Hay oposición al posible impacto que tendrá el comercio y el medioambiente
Washington, Bruselas y Berlín tratan de aplacar suspicacia sobre tratado
- Berlín (EFE)
Berlín, Washington y Bruselas trataron ayer de aplacar las suspicacias ciudadanas ante el futuro acuerdo de libre comercio transatlántico (TTIP), subrayando que favorecerá a las pymes

Berlín, Washington y Bruselas trataron ayer de aplacar las suspicacias ciudadanas ante el futuro acuerdo de libre comercio transatlántico (TTIP), subrayando que favorecerá a las pymes
Pasos
- El ministro de Economía de Alemania, Sigmar Gabriel, advirtió que Bruselas y Washington deben llevar a cabo las negociaciones de forma transparente y cimentarlas sobre una necesaria legitimidad democrática, dos de las críticas que ha recibido el proceso desde sus primeros pasos.
- Los escépticos del TTIP en Alemania alertan sobre los riesgos a la privacidad derivados —fruto de la difusión de las escuchas masivas de EE.UU.— y la entrada en Europa de alimentos modificados genéticamente, además de exigir que se regulen los mercados financieros.
- Consideró que no es especialmente inteligente que aquellos que desean estándares comerciales, laborales y medioambientales internacionales se opongan radicalmente a este acuerdo.
Berlín, Washington y Bruselas trataron ayer de aplacar las suspicacias ciudadanas ante el futuro acuerdo de libre comercio transatlántico (TTIP), subrayando que favorecerá a las pymes, reforzará la competitividad de occidente y no rebajará los estándares medioambientales o laborales.
En un encuentro en Berlín con representantes sociales y ONG de Alemania, los Gobiernos de EE.UU. y Alemania y la Comisión Europea (CE) rebatieron las críticas de quienes alertan de la llegada de alimentos modificados genéticamente, la destrucción de la industria cultural continental y la reducción de la protección laboral y medioambiental.
Pese a sus diferencias, el comisario europeo de Comercio, Karel De Gucht; el representante de comercio exterior estadounidense, Michael Froman, y el ministro de Economía alemán, Sigmar Gabriel, presentaron un frente unido.
De Gucht destacó que un acuerdo de este tipo favorecerá especialmente a las pymes, que tendrán que afrontar menores barreras aduaneras, y propiciará que EE.UU. y la UE sigan siendo referente global a la hora de fijar estándares.
Los costos regulatorios son particularmente caros para las pymes, aseguró el comisario, convencido de que un TTIP ambicioso, con estándares comerciales, medioambientales, laborales y de seguridad, impulsará el crecimiento económico y el empleo a ambos lados del Atlántico.
Froman insistió en que los principales beneficiarios del acuerdo serían las pequeñas y medianas empresas exportadoras y en que el pacto comercial fomentaría la innovación y la competitividad.
En cuanto a las diferencias en materia regulatoria, indicó que ambas regiones, pese a las divergencias legales, mantienen unos estándares de alta calidad, por lo que el nivel de protección para los consumidores es similar. Frente a estas pequeñas diferencias, Froman destacó el costo masivo de las barreras arancelarias y no arancelarias entre ambos bloques.
El TTIP, dijo, no promueve la desregulación, sino aplicar una regulación más inteligente y avanzar unos estándares globales que permitan extender a nivel internacional los valores comunes de Estados Unidos y la Unión Europea.
Apuntó que la industria automovilística alemana paga 1,000 millones de euros ($1,387 millones) cada año en las aduanas de EE.UU., por lo que el pacto reduciría esos aranceles.
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