Es ofrecido a algunos dioses
La pasión india por el oro
Publicado 2012/06/22 08:28:00
- Nueva Delhi/EFE
La pujanza del oro en la India se mantiene, sobre todo, gracias a la pasión sin límites existente en regiones del sur como Kerala o Tamil Nadu, y también al fuerte apego generalizado hacia el metal en el entorno rural del país.
Con un cuarto del consumo mundial, la India es el principal mercado del oro, un metal considerado un recurso seguro en el país, donde está asociado a cultos religiosos y a la ostentosa joyería de los grandes festejos tradicionales.
En pleno corazón histórico de Delhi, entre ruido de generadores, marañas de cables y ciclotaxistas, se levanta la emblemática calle Dariba Kalan, donde desde hace más de tres siglos cientos de joyeros comercian con plata, piedras preciosas y mucho oro.
Con el tiempo, la explosión demográfica ha trasladado el comercio de la joyería también a otras áreas, pero Dariba Kalan sigue siendo un epicentro de la compraventa del oro sólido, en lingotes y monedas, que el Estado adquiere en el mercado internacional.
Quizás por ello los ciudadanos acuden aún a este lugar, situado a caballo entre la majestuosa mezquita de Jama y el Fuerte Rojo, a buscar cadenas, collares, medallones o anillos en el laberinto de vitrinas, espejos y letreros llamativos del medio millar de tiendas.
"Todo el mundo quiere comprar oro en la India, sea rico o pobre. Independientemente de su casta, religión o sexo. Se compra más de lo que se puede", aseguró a Efe Vinod Sharma, encargado desde hace dos décadas en uno de los comercios más grandes de la zona.
En él trabajan en torno a un centenar de personas para atender a numerosos visitantes diarios como Kusum Gaur, una mujer que rastreaba con su hermana diferentes anillos para un regalo.
"Desde la época antigua, las mujeres están locas por comprar oro, en parte para invertir en seguridad. Se puede evaluar la prosperidad de una casa al ver las joyas de la mujer", afirmó Gaur, mientras tanteaba la posibilidad de revender unas viejas pulseras rotas.
"Ningún otro producto te da la misma tranquilidad. En cualquier momento puedes liquidar el oro, revenderlo si tienes presiones", razonó el comerciante Sharma.
La pujanza del oro en la India se mantiene, sobre todo, gracias a la pasión sin límites existente en regiones del sur como Kerala o Tamil Nadu, y también al fuerte apego generalizado hacia el metal en el entorno rural del país.
El oro es ofrecido a algunos dioses, regalado en nacimientos, cumpleaños o festejos como Diwali -"la Navidad hindú"-, y es el metal estrella de las aparatosas joyas que debe llevar cualquier novia en su fastuosa boda.
En pleno corazón histórico de Delhi, entre ruido de generadores, marañas de cables y ciclotaxistas, se levanta la emblemática calle Dariba Kalan, donde desde hace más de tres siglos cientos de joyeros comercian con plata, piedras preciosas y mucho oro.
Con el tiempo, la explosión demográfica ha trasladado el comercio de la joyería también a otras áreas, pero Dariba Kalan sigue siendo un epicentro de la compraventa del oro sólido, en lingotes y monedas, que el Estado adquiere en el mercado internacional.
Quizás por ello los ciudadanos acuden aún a este lugar, situado a caballo entre la majestuosa mezquita de Jama y el Fuerte Rojo, a buscar cadenas, collares, medallones o anillos en el laberinto de vitrinas, espejos y letreros llamativos del medio millar de tiendas.
"Todo el mundo quiere comprar oro en la India, sea rico o pobre. Independientemente de su casta, religión o sexo. Se compra más de lo que se puede", aseguró a Efe Vinod Sharma, encargado desde hace dos décadas en uno de los comercios más grandes de la zona.
En él trabajan en torno a un centenar de personas para atender a numerosos visitantes diarios como Kusum Gaur, una mujer que rastreaba con su hermana diferentes anillos para un regalo.
"Desde la época antigua, las mujeres están locas por comprar oro, en parte para invertir en seguridad. Se puede evaluar la prosperidad de una casa al ver las joyas de la mujer", afirmó Gaur, mientras tanteaba la posibilidad de revender unas viejas pulseras rotas.
"Ningún otro producto te da la misma tranquilidad. En cualquier momento puedes liquidar el oro, revenderlo si tienes presiones", razonó el comerciante Sharma.
La pujanza del oro en la India se mantiene, sobre todo, gracias a la pasión sin límites existente en regiones del sur como Kerala o Tamil Nadu, y también al fuerte apego generalizado hacia el metal en el entorno rural del país.
El oro es ofrecido a algunos dioses, regalado en nacimientos, cumpleaños o festejos como Diwali -"la Navidad hindú"-, y es el metal estrella de las aparatosas joyas que debe llevar cualquier novia en su fastuosa boda.
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