Las mejores juntas directivas hacen estas cuatro cosas en forma diferente

Las revisiones de estados financieros, auditorias y actividades de cumplimiento regulatorio son parte del trabajo que realizan los miembros de las juntas directivas para mantener a la compañía en el camino correcto. Sin embargo, las juntas más exitosas hacen mucho más que esto, enfocándose en temas estratégicos más orientados al futuro y a la creación de valor.

A principios de este año, Russell Reynolds Associates encuestó a 750 directores de juntas directivas acerca de cómo priorizó su junta el tiempo y energía en los 12 meses anteriores. Cuando combinamos estos datos con insights de nuestro trabajo y discusiones con otros directores y expertos externos, lo que destacó fue un grupo al que llamamos juntas directivas “de medalla de oro”, aquellas que consideran que están operando de forma altamente efectiva y supervisan a una compañía de alto desempeño (una que ha superado los promedios de rendimiento total para los accionistas durante dos o más años consecutivos).

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Los datos respecto a este grupo son claros: Las juntas que son medallistas de oro no dedican más tiempo a su trabajo que las demás, pero lo utilizan de formas muy diferentes. Emergieron cuatro mejores prácticas para el liderazgo de la junta directiva:

— Reenfocar la agenda de la junta: Las juntas directivas con medalla de oro miran hacia adelante, no hacia atrás. Toda la junta necesita trascender una agenda llena de revisiones de estados financieros y reportes de auditorías y entender que es improbable encontrar el panorama completo en el espejo retrovisor.

Las actividades más importantes – y más efectivas – son las de prospectiva: planeación estratégica, planear la sucesión del CEO y de los directivos, además una supervisión mejorada del riesgo empresarial, las fusiones y adquisiciones. Estas actividades ayudan a la empresa a crear su futuro.

— Hacer del debate una prioridad En las juntas directivas con medalla de oro, los integrantes y presidentes de comité actuaron como facilitadores. Incentivaron una debate de alta calidad, construyeron confianza entre los directores y gerentes, buscaron activamente distintos puntos de vista y se aseguraron de que todos estuvieran contribuyendo con su experiencia y pericia. Estas actividades ayudan a garantizar que la junta obtenga el mayor valor de su tiempo junta y tome decisiones bien pensadas.

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— Brindar retroalimentación clara: Las juntas directivas con medalla de oro se aseguran de darle a los directores una clara retroalimentación respecto a su desempeño. Debería realizarse una evaluación anual de la contribución de cada director, en la que el presidente de la junta (o algún otro alto directivo) sea responsable de brindarle retroalimentación y entrenamiento lúcido y actuable a cada director. Adicionalmente, las juntas necesitan ir más allá de las evaluaciones basadas en encuestas, que casi no brindan conocimientos cualitativos respecto a la efectividad general de la junta. Una retroalimentación sólida lleva a un sólido desempeño.

— Estar presentes y listos para hablar: Cuando los directores se distraen individualmente, el desempeño general de la junta directiva se reduce. Esto no sólo se trata de ignorar los teléfonos celulares durante las reuniones. Los directivos necesitan estar atentos y ayudar a mantener enfocados a sus compañeros en los temas que analizan. La escucha activa, el hablar y alentar a los demás a hacerlo es importante. Finalmente, la disposición a expresarse y evitar el pensamiento de grupo es esencial para tomar buenas decisiones en la junta.

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Revisar los estados financieros, auditar y cumplir las regulaciones son responsabilidades de la junta, pero no constituyen su misión. Las juntas directivas más exitosas no sólo entienden esto, sino que construyen su trabajo e interacciones para reflejarlo.