Rusia aprovecha problemas del régimen de Maduro para proyectar poder militar en Latinoamérica
- Gustavo Arias Retana/ Cortesía de la revista Diálogo
La alianza entre Rusia y Venezuela es un gesto no solo poco amistoso, sino amenazante hacia el resto de la región, lo que puede generar una nueva carrera armamentista o hasta una polarización militar en Latinoamérica.
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Los venezolanos viven momentos de zozobra por la grave crisis que enfrenta su país, y miles de ciudadanos huyen para tener acceso a condiciones mínimas de salud y alimentación. A su vez, el Gobierno de Nicolás Maduro concentra sus fuerzas en demostrar que Rusia es su aliado, situación que aprovecha el país euroasiático para proyectar su poder militar en la región latinoamericana, según publica la revista Diálogo.
¡AL DESCUBIERTO! Lo que hay detrás de las maniobras militares y la llegada de bombarderos rusos a Venezuela https://t.co/TBCHONX9mn— ResistenciaVenezuela (@ResistenciaV58) 4 de enero de 2019
La última muestra del desinterés tanto de las autoridades venezolanas como de las rusas por las necesidades que enfrenta el pueblo venezolano fue el envío a Venezuela de dos bombarderos supersónicos rusos Tu-160, el 10 de diciembre de 2018. Según Carlos Murillo, analista internacional de la Universidad Nacional de Costa Rica, Maduro busca proyectar la imagen de que tiene un aliado militar importante que lo respalda, sin importar el descontento o los problemas que sufre la población del país.
“Con la llegada de Iván Duque [presidente de Colombia] y de Jair Bolsonaro [presidente de Brasil] al poder, Maduro teme que haya más presión contra su régimen”, aseguró Murillo a Diálogo. “Le urge encontrar el respaldo de un grande que desaliente a los vecinos, pero también es un mensaje a la oposición interna para proyectar que tiene amigos poderosos que lo respaldan”.
Una lectura similar hace Alejandro Barahona, miembro de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad Nacional de Costa Rica, quien aseguró que la llegada de los aviones militares incrementará el descontento contra el régimen. “Hay otros países que suplen las necesidades de los venezolanos, en especial de los que se encuentran en condición de emigrados a lo largo de Latinoamérica”, agregó Barahona.
En contraste
La recién concluida misión humanitaria estadounidense Promesa Duradera 2018, es un ejemplo del compromiso de los EE. UU. con sus aliados y amigos en la región. El Comando Sur de los EE. UU auspició la misión del buque hospital de la Marina de los EE. UU. USNS Comfort, que hizo escalas programadas en Ecuador, Perú, Colombia y Honduras durante 11 semanas, entre octubre y diciembre del 2018, para brindar asistencia humanitaria a poblaciones necesitadas de países amigos y aliviar la presión en los sistemas médicos nacionales, ocasionados en parte por el incremento de emigrantes venezolanos en sus territorios.'
“El enfoque de los Estados Unidos hacia la región difiere del enfoque de Rusia. En medio de la tragedia, Rusia envía bombarderos a Venezuela y nosotros mandamos un buque hospital. Lo más importante aquí es que nosotros estamos del lado del pueblo de Venezuela durante un momento de necesidad y eso es lo que simboliza el USNS Comfort”, dijo a la prensa el Coronel del Ejército de los EE. UU. Robert Manning, portavoz del Departamento de Defensa, sobre el impacto que tuvo esta misión para los venezolanos que viven en Colombia.
Dada la cercanía con Venezuela, el buque hospital hizo dos escalas en el caribe de Colombia, en Turbo, Antioquia, y en Riohacha, La Guajira. Cientos de técnicos y especialistas médicos militares y civiles de Colombia, los Estados Unidos, Argentina, Reino Unido y Chile atendieron a pacientes necesitados colombianos así como a migrantes venezolanos urgidos de cirugías, tratamiento médico general, medicina preventiva, exámenes dentales, servicios dermatológicos y de optometría, entre otros.
“El enfoque de los Estados Unidos hacia la región difiere del enfoque de Rusia. En medio de la tragedia, Rusia envía bombarderos a Venezuela y nosotros mandamos un buque hospital. Lo más importante aquí es que nosotros estamos del lado del pueblo de Venezuela durante un momento de necesidad y eso es lo que simboliza el USNS Comfort”, dijo a la prensa el Coronel del Ejército de los EE. UU. Robert Manning, portavoz del Departamento de Defensa, sobre el impacto que tuvo esta misión para los venezolanos que viven en Colombia.
Además de los dos bombarderos Tu-160, Rusia también envió a Venezuela una aeronave de transporte militar An-14 y otra IL-62. La llegada de los militares rusos se dio luego de que Nicolás Maduro visitara Moscú a inicios de diciembre de 2018, y anunciara supuestas inversiones rusas por USD 6000 millones en los sectores venezolanos de petróleo y minería.
Tras el arribo de los bombarderos, circularon datos en redes sociales y medios rusos de que la nación euroasiática construiría una base militar en la isla venezolana La Orchila. Sin embargo, la información fue desmentida por el número dos del régimen chavista Diosdado Cabello, en una sesión de la Asamblea Nacional Constituyente. Cabello además aprovechó para decir, “ojalá fuera verdad. No una, dos, tres, cuatro, diez [bases militares rusas]”. La Constitución Política de Venezuela prohíbe la instalación de bases militares de países extranjeros en suelo venezolano.
Rusia se aprovecha de la crisis
Tanto Murillo como Barahona consideran que a Rusia le interesan poco los problemas venezolanos. Su interés está enfocado en potenciar su posición internacional y ganar espacio militar en Latinoamérica, una región donde tiene pocos aliados estratégicos.
“En la confrontación entre grandes superpotencias Moscú necesita tener una mayor presión en Latinoamérica, una región donde además la presencia china se incrementa con rapidez, entonces Rusia encuentra en la relación con Caracas la oportunidad de mostrar su proyección global y decirle a sus socios latinoamericanos que también tiene intereses en la región, que no solo se limita a Europa y su vecindario cercano”, dijo Murillo. “Desde un punto de vista estratégico es necesario tener en cuenta que Rusia, al igual que China, profundizan la fase de proyección militar de su etapa de aspiración hegemónica”.
Para Barahona es claro que la forma rusa de mostrarse ante la región es más de amenaza que de cooperación. No es una presencia cordial para los vecinos de Venezuela, que de por sí tienen conflictos por el éxodo humano provocado por el Gobierno de Maduro.
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“La alianza entre Rusia y Venezuela es un gesto no solo poco amistoso, sino amenazante hacia el resto de la región, lo que puede generar una nueva carrera armamentista o hasta una polarización militar en Latinoamérica. Son situaciones que incluso pueden explicar alianzas en organismos multilaterales como el Sistema de las Naciones Unidas”, concluyó.
Es clara la falta de empatía del régimen de Maduro por la situación que enfrentan los venezolanos, tanto dentro como fuera de su país. Mientras el pueblo clama por ayuda, el Gobierno venezolano, de la mano de Rusia, responde con una demostración militar que provoca a la región y que recuerda a los venezolanos que hace bastante tiempo el pueblo dejó de ser importante para el chavismo.
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