Protestas y violencia provocan el fin de la campaña de Luiz Inácio Lula da Silva
Actualizado 2018/03/28 22:50:47
- Sao Paulo /EFE
Los ataques contra la caravana de Lula, unidos a las amenazas relatadas esta semana por el juez del Supremo Luiz Edson Fachin, han evidenciado el clima de tensión y polarización que atraviesa el país a poco más de seis meses de las elecciones.
El expresidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva, condenado a 12 años de prisión por corrupción, cerró una gira de 10 días por el sur del país que se ha visto empañada por la violencia, incluso con disparos hacia algunos autobuses de la caravana y protestas en su contra.
Bloqueos en carreteras, piedras, huevos, más los balazos registrados han transformado la cuarta gira de Lula por Brasil en un camino repleto de escollos que concluyó en la ciudad de Curitiba, en el estado de Paraná.
El ex jefe de Estado (2003-2010) relató todos los hostigamientos que sufrió la delegación durante el viaje como el que sufrieron en la ciudad de Chapecó, donde "intentaron impedir un acto, invadir el hotel y golpear" a sus simpatizantes, entre otros.
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Lula, quien recordó que todavía tiene dos giras más por delante en el norte y en la región centro-oeste del país, comentó además que "la prensa fue connivente con todo ese odio".
Los ataques contra la caravana de Lula, unidos a las amenazas relatadas esta semana por el juez del Supremo Luiz Edson Fachin, han evidenciado el clima de tensión y polarización que atraviesa el país a poco más de seis meses de las elecciones.
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El escenario elegido para el cierre de la gira, Curitiba, tiene además un simbolismo especial, ya que desde allí se coordinan las investigaciones del caso Lava Jato, por el que fue condenado el expresidente en uno de los siete procesos penales abiertos en su contra, la mayoría por sospechas de corrupción.
Igualmente, reiteró que las acusaciones en su contra son una "mentira" creada por las autoridades y garantizó que si "prueban algún crimen" que haya cometido, dejará de "hacer política".
"Deberían tener vergüenza y pedirme disculpas a mí y a mi familia", apuntó.
Lula, que busca reelegirse como presidente en las elecciones de octubre, defendió así su inocencia frente a la condena a 12 años de prisión dictada por un tribunal de segunda instancia que le halló culpable de los delitos de corrupción pasiva y lavado de dinero.
Mientras realizaba su travesía, la Justicia cerró aún más el cerco en su contra, luego de que el pasado lunes el tribunal que le condenó rechazó un decisivo recurso que le deja más cerca de la cárcel.
Sin embargo, su eventual encarcelamiento lo decidirá la Corte Suprema a partir del 4 de abril, cuando retomará el análisis sobre el "habeas corpus" preventivo solicitado por su defensa.
Varios candidatos presidenciales de la izquierda quisieron arropar a Lula en Curitiba, como Guilherme Boulos, líder los Sin Techo y ahora del Partido Socialismo y Libertad (PSOL); y Manuela Dávila, del Partido Comunista do Brasil (PCdoB); así como parlamentarios y dirigentes de otras formaciones.
Sin embargo, la simpatía que el líder del Partido de los Trabajadores (PT) despertó en los últimos meses durante las anteriores expediciones, por el empobrecido nordeste y los estados de Minas Gerais, Río de Janeiro y Espíritu Santo, fue más tenue esta vez.
En el primer día de la gira por el sur, que comenzó el día 19 en la localidad de Bagé, en el estado de Río Grande do Sul, algunos opositores ya bloquearon el acceso de la comitiva a una universidad pública.
A partir de ahí, la tensión fue en aumento y los casos de violencia se repitieron en otros puntos, como en Chapecó, en el estado de Santa Catarina, donde lanzaron huevos y piedras contra guardas de seguridad y simpatizantes del exgobernante.
El momento más tenso ocurrió cuando el vehículo que transportaba a los periodistas que cubrían la gira recibió dos disparos, mientras que otro con invitados del PT fue impactado por un proyectil, sin que se registraran heridos.
Dos equipos de elite de la Policía Civil de Paraná informaron que abrieron una investigación.
El incidente ha provocado una ola de reacciones que llevó el presidente de Brasil, Michel Temer, a condenar los hechos y afirmar que "es una pena que ocurra eso en el país".
Más contundentes fueron las declaraciones de la exmandataria Dilma Rousseff, quien dijo que enfrentaron "una de las más graves manifestaciones de fascismo en la historia de Brasil".
El candidato ultraconservador Jair Bolsonaro, un polémico oficial de la reserva del Ejército, fue de los pocos que ironizó sobre los altercados al expresar que "Lula quiso transformar Brasil en un gallinero y ahora recoge huevos por donde pasa".
Los comentarios los hizo precisamente en Curitiba, donde horas después apareció Lula para cerrar su gira.
Lula y Bolsonaro son los dos candidatos que, según los sondeos de opinión, se enfrentarían en una eventual segunda vuelta de las elecciones, aunque la candidatura del primero está en el aire ya que, según la legislación brasileña, los condenados en segunda instancia no pueden presentarse a cargos electivos
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