Revista pide abrir los ojos ante abusos contra las mujeres y pide cambios en la iglesia
"Para regresar a la libertad de dar una caricia, de poder dar la mano o pasar el brazo por la espalda es necesario encontrar una vía de salida del escándalo de los abusos".
- Ciudad del Vaticano / EFE
- - Actualizado: 11/2/2019 - 03:08 pm
La directora del suplemento femenino de "L'Osservatore Romano", Lucetta Scaraffia, defendió hoy que la situación de la mujer en la Iglesia "debe cambiar" y por ello pidió no ignorar los casos de abuso y de opresión hacia las monjas.
Según los expertos, muchos miembros de la Iglesia sufren de una mentalidad medieval y consideran que los curas que cometen abusos en contra de las monjas son las víctimas de mujeres seductoras que los tientan. https://t.co/PahJtG4Kt1— NYTimes en Español (@nytimeses) 8 de febrero de 2019
En un artículo en la revista "Donne, Chiesa, Mondo", Scaraffia señala que a raíz del escándalo de abusos se ha "mutilado" el sentido del tacto y en la Iglesia se esquiva cualquier contacto con mujeres y niños para evitar "sospechas".
"Para regresar a la libertad de dar una caricia, de poder dar la mano o pasar el brazo por la espalda es necesario encontrar una vía de salida del escándalo de los abusos", sostiene la intelectual y coordinadora de esta revista mensual del diario vaticano.
Scaraffia considera que el papa Francisco ha interpretado en un modo "fuerte y radical" este fenómeno, al calificarlo de "abuso de poder" pues "nace de una interpretación perversa del rol sacerdotal, de un mal que se llama clericalismo", explica.
Scaraffia, ciñéndose a esta descripción, considera el abuso de las monjas como "un acto de prepotencia en el que el tacto deviene en una violación de la intimidad personal".
"La diferencia de poder, la dificultad de denunciar por el temor, seriamente motivado, de represalias no solo contra ellas sino también contra la orden a la que pertenecen, explican el silencio que durante años ha envuelto esa prepotencia", indicó.
La autora recuerda el caso de dos monjas que en la década de 1990 denunciaron abusos y lamenta el silencio que recibieron sus testimonios: "Ya se sabe cómo el silencio contribuye a dar seguridad a los violadores, cada vez más seguros de su impunidad", sostiene.
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Scaraffia afirma que en el último año muchos medios han revelado el abuso de las religiosas, "un nuevo rostro de esta tragedia", y aplaudió que muchas han comenzado a hablar: "Son conscientes de que tienen el derecho de ser respetadas y que las condiciones de las mujeres, también en la Iglesia, deben cambiar", subraya.
"Y saben que para realizar este cambio no basta nombrar alguna mujer en comisiones. Si se continua cerrando los ojos ante este escándalo -agravado por el hecho de que el abuso de mujeres supone procreación y por ello origina el escándalo de los abortos impuestos y los hijos no reconocidos por curas, la condición de opresión de las mujeres en la Iglesia no cambiará jamás", concluye.
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