¿Cómo lucirá el mercado de fichajes del fútbol poscoronavirus?
¿Habrá equipos preparados para pagar 30, 40 o 50 millones de dólares por talento joven?
- Rory Smith
- - Actualizado: 23/6/2020 - 11:07 am
Comencemos con un juego. He aquí dos profecías sobre el futuro inmediato del mercado de fichajes del fútbol —ese gran bazar de regateo, rumores y burbujas— ofrecidas por dos directivos de clubes europeos.
Una suena confiada, optimista, determinada a ver rayos de luz en medio de las tinieblas. “El mercado para las jóvenes estrellas será el mismo”, afirmó. “Quizás no veamos ofertas para jugadores como Kylian Mbappé, pero, ¿habrá equipos preparados para pagar 30, 40 o 50 millones de dólares por talento joven? Eso se mantendrá”.
La otra suena un poco más pesimista. “Estoy convencido de que habrá un impacto”, afirmó. Esa persona dijo que conversó con colegas de toda Europa. Todos estaban preocupados por el panorama financiero que veían venir. Todos parecían estar convencidos de que tendrán que vender jugadores antes de poder comprar.
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“Hay muchos equipos a los que les gustaría poner a sus jugadores en el mercado para la venta y no hay muchos clubes capaces de pagar de inmediato o cumplir con sus exigencias”, afirmó el directivo. “Creo que los precios van a bajar. Quizás también los salarios”. Eso ofrece un atisbo de esperanza. “Quizás, entonces, seremos capaces de bajarlos a una base más racional y estable”, dijo.
¿Cuál de esas visiones, dirías, le pertenece a un directivo que aborda el mercado como vendedor y cuál a uno como comprador? ¿Cuál interpretación de la realidad —precisamente la misma realidad, construida con los mismos datos, cifras y conocimientos— tiene más probabilidades de pertenecerle a Michel Louwagie, director ejecutivo del club belga KAA Gent, y cuál a Karl-Heinz Rummenigge, su homólogo en el Bayern Munich?
Ese es el asunto con el mercado de fichajes: todo es un juego. Louwagie, por supuesto, quiere creer que no habrá devaluación, porque tiene un elemento valioso —el delantero canadiense Jonathan David— para ofertar. Rummenigge debe afirmar que los valores se reducirán porque el Bayern necesita abordar las negociaciones de jugadores como Leroy Sané desde una posición de supuesta debilidad.
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Ninguno de los dos, en realidad, ofrece una visión completa de cómo lucirá el primer mercado de fichajes poscoronavirus. Ninguno puede hacerlo, de hecho, porque Louwagie, Rummenigge y el resto del mundo del fútbol se dirigen a ciegas a la próxima temporada de traspasos. No podrían saberlo, porque nadie sabe con certeza cuán profundo será el impacto de la suspensión del deporte.
La mayoría de los equipos, incluso en la Liga Premier, solo generan ganancias relativamente escasas —si es que generan alguna— en comparación con sus recaudaciones. Eliminar por completo una fuente de ingresos por varios meses sería suficiente para agotar las reservas de liquidez —en los clubes con la visión suficiente para tenerlas siquiera— o para poner en rojo las cuentas.
Detener las pérdidas de los contratos de transmisión por televisión fue crucial, pero no fue la panacea. Aún queda sufrimiento. En muchos sentidos, el sufrimiento apenas está comenzando.
Lo que definirá el destino del mercado de fichajes es la respuesta de los equipos. En ese sentido, la decisión del Liverpool de no seguir buscando el acuerdo largamente esperado para firmar al delantero alemán Timo Werner del RB Leipzig es reveladora.
En el mundo del fútbol antes de la pandemia, Werner representaba un buen valor: cerca de 60 millones de dólares por un delantero de 23 años con un récord excelente y un ritmo vertiginoso. El Liverpool, por supuesto, no firmó a ningún veterano el verano pasado, pese a ganar la Liga de Campeones y reportar ingresos récord. Tenía dinero de sobra.
Tres meses después de la suspensión del fútbol, ese ya no es el caso. O, mejor dicho, podría no ser el caso: Liverpool, un club que funciona con una base mayormente autosostenible, todavía no sabe cuánto dinero tendrá disponible para gastar, porque aún no sabe con exactitud cuán grande será el déficit en sus cuentas.
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Quizás en julio o agosto tendrá una idea más clara. Quizás para ese entonces podrá aflojar un poco sus fondos. Pero por ahora, el Liverpool no tiene alternativa: como dijo su entrenador Jürgen Klopp, sería absurdo estar considerando reducciones de salario para los jugadores y miembros del personal mientras en simultáneo se gastan 60 millones de dólares en un delantero. Esos días, por ahora, han quedado en el pasado.
Werner firmará con otro equipo que tiene el dinero, gracias a un verano en el que preservó sus finanzas: el Chelsea. De hecho, es impresionante que solo se hayan realizado dos grandes acuerdos antes de la próxima temporada, cuando sea que comience: Werner para el Chelsea y Mauro Icardi, el delantero argentino, para unirse al Paris Saint-Germain (PSG) por una tarifa similar.
Por supuesto, ninguno de esos equipos son inmunes al daño financiero de la suspensión. El PSG ha estimado que sus costos estarán alrededor de los 115 millones de dólares. El hecho de que ambos equipos se hayan sentido cómodos haciendo ese gasto sugiere que están seguros de que ese déficit puede ser cubierto de varias maneras: quizás con la venta de jugadores, una carga reducida de salarios o quizás podría ser asumido por uno de los dueños.
En un verano en el que la UEFA tiene previsto flexibilizar —temporalmente, en principio— las reglas de juego limpio financiero que rigen al fútbol europeo, en un esfuerzo para permitir que los equipos sobrelleven la recesión, esto podría ser el factor decisivo en el mercado de fichajes.
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Aquellos equipos que no pueden depender de la generosidad de las riquezas privadas de sus dueños podrían tener más dificultades para invertir en fichajes. Entre ese grupo se encuentran equipos como el Liverpool, el Bayern, la Juventus y el Manchester United, entre muchos otros. Entre los equipos más holgados solo está el PSG, el Manchester City, el Chelsea y posiblemente el Real Madrid.
Quizás el fútbol necesita que esos clubes inviertan dinero para mantener algún grado de liquidez en el mercado. Quizás este es el verano en el que el modelo de funcionamiento de un club simplemente no pueda competir con otro. Nadie lo sabe, no todavía. La realidad aún puede ser lo que quieras que sea. El juego apenas está comenzando.
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