Panamá
Crecimiento económico panameño no ha sido inclusivo
Profesores de Incae realizaron un análisis de la situación de la economía de Panamá y porqué a pesar del crecimiento no existe estabilidad política.
- Redacción / [email protected] / @PanamaAmerica
- - Actualizado: 04/5/2024 - 11:20 am
Las elecciones del próximo domingo en Panamá podrían ser las más importantes desde que el país regresó a la democracia en 1989, pues tienen lugar en un contexto caracterizado por la incertidumbre y una alta complejidad política, económica y social, plantearon los profesores de Incae, Arturo Cruz y Natalia Chaves, citados por el diario costarricense La República.
Los especialistas realizaron una cronología de como el país se posicionó en la región como uno de los principales en crecimiento económico.
Panamá América reproduce el análisis de estos expertos de Incae sobre la actual situación económica y los retos para superar los obstáculos que enfrenta.
En las últimas tres décadas, Panamá ha presentado un robusto crecimiento económico, destacando entre los mayores a nivel mundial; muy por encima de los niveles alcanzados por los países de la región centroamericana y latinoamericana, superior al crecimiento registrado por las economías avanzadas, así como las emergentes y únicamente superado por el sobresaliente crecimiento de China.
La producción por habitante se duplicó en menos de una década (2010-2018) y para el 2023 se estimó en más de $18 mil, solo superado por Uruguay en América Latina.
Entre 1990 y 2023 la economía panameña creció a una tasa promedio del 5.7% y no se contrajo un solo año, hasta 2020, cuando el impacto económico y social producto del covid-19 provocó una caída de -17.7% en su producción, con lo que resultó el país centroamericano más afectado por la pandemia.
La recuperación postpandemia ha sido notable (11.4% promedio anual), aunque se espera que el crecimiento del PIB caiga en 2024 al 1.7% anual y empiece a recuperarse a partir del 2025.
Para el periodo 2025-2028, se esperan tasas de crecimiento del 4%, que, si bien serían alentadoras para otras economías latinoamericanas, para los panameños resultan insuficientes.
Este notable crecimiento económico se alcanzó sobre la base de un auge sin precedentes en las inversiones públicas y privadas y la conservación de un ambiente macroeconómico estable.
La ampliación del Canal de Panamá, por el que transita el 5% del comercio mundial, y del aeropuerto de Tocumen, son muestra de la gigantesca inversión pública de los últimos años.
Beneficiados por estas obras, se desarrollaron los sectores de servicios y logística, así como el sobresaliente sector financiero, gracias a las atractivas ventajas fiscales que ofrece el país. Como resultado, Panamá se ha convertido en un punto estratégico del comercio mundial, así como en un centro financiero de relevancia internacional.
La Inversión Extranjera Directa (IED) es otro dinamizador de la economía, destacando los sectores de logística, transporte y servicios financieros. En 2023 la IED superó los $2,500 millones (3.3% del PIB), posicionando al país como el segundo receptor en Centroamérica, - solo superado por Costa Rica - y entre los principales destinos en América Latina.
La estabilidad macroeconómica y en especial la salud de sus finanzas públicas han sido claves para generar confianza en el mercado internacional.
Entre 2007 y 2019 el déficit público promedió -1.5% del PIB. En 2020, el déficit se disparó a -10.2% por las medidas fiscales anticíclicas para contrarrestar la caída de la actividad económica, pero rápidamente se logró estabilizar y para el 2023 fue del 3% del PIB.
La estabilidad fiscal se ha logrado a pesar de ser Panamá el país de Centroamérica con la carga tributaria (incluye únicamente impuestos) más baja, menos de la mitad del promedio para la región. Los bajos ingresos tributarios se compensan en parte con los ingresos no tributarios, principalmente los aportes del Canal de Panamá.
En 24 años, el Canal de Panamá ha aportado más de $27 mil millones, lo cual ha permitido financiar cuantiosas inversiones públicas. Aún con los aportes del Canal de Panamá - que representan en promedio el 3% del PIB -, los ingresos del sector público son relativamente bajos.
Para 2023 los ingresos del Sector Público No Financiero (SPNF) como proporción del PIB alcanzaron 17.9%, 7.7 puntos porcentuales menos que su vecino Costa Rica.
Si bien, se espera que, respaldado por la dolarización, el gobierno mantendrá un buen acceso al mercado de capital, de no mantenerse una firme tendencia a la baja en los niveles de endeudamiento, los costos de financiamiento podrían aumentar.
En marzo del 2024, la calificadora de riesgo Fitch Ratings rebajó la calificación crediticia de Panamá, con lo cual, por primera vez en 13 años, perdió su grado de inversión.
Los instrumentos soberanos panameños aún mantienen su grado de inversión con Moody’s y Standard & Poor’s, aunque a partir del 2020 ambas han rebajado su calificación de riesgo crediticio.
La rebaja de la calificación crediticia refleja los desafíos fiscales y de gobernanza que se han visto agravados por los acontecimientos que rodearon el cierre de la mina más grande del país.
A finales del 2023, los panameños se organizaron en protestas masivas en rechazo a una extensión de un contrato con la minera canadiense First Quantum Minerals.
Después de que la Corte Suprema dictaminó que el contrato era inconstitucional, el gobierno cerró la mina, que aportaba 1% de la producción de cobre a nivel mundial, representaba cerca del 5% del PIB de Panamá, empleaba 40 mil personas directa e indirectamente y aportaba 0.5% del PIB en ingresos tributarios.
Esta no es la primera vez que las protestas sociales paralizan el país en los últimos años. En 2022, el aumento de los precios de alimentos, medicinas y combustibles desbordó el descontento ciudadano.
Cabe destacar que para este año la inflación en el país canalero fue de 2.9%, mientras que el promedio para América Latina fue de 21.4% y para el mundo de 9.8%.
¿Qué explica el descontento de los panameños?
El caso panameño refleja que el progreso económico y la estabilidad política son objetivos independientes: no necesariamente el desarrollo económico conlleva estabilidad política. La política pierde su fluidez cuando la mayoría de los organizados no está de acuerdo con la distribución, sobre todo si logran movilizar a los no organizados.
Las protestas contra la minería a finales de 2023 no reflejaron únicamente la preocupación pública sobre el impacto ambiental de la mina, sino que también resaltaron un malestar más generalizado entre quienes sienten que el rápido crecimiento económico de Panamá no ha sido lo suficientemente inclusivo.
América Latina es una de las regiones más desiguales del mundo y a pesar de su sobresaliente crecimiento económico, en 2022 Panamá se colocó como el tercer país más desigual de la región, únicamente superado por Brasil y Colombia. El progreso económico y social se ha concentrado no solo en unas pocas familias, sino también en una zona geográfica muy reducida.
Las diferencias entre la capital y las provincias de menores ingresos, en especial con las comarcas Indígenas, son abismales. Las mujeres, los niños, los pueblos indígenas y las poblaciones que viven en áreas rurales son los grupos más rezagados.
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