El marañón, una fruta altamente productiva
Publicado 2006/03/25 00:00:00
- Roberto N. Méndez
PANAMÁ DISFRUTA de ventajas naturales comparativas que le permitirían ser altamente competitivo en muchos productos agrícolas afines al clima tropical. A punto de iniciarse la estación lluviosa del 2006, uno de los productos agrícolas con potencial comercial es el conocido "marañón".
Al marañón, la única fruta que lleva la semilla expuesta en el exterior, le encanta el clima tropical de tierras bajas; cualquiera puede comprobarlo visitando las afueras de la ciudad de Panamá, donde es común encontrar este árbol, que crece silvestre y sin mayor atención.
El marañón (en inglés denominado "cashew"), tiene un potencial comercial significativo.
La organización TechnoServe (www.technoserve.org) estimó en el año 2004 que la demanda mundial por corazones de pepita de marañón asciende a 200, 000 toneladas métricas, y que crecería de 5 a 8% por año hasta el año 2009.
Algunos países, en su mayoría africanos, solamente exportan la semilla cruda; opcionalmente puede extraerse y procesarse el corazón (en inglés denominado "kernel") y exportarse a Estados Unidos, Europa, China e India (los principales importadores mundiales).
Esto último resulta mucho más rentable: mientras que el precio internacional de la tonelada del corazón de la semilla se vende a $4, 500 ($4.50 el kilo), la tonelada de semilla no procesada oscila entre $500 y $700 ($0.50 a $0.70 el kilo).
También puede aprovecharse o comercializarse el resto de la fruta; una forma sería utilizarla como alimento de animales (cerdos, peces criados en estanque u otros). Otra sería extrayendo, procesando y embotellando el jugo (para fabricar, por ejemplo, vino de marañón o concentrado). Pueden también prepararse sabrosos dulces.
Datos de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) indican que, utilizando las variedades de semillas más productivas, una hectárea podría rendirle más de 2, 000 kilos de semillas de marañón por año.
La semilla no procesada en este caso, a los precios mencionados arriba, generarían un ingreso bruto de hasta 2, 000 x $0.70 > $1, 400; el corazón procesado podría rendirle algo menos de 2, 000 x $4.50 > $9, 000 por hectárea por año.
En adición a esto, el resto de la fruta, aprovechada de distintas maneras, podría generarle ingresos adicionales.
Indica también el organismo que el espaciamiento para el cultivo fluctúa entre 6 y 10 metros cuadrados por árbol, y que es posible aprovechar las "avenidas" entre las hileras de árboles para desarrollar cultivos temporales como arroz, maíz o sorgo.
La primera fase del proyecto podría orientarse a exportar la semilla y las frutas no procesadas. La segunda fase podría orientarse a cocinar las semillas y empacarlas y exportarlas a países más avanzados, vendiendo parte de la producción localmente.
Aún cuando teóricamente el gobierno panameño favorece la exportación de productos no tradicionales, en la práctica no respalda adecuadamente el cultivo de dichos productos, especialmente en el caso de productores pequeños. Es así que el Ministerio de Desarrollo Agropecuario de Panamá carece de toda información técnica sobre el marañón. El inversionista interesado tendrá por tanto que recurrir a agencias internacionales, como son las citadas FAO y TechnoServe, accesibles vía Internet.
(*) Roberto N Méndez es profesor de economía en la Universidad de Panamá y socio de Consultores del Istmo (consultoresdelistmo@lycos.com).
Al marañón, la única fruta que lleva la semilla expuesta en el exterior, le encanta el clima tropical de tierras bajas; cualquiera puede comprobarlo visitando las afueras de la ciudad de Panamá, donde es común encontrar este árbol, que crece silvestre y sin mayor atención.
El marañón (en inglés denominado "cashew"), tiene un potencial comercial significativo.
La organización TechnoServe (www.technoserve.org) estimó en el año 2004 que la demanda mundial por corazones de pepita de marañón asciende a 200, 000 toneladas métricas, y que crecería de 5 a 8% por año hasta el año 2009.
Algunos países, en su mayoría africanos, solamente exportan la semilla cruda; opcionalmente puede extraerse y procesarse el corazón (en inglés denominado "kernel") y exportarse a Estados Unidos, Europa, China e India (los principales importadores mundiales).
Esto último resulta mucho más rentable: mientras que el precio internacional de la tonelada del corazón de la semilla se vende a $4, 500 ($4.50 el kilo), la tonelada de semilla no procesada oscila entre $500 y $700 ($0.50 a $0.70 el kilo).
También puede aprovecharse o comercializarse el resto de la fruta; una forma sería utilizarla como alimento de animales (cerdos, peces criados en estanque u otros). Otra sería extrayendo, procesando y embotellando el jugo (para fabricar, por ejemplo, vino de marañón o concentrado). Pueden también prepararse sabrosos dulces.
Datos de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) indican que, utilizando las variedades de semillas más productivas, una hectárea podría rendirle más de 2, 000 kilos de semillas de marañón por año.
La semilla no procesada en este caso, a los precios mencionados arriba, generarían un ingreso bruto de hasta 2, 000 x $0.70 > $1, 400; el corazón procesado podría rendirle algo menos de 2, 000 x $4.50 > $9, 000 por hectárea por año.
En adición a esto, el resto de la fruta, aprovechada de distintas maneras, podría generarle ingresos adicionales.
Indica también el organismo que el espaciamiento para el cultivo fluctúa entre 6 y 10 metros cuadrados por árbol, y que es posible aprovechar las "avenidas" entre las hileras de árboles para desarrollar cultivos temporales como arroz, maíz o sorgo.
La primera fase del proyecto podría orientarse a exportar la semilla y las frutas no procesadas. La segunda fase podría orientarse a cocinar las semillas y empacarlas y exportarlas a países más avanzados, vendiendo parte de la producción localmente.
Aún cuando teóricamente el gobierno panameño favorece la exportación de productos no tradicionales, en la práctica no respalda adecuadamente el cultivo de dichos productos, especialmente en el caso de productores pequeños. Es así que el Ministerio de Desarrollo Agropecuario de Panamá carece de toda información técnica sobre el marañón. El inversionista interesado tendrá por tanto que recurrir a agencias internacionales, como son las citadas FAO y TechnoServe, accesibles vía Internet.
(*) Roberto N Méndez es profesor de economía en la Universidad de Panamá y socio de Consultores del Istmo (consultoresdelistmo@lycos.com).
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