Las verdaderas razones por las que el parto humano es doloroso
Actualizado 2017/01/04 14:46:49
- Redacción / @PanamaAmerica
Los científicos empezaron a pensar sobre el problema del parto humano a mediados del siglo XX.

Dar a luz puede ser un proceso largo y doloroso. También puede ser mortal. La Organización Mundial de la Salud estima que cerca de 830 mujeres mueren cada día por complicaciones durante el embarazo y el nacimiento, y este dato es un 44% menor que en 1990.
"Los datos son espeluznantes", asegura Jonathan Wells, quien estudia nutrición infantil en la University College de Londres, en Reino Unido.
"Es extremadamente raro en las madres mamíferos el pagar un precio tan alto por tener prole".
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Los científicos empezaron a pensar sobre el problema del parto humano a mediados del siglo XX. Pronto se les ocurrió una idea que parecía explicar lo que pasaba. El problema empezó, dijeron entonces, con los miembros más antiguos de nuestra línea evolutiva, los homínidos.
Los fósiles de homínidos más antiguos encontrados hasta ahora son de hace siete millones de años.
Pertenecen a animales que compartían poco con nosotros, excepto quizás una característica: algunos investigadores piensan que, incluso en esta fase temprana, los homínidos caminaban derecho sobre dos piernas.
Para andar de forma eficiente sobre dos piernas, el esqueleto de los homínidos tenía que ser empujado y tirado hacia una nueva configuración, y esto afectó a la pelvis.
La mayor parte de los homínidos caminaban de pie
En la mayoría de los primates, el canal del parto en la pelvis es relativamente recto. En los homínidos empezó pronto a tener un aspecto muy distinto.
Las caderas se hicieron relativamente estrechas y el canal del parto se distorsionó, un cilindro que variaba en tamaño y forma en sus distintas partes.
Así que desde un punto temprano de nuestra prehistoria, los bebés homínidos tuvieron quizás que retorcerse y dar vueltas para pasar a través del canal. Esto hubiera hecho el parto una tarea mucho más difícil que antes.
El problema de los cerebros grandes
Luego, las cosas se complicaron aún más.
Hace dos millones de años, nuestros antepasados homínidos empezaron a cambiar de nuevo.
Perdieron sus características más propias de los simios, como un cuerpo relativamente corto, unos brazos largos y un cerebro pequeño. Y en su lugar empezaron a tener características más humanas, como unos cuerpos más largos, unos brazos más cortos y unos cerebros más grandes.
Este último trazo en particular fue una mala noticia para las hembras de homínido.
Los bebés nacen siendo vulnerables
Los adultos con cerebro grande empiezan la vida como bebés con cerebro grande, así que la evolución entró en conflicto consigo misma.
Por un lado, las hembras de homínido tenían que mantener una pelvis estrecha con un canal del parto restringido para poder andar eficientemente y sobre dos piernas.
Pero al mismo tiempo los fetos estaban evolucionando para tener cabezas más grandes, que cada vez se amoldaban peor a esas pelvis más estrechas.
El nacimiento se convirtió en algo penosamente doloroso y potencialmente letal, y sigue siéndolo hoy en día.
En 1960, un antropólogo llamado Sherwood Washburn le dio nombre a esta idea: el dilema obstétrico.
Los científicos pensaban que esto explicaba el problema de los partos humanos de forma perfecta y muchos de ellos todavía lo piensan.
¿Otros factores?
Pero a algunos, entre ellos Wells, ya no les satisface esta explicación. En los últimos cinco años, Wells y otros investigadores han empezado a cuestionar la clásica historia del dilema obstétrico.
Creen que la idea de Washburn es demasiado simplista y que hay una serie de otros factores que también contribuyen al problema del parto.
Holly Dunsworth de la Universidad de Rhode Island, en Kingston, EE.UU., empezó a interesarse por el dilema cuando todavía estaba estudiando.
"¡Pensé que era tan apasionante!, iba a encontrar evidencia que apoyara el dilema obstétrico", dice.
Los embarazos humanos duran 37 días más de lo que lo harían para un simio de nuestro tamaño.
"Pero pronto todo se derrumbó".
"Cuando Washburn escribió el artículo, lo que estaba diciendo es que el dilema obstétrico se solucionaba dando a luz a en una fase relativamente temprana de desarrollo", dice Wells.
La explicación parece lógica. Cualquiera que haya tomado en brazos a un recién nacido puede apreciar lo subdesarrollados y vulnerables que son.
La visión estándar es que otros primates aguantan más sus embarazos y dan a luz a bebés más avanzados en su desarrollo.
Pero, según Dunsworth, esto simplemente no es cierto.
"Tenemos bebés más grandes y embarazos más duraderos de lo que se esperaría", dice ella.
Los embarazos humanos duran 37 días más de lo que lo harían para un simio de nuestro tamaño.
Y lo mismo es aplicable al tamaño cerebral.
¿Qué efecto ha tenido el que caminemos sobre dos piernas?
Y hay otros problemas con las asunciones de Washburn, como la de que el tamaño y forma de la pelvis humana, y sobre todo el de la mujer, están muy restringidos por nuestro hábito de andar sobre dos piernas.
Variaciones entre mujeres
En 2015, Anna Warrener de la Universidad de Harvard, y sus colegas cuestionaron esta asunción.
Coleccionaron datos metabólicos de hombres y mujeres voluntarios y vieron que los que tenían caderas más anchas no eran menos eficientes caminando y corriendo que el resto, por lo que no parece haber nada que impida que los humanos evolucionen para tener caderas más anchas y hacer más fácil el parto.
"La premisa básica del dilema obstétrico, que tener una pelvis pequeña o estrecha es mejor para la eficiencia biomecánica, es probablemente incorrecta" dice Helen Kurki, de la Universidad de Victoria en British Columbia, Canadá.
Si la pelvis femenina está gobernada por dos fuerzas opuestas, la necesidad de ser más estrecha para caminar y de ser más amplia para parir, entonces el tamaño del canal de parto debería variar poco entre mujeres.
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