuando sus amigos le comentan que, debido a la pandemia, sus cuerpos están más saludables que nunca. “Aún debo recordar que el ejercicio y la productividad no determinan tu valor”, dijo Roll.
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Aproximadamente uno de cada diez estadounidenses lucha contra los trastornos alimenticios, y la pandemia ha creado nuevos obstáculos para quienes tienen relaciones complicadas con la comida. Trabajar desde casa significa pasar el día junto a un refrigerador completamente lleno. Los viajes al supermercado son menos frecuentes, lo que genera una presión para mantenerlo lleno. Las comidas sociales están fuera de discusión y muchas personas sienten un mayor grado de incertidumbre y angustia, lo que puede exacerbar los problemas de salud mental existentes.
“Cuando sientes que el mundo está fuera de control, quieres tener control sobre algo”, aseguró Jessica Gold, psiquiatra de la Universidad de Washington en San Luis, quien atiende a pacientes con trastornos alimenticios y otras enfermedades relacionadas con la salud mental. “A menudo, lo que controlas es lo que te llevas a la boca”.
En marzo y abril, la Asociación Nacional de Trastornos Alimenticios de Estados Unidos, NEDA, por su sigla en inglés, registró un incremento del 78 por ciento en la cantidad de personas que enviaban mensajes a su línea de ayuda, en comparación con el mismo período del año pasado. Crisis Text Line, una organización sin fines de lucro que proporciona apoyo para la salud mental por medio de mensajes de texto, registró un aumento del 75 por ciento en las conversaciones acerca de trastornos alimenticios en los dos meses desde el 16 de marzo, de aproximadamente 400 hasta alrededor de 700 conversaciones semanales. La gran mayoría de las personas que enviaron mensajes de texto (el 83 por ciento) fueron mujeres, y más de la mitad eran menores de 17 años.
“Circulan chistes sobre el miedo de la gente al aumento de peso durante la pandemia”, comentó Claire Mysko, directora ejecutiva de NEDA. “Hay personas influyentes que emiten mensajes sobre lo que se debe comer y lo que no. Además de eso, estamos viendo fotografías de estantes de comida vacíos. Eso puede ser un detonador para las personas con trastornos alimenticios”.
La comunidad suele ser un componente fundamental para curarse de un trastorno alimenticio, por lo que el aislamiento durante la pandemia ha sido especialmente difícil para quienes se están recuperando. Para Katelin, una estudiante de segundo año de la Universidad Wesleyan que solicitó omitir su apellido porque le preocupa su privacidad, la transición de la universidad a una rutina de cuarentena fue intensa: no más comidas en grupo en la cafetería, no más rutinas de ejercicio con amigos. Solo horas de clase en Zoom y la tranquilidad de su casa familiar en Nueva York.
El comienzo de la orden de quedarse en casa en Nueva York, que llegó mientras se recuperaba de la bulimia, rápidamente renovó sus antiguas ansiedades relacionadas con la comida.
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“Sentí el impulso de purgarme en seguida y de una manera que no había sentido en mucho tiempo”, dijo. “No fue como si mi rutina hubiese decaído poco a poco. Todo se derrumbó de inmediato”.
Su estrés se vio exacerbado por los avisos de salud pública relacionados con la limitación de las salidas al supermercado; por lo general, le parece reconfortante tener frutas y verduras frescas disponibles como tentempié. Lo peor fueron los mensajes que leyó en las redes sociales de amigos preocupados por subir de peso mientras se refugiaban en casa.
Para Chelsea Kronengold, de 27 años, miembro del personal de NEDA, el término “autoconfinamiento” fue un desencadenante en sí mismo. Kronengold ha luchado contra los atracones durante años. Su trastorno estaba en el peor momento, dijo, cuando se aisló de sus amigos y familiares. Así que, cuando Nueva York anunció las normas de distanciamiento social, comenzó a preocuparse por tener que comer sola en su apartamento.
Kronengold decidió viajar a Florida a finales de marzo para ponerse en cuarentena con sus padres. Dijo que le ha resultado reconfortante sentarse a cenar con la familia todas las noches a las 6:30, porque le da una sensación de estructura a su relación con la comida.
Si bien los miembros de la familia pueden proporcionar cierto consuelo, muchas personas con trastornos alimenticios encuentran un apoyo significativo en los foros virtuales. Al principio del período de encierro, Roll se puso en contacto con cinco amigos que habían luchado contra los trastornos alimenticios y juntos crearon un grupo en Facebook para compartir historias y consejos. Algunos han añadido a sus amigos, y el grupo ha crecido a más de 20 integrantes.
Roll dijo que el ánimo que brindan los miembros del grupo le ha ayudado a descubrir la alegría de preparar comidas durante el encierro. “Me he enganchado bastante con los sándwiches”, dijo Roll. “Solía ser una comida aterradora para mí. Ahora estoy comiendo cosas básicas como en la escuela primaria, lo cual es bueno”.
Otras personas han encontrado apoyo al conectarse con las comunidades creadas por organizaciones más grandes. La Asociación Nacional de Trastornos Alimenticios de Estados Unidos ha organizado eventos virtuales a lo largo de la pandemia, incluyendo seminarios y versiones en línea de las caminatas de la organización.
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En un evento digital reciente de la asociación NEDA, un grupo de jóvenes se reunió para compartir historias de recuperación, para cantar “Fight Song” de Rachel Platten y hacer una fiesta de baile. Un dúo madre-hija aseguró que el evento fue la parte memorable de su encierro.
“Los trastornos alimenticios prosperan en el aislamiento”, afirmó Mysko. “Nos hemos dado cuenta de la necesidad de un sentido de conexión, y estamos reformulando cómo se ve nuestra comunidad mientras nos refugiamos en casa”.
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