Huelga paraliza Haití tras violentos disturbios de los últimos días
- Puerto Príncipe/AP
Aunque el primer ministro Lafontant revocó el sábado el incremento, los transportistas piden la renuncia del funcionario y algunos demandan la dimisión del presidente Jovenel Moïse.
Nuevos disturbios y saqueos se registraron este lunes en la capital haitiana durante una huelga convocada por gremios del transporte en demanda de la renuncia del gobierno tras las violentas protestas que dejaron siete muertos y pérdidas materiales millonarias durante el fin de semana contra el intento fallido de incrementar los precios de los combustibles.
Agentes policiales dispersaron a una multitud que intentaba atacar e incendiar una oficina de la Dirección de Impuestos en el barrio de Tabarre, en el oriente de Puerto Príncipe, mientras cientos de personas marchaban en el centro de la capital hacia la sede del Parlamento.
Los nuevos disturbios ocurren mientras gran parte de la capital se encuentra paralizada por la huelga y sólo algunos vehículos y motocicletas circulaban por las calles, algunas de las cuales aún están bloqueadas por barricadas colocadas por manifestantes.
El primer ministro, Jack Guy Lafontant, se encontraba reunido con algunos miembros de su equipo para analizar la situación y no había emitido comentarios sobre los reclamos de grupos opositores que piden sus renuncie.
El secretario de Seguridad Pública de Haití, Ronsard Saint Cyr, llamó a la población a retomar sus actividades y abrir sus negocios y condenó que entre los manifestantes se encuentren personas armadas y que hayan aprovechado las protestas para robar.
Pese al llamado de las autoridades, los saqueos de negocios continuaron.
Las gasolineras y la mayoría de los negocios, bancos, mercados, oficinas públicas e incluso el hospital de la zona residencial de Petion Ville permanecían cerrados desde el fin de semana.
Varias embajadas extranjeras cerraron sus servicios mientras las líneas aéreas, que habían cancelado sus vuelos durante el fin de semana, comenzaban a reabrir tímidamente sus operaciones.
La huelga también se registra en otras localidades del norte y sur del país, como Port-de-Paix, y Jacmel, donde las carreteras permanecían bloqueadas con neumáticos en llamas.
La huelga convocada por los gremios del transporte se produce luego de los violentos disturbios registrados el fin de semana contra el anuncio del gobierno de que incrementaría a partir del 7 de julio entre 38% y 51% las tarifas de los combustibles. En el marco de las protestas murieron siete personas.
La ministra de Turismo, Emilie Menos, anunció en un comunicado la conformación de un comité para ayudar a los negocios turísticos afectados y convocará a una reunión para evaluar los daños, que incluyen la destrucción de lotes completos de autos y ataques a hoteles.
Aunque el primer ministro Lafontant revocó el sábado el incremento, los transportistas piden la renuncia del funcionario y algunos demandan la dimisión del presidente Jovenel Moïse.
El incremento de los combustibles formaba parte de un paquete de medidas recomendadas por el Fondo Monetario Internacional, que incluía reducir los subsidios a los hidrocarburos y mejorar la recaudación de impuestos para fortalecer la economía del país más pobre de América.
Saint Cyr consideró que el vandalismo y saqueo registrado el domingo no es propio de una población necesitada y daña la imagen del país.
Personal del gobierno limpiaba las calles para retirar los escombros y barricadas que habían colocados los manifestantes.
Gary Bodeau, presidente de la Cámara de Diputados, pidió en un comunicado una reunión de urgencia de los tres poderes del Estado “para restablecer la confianza del pueblo” y exigió una interpelación del primer ministro a fin de que explique la situación del país.
El presidente Moïse también se ha abstenido de comentar sobre los reclamos que piden su renuncia.
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