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La COVID-19 ha envalentonado a la fauna de Italia
- The Economist
No todas las reapariciones han sido bienvenidas. Se ha aconsejado a los residentes no solo que se queden en casa, sino que se abstengan de dejar fuera basura que pueda atraer al animal más buscado de Italia.
Un lobo sale a hurtadillas de un parque en Sesto Fiorentino, un centro industrial cerca de Florencia. Los ansarinos pasean detrás de sus madres por las calles desiertas de Treviso. Unos gamos invaden un campo de golf en Cerdeña y se dan un chapuzón en la piscina del club. Cuando el 13 de abril los italianos entraron en la sexta semana del confinamiento más largo de Europa por la COVID-19, una cosa que los animaba era la visión de animales en espacios que los seres humanos habían abandonado temporalmente.
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En Cagliari, en Cerdeña, se sabe que los delfines nariz de botella esperan en la boca del puerto para jugar después de la salida de los barcos de motor. Pero desde el cierre de emergencia algunos han entrado directamente al puerto, donde han sido grabados nadando por aquí y por allá bajo un muelle, mirando a los humanos que están arriba. Un fenómeno similar se ha observado en Trieste. “Un no científico podría especular que los delfines están pensando: ‘¿Por qué ya no se mueven en sus barcos?’”, dice Giuseppe Bogliani, exprofesor de la Universidad de Pavía.
Bogliani advierte que no hay que asumir que la naturaleza está reclamando lo que es suyo. Algunos mamíferos, como los zorros, quizá ya estaban en las ciudades, merodeando sin ser detectados por la noche. Un águila dorada que fue vista volando por encima de una carretera principal en Milán planteó una pregunta diferente: “¿Está ahí por el confinamiento o la vimos por la cuarentena?”.
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No todas las reapariciones han sido bienvenidas. Se ha aconsejado a los residentes en las zonas alpinas de la provincia de Trento no solo que se queden en casa, sino que se abstengan de dejar fuera basura que pueda atraer al animal más buscado de Italia, un oso pardo conocido por los científicos como M49 y por el público como Papillon (debido a que el año pasado se escapó por tres vallas electrificadas). Recibe ese apodo en honor a Henri Charrière, el único hombre que escapó de la colonia penal francesa en la Isla del Diablo. Al igual que el difunto Charrière, el oso tiene un sustancioso historial criminal, que incluye allanamiento de morada (casas y refugios alpinos) y ataques al ganado. El año pasado, el gobierno de Trento emitió una orden para la captura de Papillon. Ahora ha sido visto dirigiéndose a la región de Véneto, que (aún) no ha emitido una orden. Qué oso tan astuto.
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