Mundo de Negocios
La opinión de las empresas petroleras sobre la caída de los precios: ‘desastrosa, devastadora’
- Clifford Krauss
Aquella poderosa industria petrolera de otros tiempos ahora se está reduciendo a gran velocidad en todo el mundo, resguardándose en modo supervivencia.
Una gran caída en los precios energéticos sería una bendición para los consumidores. Foto: Pixabay
Debido a que la pandemia del coronavirus ha eliminado casi por completo los desplazamientos en transporte público y los viajes, la demanda de energía está cayendo y las empresas petroleras desde Argelia hasta el oeste de Texas están recortando sus presupuestos. Las refinerías están reduciendo la producción de gasolina, diésel y combustible para aviones. Los operadores de los oleoductos les están diciendo a los productores que pueden enviar el crudo solo si hay un comprador dispuesto a aceptar el combustible porque los tanques de almacenamiento se están llenando rápido. Y las empresas petroleras de Estados Unidos están abandonando las plataformas, despidiendo a los equipos de fracturación hidráulica y comenzando a cerrar los pozos.
Con la desaceleración de la economía mundial, se podría perder hasta el 20 por ciento de la demanda petrolera (20 millones de barriles al día), de acuerdo con la Agencia Internacional de Energía. Eso es casi el equivalente a eliminar todo el consumo de Estados Unidos. Para empeorar aún más la situación, Arabia Saudita y Rusia están aumentando la producción petrolera, pues quieren recuperar la participación en el mercado que ganaron las empresas petroleras de Estados Unidos cuando aumentaron su producción y sus exportaciones en años recientes.
El gobierno de Trump ha intentado convencer a Arabia Saudita y Rusia de que deberían reducir la producción para que se pueda estabilizar el mercado petrolero; el presidente Trump y el presidente de Rusia, Vladimir V. Putin, conversaron sobre los mercados energéticos durante una llamada que se llevó a cabo el 30 de marzo. Sin embargo, la demanda de energía que fue destruida por el virus ahora eclipsa cualquier cosa que pudieran hacer Arabia Saudita y Rusia para reducir sus exportaciones.
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Los precios de referencia del petróleo a nivel mundial se encuentran más o menos en 20 dólares por barril —niveles que no se habían visto en una generación— y los precios regionales en el oeste de Texas y Dakota del Norte han caído todavía más, a unos diez dólares por barril. Esto es alrededor de una cuarta parte del precio que los operadores de petróleo de esquisto suelen necesitar para cubrir los costos de extracción de petróleo del suelo. Si persisten estos precios, será inevitable una enorme ola de quiebras para finales del año, según comentan los expertos.
“El panorama es lúgubre”, comentó Trent Latshaw, presidente de Latshaw Drilling, una empresa de servicios petroleros activa en Texas y Oklahoma que en la actualidad está usando tan solo diez de sus 41 plataformas.
En total, se espera que en 2020 las inversiones mundiales en exploración y producción pierdan 100.000 millones de dólares, es decir, que haya un 17 por ciento menos de inversión que el año pasado, de acuerdo con Rystad Energy, una firma de consultoría e investigación con sede en Oslo.
En meses recientes, los precios de las acciones de grandes empresas como Exxon Mobil, ConocoPhillips y Chevron se han reducido casi a la mitad, mientras que las acciones de firmas más pequeñas con balances menos saludables han caído todavía más.
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En tiempos ordinarios, una gran caída en los precios energéticos sería una bendición para los consumidores, quienes tendrían más dinero después de llenar sus autos y camionetas. Sin embargo, mucha gente no tiene a dónde ir y las gasolineras reportan una caída en las ventas aunque el precio promedio de la gasolina a nivel nacional ha bajado a menos de dos dólares por galón (un poco más de 0,5 dólares por litro), de acuerdo con AAA.
Y tal vez solo sea el comienzo de la crisis. En una señal de que la industria espera una disrupción duradera, Phillips 66 ha puesto en pausa dos proyectos de oleoductos que conectarán los yacimientos petroleros del oeste de Texas con las refinerías de la costa del Golfo y las terminales de exportación.
Occidental, Chevron, Pioneer Natural Resources, Parsley y otras empresas petroleras están reduciendo drásticamente las operaciones en la cuenca Pérmica de Texas y Nuevo México, el epicentro del auge en la producción de petróleo de esquisto en Estados Unidos. Schlumberger y otras grandes empresas de servicios están despidiendo personal y dando permisos a miles de trabajadores.
La situación no es mejor en otras partes del mundo. Con más petróleo del que pueden vender, algunos de los principales países productores como Nigeria, Brasil, Ecuador, Angola y Canadá tienen tan solo unas pocas semanas de almacenamiento disponible antes de que los sistemas de oleoductos den marcha atrás y se deba restringir la producción.
Incluso Arabia Saudita y Rusia —países que ayudaron a desencadenar el colapso en los precios del petróleo con sus decisiones recientes de aumentar la producción en vez de reducirla— son vulnerables al impacto en la demanda que ha producido la pandemia. Podría haber menos compradores para el petróleo adicional que están produciendo esas naciones.
“Pueden socavar los precios en Estados Unidos, pero es probable que las refinerías no quieran más crudo”, comentó Paul Sankey, director gerente en Mizuho Securities. “Si no hay mercado, no hay mercado”.
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Los cientos de pequeñas petroleras privadas de Estados Unidos que tienen tan solo un puñado de pozos, o máximo unos centenares, corren un riesgo particular. Fueron muy rentables cuando los precios del petróleo estaban en 100 dólares por barril o más. Estas empresas son la columna vertebral de comunidades rurales en estados como Oklahoma, Texas, Luisiana y Montana. Sin embargo, ahora podrían ser una gran carga para las economías locales porque tal vez no puedan pagar los préstamos a los bancos regionales. Cabe la posibilidad de que no haya ninguna solución para esas operaciones, opinó Raoul LeBlanc, vicepresidente de IHS Markit.
“Tendremos mucha consolidación de deuda con muchos pequeños empresarios en bancarrota o uniéndose entre ellos con el objetivo de aplazar sus situaciones de deuda, reducir sus gastos y sobrevivir este periodo”, comentó LeBlanc. “Literalmente, no hay espacio para el petróleo”.
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