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Para que el crowdsourcing funcione, todos necesitan una voz igualitaria
- Joshua Becker y Edward “Ned” Smith
La sabiduría de las multitudes puede prevalecer incluso cuando las posibilidades están en su contra. Los líderes pueden alentar a las personas a comunicarse y compartir información, asegurando así que el grupo llegue a la mejor solución.
La sabiduría de las multitudes puede prevalecer incluso cuando las posibilidades están en su contra. Los líderes pueden alentar a las personas a comunicarse y compartir información, asegurando así que el grupo llegue a la mejor solución.
¿Qué tan útil es la sabiduría de las multitudes? Durante años se ha reconocido que produce predicciones increíblemente exactas: La creencia es que cuando grandes números de personas hacen pronósticos independientes, sus errores no se correlacionan y eventualmente se anulan entre sí.
Investigadores y comentaristas han argumentado que la sabiduría de las multitudes es extremadamente frágil, especialmente cuando las personas están influenciadas por las opiniones de los demás y cuando las opiniones son distorsionadas por sesgos cognitivos. En nuevas investigaciones, nosotros y nuestros colegas nos enfocamos en estas suposiciones y encontramos que la sabiduría de las multitudes es más robusta de lo que solía pensarse, incluso puede resistir el pensamiento grupal de personas con opiniones similares. Sin embargo, para mantener su exactitud, todos los miembros del grupo deben tener una voz en igualdad, sin que una persona domine.
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En nuestro estudio teorizamos que el verdadero culpable de afectar la sabiduría de las multitudes es un fenómeno conocido como redes “centralizadas” – grupos que están excesivamente influenciados por líderes de opinión. En estos casos, es probable que ocurra el pensamiento de grupo. Creamos un modelo para probar una dinámica diferente – a la que llamamos redes “descentralizadas” – en los que las personas pueden comunicarse de forma igualitaria entre sí compartiendo información y opiniones. Teorizamos que este tipo de “información social” permitiría que las personas alcanzaran gradualmente un consenso, conforme sus opiniones se vuelven más similares, y mantendría la exactitud de la sabiduría de las multitudes.
Probamos nuestra teoría con una serie de desafíos de cálculo que iban desde el clásico de calcular el número de caramelos en un tarro, hasta estimar el costo de bienes de consumo, con 34 grupos de 40 personas, divididas entre redes centralizadas y descentralizadas. En las redes centralizadas, la exactitud del grupo dependía enteramente de la exactitud de algunos influencers. En las redes descentralizadas, la creencia u opinión promedio se volvió más exacta después de que las personas se comunicaron entre sí.
La explicación puede encontrarse en cómo opera el pensamiento social. Cuando comparten opiniones, las personas tienden a cambiar de idea con base en lo que sus pares creen, pero no todos cambian al mismo ritmo. Algunos saben que son más exactos y se mantienen firmes. Otros, que son inexactos y menos seguros, hacen mayores revisiones. Como resultado, quienes están más en lo correcto y tienen mayor solidez en sus convicciones actúan como ancla y atraen a los demás hacia ellos.
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También queríamos probar una especie de peor escenario: políticas partidistas en cámaras de eco, en donde la influencia social amplifica los sesgos partidistas y reduce la exactitud de las creencias políticas. Le preguntamos a 2,240 personas en los Estados Unidos acerca de temas como la inmigración, el desempleo y el gasto militar, con los Republicanos viendo solo a otros Republicanos y los Demócratas viendo solo a otros Demócratas. A cada persona se le preguntó dos veces: una antes de que pudieran conocer la opinión de los demás y una segunda vez después de que vieron lo que opinaron los otros. Encontramos que la influencia social incrementó la exactitud. Algo incluso más revelador, la comunicación redujo la polarización; el Demócrata promedio se volvió más similar al Republicano promedio.
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Nuestro trabajo muestra que la sabiduría de las multitudes puede prevalecer incluso cuando las posibilidades están en su contra. Para obtener las predicciones más exactas y tomar mejores decisiones, los líderes pueden alentar a las personas a comunicarse y compartir información, asegurando así que el grupo llegue a la mejor solución.
Joshua Becker es integrante postdoctoral en la Kellogg School of Management. Edward “Ned” Smith es un profesor asociado ahí.
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