Obispos católicos chilenos están dispuestos a renunciar si se los pide el papa
Juan Ignacio González, vocero de la conferencia, dijo que es posible que algunos obispos renuncien, pero que eso dependería del papa, agregando que respetarán lo que diga el pontífice.
- Ciudad del Vaticano/AP
- - Actualizado: 14/5/2018 - 08:20 pm
Los obispos católicos de Chile dijeron que están abiertos a lo que sea que proponga el papa Francisco para reformar a la Iglesia chilena, incluyendo el retiro de prelados, reformar seminarios y remunerar económicamente a las víctimas de abuso sexual de sus clérigos.
Los representantes de la conferencia episcopal chilena dijeron a la prensa que estaban por iniciar tres días de reuniones con un Francisco humillado, adolorido y avergonzado por sus propios errores en el manejo de los casos de abuso. Agregaron que querían escuchar a Francisco y seguirían su ejemplo de pedir perdón a las víctimas a las que habían desacreditado.
Juan Ignacio González, vocero de la conferencia, dijo que es posible que algunos obispos renuncien, pero que eso dependería del papa, agregando que respetarán lo que diga el pontífice.
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Las víctimas del reverendo Fernando Karadima han descrito el dolor y la angustia que sintieron por el apoyo ofrecido a Barros.
Francisco citó a los obispos a Roma para una reunión de emergencia luego de recibir un reporte de 2,300 páginas sobre el escándalo de encubrimiento de abuso, que él ayudó a avivar.
Durante una visita a Chile en enero, Francisco defendió al obispo Juan Barros, quien fue acusado por las víctimas de haber atestiguado e ignorado los abusos cometidos por Fernando Karadima, el sacerdote pederasta más conocido de Chile.
Francisco admitió que cometió “graves errores de juicio” en el caso y culpó a la “falta de información verídica y balanceada” de sus tropiezos.
Los obispos de Chile han insistido en que le dieron a Francisco la información correcta y se negaron el lunes a entrar en detalle sobre quién sabía qué y cuándo.
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González era uno de los fuertes defensores de Barros. Apenas en enero dijo que las acusaciones contra Barros tenían móviles políticos y carecían de pruebas.
González dijo que defendió a Barros porque éste se sintió dolido, solo y un poco abandonado, y que cualquier buen católico hubiera hecho lo mismo.
Las víctimas del reverendo Fernando Karadima han descrito el dolor y la angustia que sintieron por el apoyo ofrecido a Barros.
Se prevé que Barros y otros dos obispos instruidos por Karadima renuncien, pero el escándalo ha alcanzado a otros prelados, incluido uno de los principales consejeros de Francisco, el arzobispo retirado de Santiago.
González y el secretario general de la conferencia, Fernando Ramos, dijeron que era evidente que se necesitaban cambios en la Iglesia chilena. Agregaron que el seminario que capacita a los sacerdotes chilenos recibió la instrucción de incluir cursos de protección infantil.
Tampoco descartaron la remuneración económica a las víctimas. Las principales víctimas de Karadima fueron humilladas públicamente por los líderes de la Iglesia de Santiago luego de que demandaran a la arquidiócesis por un supuesto encubrimiento. Luego de que una corte fallara en su contra, las víctimas apelan el dictamen.
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