La perturbadora carta que Marilyn Monroe le escribió a su psiquiatra
Actualizado 2017/07/18 11:05:29
- Redacción/ @PanamáAmerica
Marilyn Monroe fue internada sin su consentimiento por órdenes de su médico de cabecera Marianne Kris en 1961.

Marilyn Monroe. Foto/ AP
Pese a su belleza, fama y fortuna Marilyn Monroe era una mujer triste y deprimida, esta última condición la llevó a permanecer cuatro días encerrada en el manicomio de Payne Whitney en la ciudad de Nueva York (EE.UU.), en 1961.
Monroe fue internada sin su consentimiento por órdenes de su médico de cabecera Marianne Kris. Fue allí donde relató la perturbadora experiencia que vivió en una carta dirigida a su psiquiatra Ralph Greenson, el mismo que un año después la encontró sin vida.
La carta fue subastada en 5,000 dólares y éstos son algunos fragmentos de su escrito.
“Anoche estuve despierta toda la noche otra vez. A veces me pregunto para qué son las noches. Casi no existen para mí, todo me parece un día largo y horrible.
Me pusieron en una ‘celda’ para pacientes deprimidos muy perturbados, excepto que yo me sentía en una especie de prisión por un crimen que no había cometido.
Me preguntaron por qué no era feliz ahí. Respondí: ‘Bueno, tendría que estar loca si me gustara aquí.
La inhumanidad ahí me pareció arcaica. Todo estaba bajo llave. Las puertas tienen ventanas para que los pacientes estén visibles todo el tiempo, además, la violencia y las marcas de pacientes anteriores todavía permanecen en las paredes.
Había mujeres que gritaban en sus celdas. Quiero decir, gritaban cuando la vida era inaguantable para ellas, supongo.
Me preguntaron por qué sentía que era ‘diferente’ a los demás pacientes, así que decidí que, si realmente eran así de estúpidos, debía darles una respuesta muy simple, y les dije: ‘Solo lo soy’.
El hombre ha llegado hasta la luna, pero no parece estar interesado en el latiente corazón humano.
Sé que nunca seré feliz, pero sé que puedo ser alegre.
Me senté en la cama tratando de descifrar qué haría si me encontrara en la misma situación en una improvisación actoral.
Así que me di cuenta que tenía que armar un escándalo para recibir atención, tomé una silla y la golpeé contra el cristal, fue difícil porque nunca había roto nada en mi vida intencionalmente”.
“Les dije que si no me dejaban salir de aquí me haría daño, pero nunca lo haría. Nunca me marcaría. Soy así de vanidosa”.
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